Regular la subida al Aneto

Cada vez más personas, sobre todo en verano, suben al Aneto, lo que crea problemas de seguridad y masificación.

Subida al pico Aneto.
Subida al pico Aneto.
Ángel Gayúbar

El alcalde de Benasque ha abierto un oportuno debate al pedir que se regule la ascensión al Aneto, el pico más alto de los Pirineos. Quizá no se trate ni de cobrar ‘entrada’ ni de prohibir el acceso, pero es conveniente reflexionar sobre lo que implica la creciente afluencia de personas a la alta montaña, no siempre bien preparadas ni suficientemente respetuosas. Establecer unas normas y requisitos para subir ayudaría a prevenir accidentes y a proteger el medio ambiente.

Cumbre de los Pirineos y segunda montaña más alta de la Península, el Aneto, desde cuya cima se divisan impresionantes vistas, ha sido siempre un polo de atracción para los montañeros. Pero el auge del turismo en los Pirineos, que tan necesario resulta económicamente para los valles, ha creado la paradoja de que un pico de alta montaña se convierta, durante el verano, en un punto continuamente visitado y que puede recibir algunos días a cientos de personas. El ascenso al Aneto por algunas de las rutas más habituales es -o al menos lo parece- relativamente fácil, pero subir a un tresmil es siempre una empresa exigente, más propia de alpinistas que de senderistas y que requiere una preparación física y un equipo adecuado. No atenerse a esos requisitos implica poner en riesgo la propia vida y la de otras personas. Además, la masificación, aunque sea esporádica, puede afectar negativamente a elementos del entorno, como el glaciar que se atraviesa durante la ascensión. Limitar el acceso a un cierto número de personas al día o cobrar una especie de ‘entrada’ quizá serían, en este momento, medidas excesivas e impopulares. Pero establecer unas normas cuyo cumplimiento se exija parece perfectamente posible y razonable. Contribuiría a mejorar la seguridad, a proteger el entorno y a hacer que la montaña más emblemática de Aragón sea un mirador del respeto a la naturaleza y de la cordialidad que siempre ha caracterizado a quienes aman la montaña.