Beatriz Benabarre: "La danza libera y ayuda a luchar contra la violencia"

Beatriz Benabarre (Huesca, 1963) da clases de biodanza a víctimas de violencia de género. Esta semana presenta una muestra que une baile, fotografía y poesía.

Beatriz Benabarre, en La Casa de la Mujer, ante una parte de su muestra.
Beatriz Benabarre, en La Casa de la Mujer, ante una parte de su muestra.
Oliver Duch

¿Cómo se puede bailar contra la violencia de género?

Teniendo una herramienta maravillosa como es la biodanza y en concreto la biodanza social. En el servicio de Igualdad de la Casa de la Mujer me plantearon trabajar con estas víctimas, con ellas el objetivo es su rescate y transformación como personas. También he hecho programas con grupos en la cárcel de Zuera y en la Unidad de Lesionados Medulares (ULME).

¿En qué consiste la biodanza social?

Es una técnica de desarrollo e integración humana donde trabajamos con la música, el movimiento y el grupo. Lo hacemos con músicas muy bien estudiadas para fomentar nuestros potenciales innatos: la vitalidad, la creatividad y la afectividad.

Pero usted no era bailarina.

Yo estudié Económicas y estuve 22 años trabajando en varias empresas. Por una serie de circunstancias hice el sistema de formación en biodanza hace ocho años en una escuela de Zaragoza que trabaja el método de Rolando Toro. Nunca me llegué a imaginar que iba a ser docente de biodanza, pero ahora se ha convertido en mi vida.

La muestra se titula ‘¿Por qué me haces esto?’. ¿Es la frase que más han repetido sus alumnas?

‘¿Por qué me haces esto?’ y ‘¿por qué a mí?’ son las frases que resuenan en todas las personas que han sufrido maltrato. Son los gritos que se preguntan durante años. El título lo eligieron ellas mismas.

¿Cómo nació este proyecto?

Llevaba cinco años trabajando en esta idea y no quería que esto se quedara aquí. ¿Por qué no juntar la belleza de la fotografía y del poema? Todos los días hay noticias duras acerca de esta lacra y esta exposición ha conseguido sacar algo bellísimo de la violencia de género. Las imágenes son de Cris Aznar y cada una lleva un poema debajo. En unos meses sacaremos un libro con los propios testimonios.

Han sido 120 mujeres las que le han contado sus experiencias. Habrá escuchado historias muy difíciles.

Los testimonios de ellas son muy duros, existencialmente están rotas. No apuestan por nada y todo les da igual. Han sido 10 programas y cada uno era un reto, aunque lo que les ha pasado sea parecido. Es una reconstrucción que se hace poco a poco. Lo primero es la reeducación.

¿Cómo es esta reeducación?

Ellas no tienen vitalidad ni coordinación. Para cambiar esto hay que conseguir una apertura y que todo su cuerpo empiece a tener su ritmo. Hay algunas danzas que tocan más el corazón y otras que te invitan a ritmos más vitales y creativos. Todo es para que se reconecten con su interior.

¿Qué mensaje quiere transmitir con la exposición?

Que el silencio desaparezca, que haya un grito. Quiero que esta exposición les invite a dar un paso adelante y que se abran, no solo con la danza, con todo. A la semana trabajo con 70 personas y me he dado cuenta de que vivimos en un mundo muy mental. Cuando nos abrimos al mundo corporal la vida cambia.

¿Tenemos que pararnos a escuchar nuestro cuerpo?

Con solo cerrar los ojos ya lo estamos escuchando. Vivimos en un mundo totalmente visual, pero lo que nos habla es nuestro cuerpo. La respuesta está siempre en el interior. Si yo me escucho a mí misma sé perfectamente lo que tengo que hacer, si yo pregunto a otra persona le estoy dando el poder a otro.

¿Se reflejan los problemas a través de la danza?

Cuando estas personas llegan están desintegradas internamente, lo primero que hacemos es trabajar en ello. Una vez integradas y cuando existe ese vínculo afectivo con el grupo empezamos con la danza. Es importante trabajar en grupo, para que vean que no están solas. La música abre unos procesos internos y la danza te libera.

Dicen que tiene un efecto terapéutico.

No es un sistema terapéutico, pero sí que tiene herramientas terapéuticas, porque tiene un poder reestructurador total hacia la vida y hacia ti mismo.

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