Bañón, la apuesta romántica ante la amenaza patente

En la parte alta de la localidad, el mirador del Jiloca permite ver buena parte de los confines de la provincia de Teruel; Manuel y María José han optado por quedarse y mostrar la belleza de su pueblo

Manuel Simón, en la terraza de El Aleph.
Manuel Simón, en la terraza de El Aleph.
Laura Uranga

Uno es arquitecto, se llama Manuel Simón; el otro fue matarife, y su nombre es Andrés Hernández. Cuando se encuentran cerca de la iglesia, en su querido Bañón, son dos vecinos intercambiando impresiones en un fresco día de otoño. "Andrés mató el último cochino en Bañón –aclara Manuel– y la profesión va en la familia". "Matarife era mi padre, y mi abuelo, y mi bisabuelo; ahora yo soy del Barça, mira el escudo que tengo en la fachada. Aunque la verdad es que me gustaba más cuando jugaba Cruyff. Por cierto, que ya he salido alguna vez en la tele".

Manuel y su esposa, María José Lucia, llevan la casa rural El Aleph (la primera letra del alfabeto hebreo; no es por Borges) en Bañón. Manuel tiene raíces en el pueblo por vía materna y paterna, pero nació en Suiza. "Soy hijo de la emigración española. Vine al mundo en Biel, en el cantón de Berna; mi padre era psicólogo y se especializó en la técnica del test de Rorschach, el de las famosas láminas. A los tres años mis padres decidieron mudarse a Valencia; mi madre añoraba el sol, y quería que yo creciese en España. Mi padre abrió consulta de psicología, mi madre trabajaba de enfermera y yo estudié arquitectura en Valencia, sin perder contacto con el pueblo, aunque no teníamos casa propia".

Manuel llevaba a Bañón en las entrañas. "Trabajé en un despacho con un profesor mío, pero quería independizarme y establecerme en el pueblo. Poner la casa rural ha sido un plus; no teníamos propiedades en el pueblo, pero en una visita mi padre tuvo la idea de pasarse por los cerros del pueblo, fichar eras que no quería nadie y se fijó en tres para hacer una pequeña vivienda. Luego la restauré yo. Era un pajar, hicimos unas extensiones de unos 45 metros cuadrados; dos habitaciones dobles, un baño y espacios comunes bien aprovechados, con el mirador y unas grandes vistas, hasta Guadalajara y el Moncayo".

Es mejor... si hay sustento

Lo de Manuel en Bañón fue llegar (en 1994) y coger el bastón en mando: en 1995 lo eligieron alcalde. "Estuve 16 años en el ayuntamiento como primer edil y concejal. Conocí a María José, nos casamos, tuvimos dos hijos... enseguida vimos claro que era un buen sitio para formar familia; de hecho, es el sitio ideal, si tienes un medio de vida. La vida diaria es mucho mejor en Bañón que en una gran ciudad. No me sirve el argumento de las alternativas de ocio o compras; cuando quiero ir, voy. Tengo Ikea y los cines de Puerto Venecia a 45 minutos, Valencia está cerca, Teruel también, Calamocha y Monreal son centros de servicios a tiro de piedra… no nos podemos quejar por eso".

Manuel cree en la integración de profesionales para sacar adelante proyectos, y supo verle las orejas al lobo. "Cuando un estructurista me dijo que cada vez había más barbos que no se dejaban coger, refiriéndose a los pagarés, vi que llegaba el palo; se hablaba de quince años de crisis en el sector, y ya van diez. Convalidé mi título en la escuela de arquitectura de Toulouse, e hice un máster en paisaje. Viajaba mucho a Francia, y como tenía algunas obras en el Pirineo, aprovechaba los viajes. En 2013 pude adquirir vía traspaso en Epinal (en los Vosgos, cerca de Nancy) el despacho de arquitectura de un colega que se jubilaba; allí llevo cinco años, avión y tren, arriba y abajo. Ahora tengo un colega allá, tenemos aparejador y trabajo más por internet desde el pueblo; viajo menos".

A pesar de su apuesta personal, Manuel no conoce las medias tintas al hablar del pueblo y la zona. "La comarca está tocada; somos 14.000 habitantes, el 1% de la población aragonesa, y nuestras dos cabeceras, Monreal y Calamocha, han visto severamente mermada su economía. Imagínate Bañón; estamos en regresión y no parece haber muchas soluciones demográficas, como pasa en tantos otros sitios. Hay apenas un 30% de población activa, toda agrícola y ganadera, con muy poco de servicios y algún funcionario. Mi hija, que tiene 12 años, fue la primera nacida en Bañón en 25 años, todo habían sido chicos en ese intervalo. Por otro lado, estamos cerca de las cabeceras de comarca, a 15 minutos de Calamocha, el pueblo está arreglado y da una buena impresión a quienes lo visitan, pero a largo plazo... necesitamos menos palabras vanas, y más apoyos con arreglo a la pirámide poblacional".

Tareas a concejada, rescate de oficios, proyectos de presente y futuro y despliegue de color

La reforma de la iglesia de San Juan Bautista fue una buena muestra del espíritu solidario de los bañonenses. Tanto los vecinos como los hijos del pueblo residentes en otros puntos hicieron donaciones. También se funciona a concejada para otras cosas, desde partir leña a poner flores. En la época de la restauración del templo se compraron dos contenedores de barco, se aislaron por dentro y se colocaron tras la iglesia; uno recogió todos los objetos de valor y se quedó arriba, mientras que el otro se llevó a la parte baja para depositar en él los demás elementos interiores. El de abajo se llevó a un polígono industrial, pero queda uno arriba, en el jardín de la iglesia, y sirve de almacén en el cerro. "Me gustaría hacer ahí una sala de exposiciones –apunta Manuel– y lo que haría es vaciar el testero, poner un cristal en un fondo, hacer una puerta lateral... habría arte dentro y vista al paisaje, todo en uno. El mirador es una exposición permanente con cambios de color; amarillo del cereal en verano, tirando a ocre algunos años, marrón en otoño, blanco en invierno, verde en primavera". La Asociación Cultural Vanyon, nombrada con el antiguo topónimo del pueblo, efectúa cada verano trabajos de recuperación de un oficio antiguo. "Aún tenemos mayores que vuelcan su sabiduría en la revista del pueblo, ‘Grama’; no confundir con la cubana, es grama de hierba. Se suelen colocar unas placas cerámicas donde se desarrollaba cada oficio. Amado Corbatón habló del este año. También hacen concursos fotográficos, de escritura… la semana cultural previa a las fiestas es muy animada siempre".

Los imprescindibles

El ayuntamiento

El edificio consistorial de Bañón conserva en su planta baja la lonja–trinquete de tres arcos;es una de las mejores de toda la comarca. También exhibe un conjunto hidráulico con fuente, en forma de templete clásico, y abrevadero.

San Juan Bautista

La parroquia fue restaurada hace seis años, con proyecto de Ángel Pardillos; tenía dañadas las cubiertas. Su valía interior es mayor que la exterior, sobre todo sus estucados, que van en la línea de San Pedro en Teruel.

Los peirones

Bañón ha cuidado este elemento tan característico del patrimonio rural aragonés. Tiene seis, repartidos por las entradas del pueblo;San Jaun, las Armas, San Joaquín, San Pedro Mártir, la Virgen del Pilar y San Antonio.

- Ir al especial Aragón, pueblo a pueblo.



 

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