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Quince años de (luna de) miel

María Cruz y su marido, Santi del Río, se hicieron con un pequeño negocio de elaboración de miel en el Pirineo en 2005 para evitar su desaparición.

María Cruz y su marido, Santi del Río, junto a las colmenas Oz Miel Artesanal del Pirineo.
María Cruz y su marido, Santi del Río, junto a las colmenas Oz Miel Artesanal del Pirineo.
M. C.

Cuando en el año 2005 los padres de Santi del Río decidieron abandonar la apicultura, él y su mujer no dudaron en hacerse con el pequeño negocio familiar, que a día de hoy se ha convertido en el principal sustento económico del matrimonio. "Los padres de mi marido tenían colmenas cuando él era pequeño, y también su abuelo, que las guardaba en la falsa de la casa de la montaña. Cuando ellos empezaron a dejar esta actividad, fue cuando decidimos cogerla nosotros", explica María Cruz, la otra mitad del proyecto Oz Miel Artesanal del Pirineo, ubicado en el municipio oscense de Hoz de Jaca, en pleno valle de Tena.

Los inicios

"Los primeros años con las abejas también los compaginamos con otros empleos. Yo era administrativa y Santi tenía una granja de conejos", recuerda Cruz. "Empezamos con unas 40 colmenas, que eran las que le quedaban a los padres de Santi, y hemos ido aumentando cada año este número. Actualmente contamos con unas 1.100 gracias al esfuerzo, al trabajo y a la inversión".

"Empezamos con 40 colmenas y ahora contamos con más de 1.100"

De ascendencia oscense, aunque barcelonesa de nacimiento, Cruz ha vivido los últimos 19 años en el Pirineo: "Desde que empecé a salir a los 21 con Santi", cuenta la emprendedora. Sobre los motivos que les han animado a seguir en estos últimos 15 años al frente de Oz Miel Artesanal del Pirineo, los mismos que la pareja lleva como matrimonio, Cruz destaca: "Vimos que nos gustaba a los dos, que funcionaba y que la gente también apreciaba el producto de la zona y lo demandaba. Eso es lo que nos ha animado a crecer. Seguimos con ilusión, aunque con mucho trabajo, eso sí".

"Empezamos siendo una empresa pequeña y familiar y eso que es lo que seguimos siendo. Puntualmente, cogemos a alguien para que nos eche una mano, pero principalmente estamos al frente Santi y yo", señala la emprendedora. En cuanto a los productos: "Elaboramos miel del Pirineo de las variedades romero, tomillo y ambas, que las cosechamos en la sierra de Guara, donde tenemos las colmenas en invierno y primavera, ya que hacemos trashumancia. En verano y otoño, las establecemos en los valles de Tena, Canfranc y Benasque, de donde sale la miel de milflores y la de bosque, que es, sobre todo, de encina, más oscura y más fuerte", indica.

"También producimos polen, que lo recogemos de nuestras colmenas, y lo elaboramos y comercializamos, y vendemos miel en panal, que hace años era el dulce que comían los niños. Además hacemos algunos ‘inventos’, como las mezclas de miel con jalea real, polen y propóleo, los botecitos de miel con frutos secos, o la miel dúo, que es de dos colores y queda muy vistosa», remarca la empresaria. Ellos también son quienes se encargan de la comercialización de sus productos en mercados de artesanía y ferias y de su distribución por las provincias de Huesca y Zaragoza.

"Es un trabajo duro, pero, como nos gusta, seguimos. Nuestro hijo pequeño, de seis años, dice que de mayor quiere ser apicultor, como su padre y como su madre, y nuestra hija, de 11, quiere ser veterinaria. Ojalá quieran continuar con lo que hemos hecho nosotros», concluye Cruz.

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