Aragón y sus infraestructuras

El abandono inversor de Aragón perjudica el desarrollo de toda España.

Vía férrea en la provincia de Teruel.
Vía férrea en la provincia de Teruel.
Jorge Escudero

Aragón está situado entre los cuatro núcleos más dinámicos de la economía española: el País Vasco, Cataluña, Valencia y Madrid. Pero Aragón, mal que nos pese, es un gran vacío, una enorme extensión casi deshabitada en la que únicamente la capital zaragozana y algunos focos más concentran personas y actividad. Como ha explicado más de una vez el profesor José Ramón Lasuén, el vacío aragonés no es solo una constante fuente de inquietud y un lastre para quienes aquí vivimos. También supone un freno para el potencial de desarrollo de esas zonas más prósperas que nos rodean; y, por ende, para el crecimiento económico del conjunto de España. La existencia de un espacio semidesértico limita las interrelaciones entre las regiones que más tiran de la economía nacional, que serían más intensas y se enriquecerían si se realizaran a través de una malla urbana, humana e industrial más densa en el territorio aragonés. Requisito primordial para avanzar en esa dirección sería que el solar aragonés dispusiera de unas infraestructuras, especialmente carreteras y ferroviarias, acordes con la trascendencia de su ubicación geográfica. El abandono inversor que sufren muchos de los ejes de comunicación en nuestra Comunidad, empezando por la línea férrea de Teruel, se traduce en oportunidades perdidas para la prosperidad de toda España.

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