Heraldo del Campo

Un queso del siglo XXI que busca su raíz en las antiguas cabradas

Hace dos años, Verónica Valenzuela y Jesús García pusieron en marcha Quesos Ojos Negros, donde producen queso con la leche de sus propias cabras.

Verónica Valenzuela y Jesús García,  en el obrador donde elaboran los quesos Ojos Negros.
Verónica Valenzuela y Jesús García, en el obrador donde elaboran los quesos Ojos Negros.
Q. O. N.

Verónica Valenzuela estaba estudiando un grado de Bellas Artes en Teruel cuando comenzó a salir con Jesús García, vecino de la localidad de Villafranca del Campo (Teruel), que en aquel momento estaba al frente del rebaño de ovejas de su familia. Verónica es natural de Ojos Negros y los dos tenían muy claro que su futuro juntos tenía que estar ligado a sus pueblos.

Dicho y hecho. Jesús decidió dar un giro a su explotación ganadera y cambió las ovejas de carne por cabras de leche y Verónica dejó los pinceles, las acuarelas y las témperas y comenzó a formarse en el mundo de los quesos artesanos para aprovechar la materia prima que generaba el rebaño.

Esto ocurrió hace cerca dos años y ahora los dos son los responsables de Quesos Ojos Negros, una quesería tradicional, ubicada en el pueblo del mismo nombre, donde elaboran queso fresco y semicurado siguiendo una tradición que se remonta a través del tiempo, pues en esta localidad eran muchas las mujeres que hacían queso aprovechando la leche de las cabras que pastaban en los rebaños comunitarios, también conocidos como cabradas. «Siempre hemos tenido muy claro que queríamos quedarnos a vivir en el pueblo y la mejor opción ha sido apostar por la elaboración de quesos artesanos. Al principio, no teníamos mucha idea de cómo hacerlo, pero empezamos a acudir a cursos de formación, charlas y talleres y, poco a poco, hemos conseguido hacer un producto de calidad, cada día más valorado por los consumidores que nos dicen que sabe como los quesos de antes», indica Verónica quien insiste en la importancia de la formación para conseguir productos de calidad.

Con la teoría aprendida, llegó el momento de ponerla en práctica y para ello habilitaron el garaje de los padres de Verónica, donde cuentan con una moderna quesería acondicionada en un lugar muy original, el interior de un contenedor de camión totalmente adaptado.

«Sin la ayuda y apoyo de nuestros padres y familia hubiera sido muy difícil arrancar el proyecto porque la burocracia es muy complicada. Afortunadamente, disponíamos de un lugar para poder arrancar a la espera de poner en marcha nuestra propia quesería» indica la joven.

Eso ocurrirá dentro de unos meses, porque ya tienen el terreno comprado. En esta nueva quesería contarán con más espacio para poder dedicarse a elaborar otras variedades, como los curados o semicurados que exigen más tiempo de maduración.

Mientras esto ocurre, Verónica recorre todas las semanas los principales pueblos de la comarca del Jiloca para llevar sus quesos artesanos a las carnicerías y tiendas donde comercializan estos productos.

«La demanda cada vez es mayor porque la gente valora mucho la calidad de lo que come. Y en este caso, los quesos están elaborados con leche de cabras que salen a pastar todos los días de la mano de Jesús por Villafranca del Campo. Además, mi pareja cultiva fincas de regadío, de manera que los animales disponen de una alimentación muy rica y variada que le aporta un componente especial a la leche», concluye esta joven emprendedora.

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