Yésero: paz y literatura entre los 'peceros'

A pesar de algunas tensiones no muy lejanas, Yésero disfruta ahora de mejores días; con una localización privilegiada entre los valles de Tena y Ordesa, tiene lo mejor de ambos entornos.

Sara Fanlo posa frente al Centro de Interpretación Casa de la Pez de Yésero.
Sara Fanlo posa frente al Centro de Interpretación Casa de la Pez de Yésero.
Laura Uranga

A mediados de la pasada década, Yésero no era precisamente un remanso de paz. Este pequeño y hermoso pueblo del Alto Gállego, ya en las estribaciones del Cotefablo y pegado al arranque oeste del Sobrarbe, estaba dividido y airado por cuestiones de presente y futuro relacionadas con un censo que engordaba anormalmente, un plan general de ordenación urbana que no satisfacía a un buen número de vecinos y la complicaciones sobrevenidas en la traída de agua desde la Fuente del Pino. En los últimos años se han ido limando asperezas, y en la actualidad hay una convivencia más serena entre los vecinos (apenas una veintena duermen allá durante todo el año) y también entre las diferentes maneras de valorar el futuro del municipio.

Yésero está en un enclave espectacular. Las vistas desde su mirador principal (justo enfrente del bar social O Refugio) son impresionantes, el aspecto de calles y casas también es envidiable y hay numerosas casas que funcionan como apartamentos turísticos de alquiler completo: entre las referencias más valorados en los últimos años hay que destacar Camón, Agustín, Ferrera o Casasús, aunque ha habido fluctuaciones en la disponibilidad de la oferta. El pueblo se caracteriza por una pluviometría más que notable, y tiene un inmenso pararrayos en el centro, aunque a veces los fogonazos aterrizan en casas adyacentes al gigantesco reclamo colocado para recoger la furia de las tormentas.

Yésero: peceros en acción

Los cinco sentidos

Sara Fanlo es de Yésero, y gestiona desde hace tres años la Casa Rural Araceli, a la entrada del pueblo, fundada por su madre Ana y nombrada en honor de su abuela. La casa es un edificio restaurado del siglo XVIII. Estudió en Huesca y Zaragoza, ha vivido en Escocia e Inglaterra y cuando heredó la casa por la muerte de su padre, decidió venir y hacerse cargo del negocio. Además pinta, decora, escribe… un poco de todo. Algunas de sus habilidades artísticas en paredes y piedra están plasmadas en la propia casa, que cuenta con una acogedora terraza. Su elección de vida tiene que ver con varios factores: las ganas de regresar a su cuna, la apuesta por el entorno rural como lugar idóneo para desarrollar un proyecto vital, las dificultades de los artistas para vivir de su arte en España y, por supuesto, el gusto por la gastronomía tradicional, que se cuida especialmente en la casa.

"El negocio –recuerda Sara– lleva abierto trece años como alojamiento y ocho con servicio de restaurante para los huéspedes, no es para el público en general. De la cocina no me he traído nada de la islas –bromea– porque fuera no tienen mucho que enseñarnos en ese sentido: estuve muy bien allá, pero el tiempo era malísimo. El idioma sí me sirve, porque hice muchos contactos y vienen clientes de allá. Allí me moví más en el mundo artístico que en el de gestión turística".

Sobre el asunto de las tensiones, Sara quita hierro al asunto. "Se han calmado los ánimos, aunque en ciertos momentos sí hubo problemas serios. Yo me quedo con el hecho de que somos uno de los pocos pueblos del valle de Tena cuya esencia y aspecto no se ha tocado demasiado; se conservan muchas chimeneas pirenaicas de gran tamaño, muy bonitas. También tenemos el Centro de Interpretación Casa de la Pez, porque aquí se hacía pez con la resina de los pinos, a la manera tradicional, y de ahí viene el gentilicio de ‘peceros’ que nos caracteriza. Como excursión fantástica está la subida al pico Erata, que mide 2.000 metros; nosotros estamos a 1.130. También destacan los antiguos hornos de la pez en el barranco del Infierno; la pez se usaba para marcar el ganado y recubrir las botas de vino, aunque también se usaban algunas veces para sanación de ciertos dolores".

Resinosamente orgullosos

La Casa de la Pez es una visita obligada en Yésero. Está situada en un edificio del siglo XVI, rehabilitado recientemente y que en su día fue ayuntamiento, prisión, escuela y carpintería. Cuenta con una serie de paneles explicativos que se complementan con objetos y documentación donada por los vecinos del pueblo, además de una reproducción de los hornos en el jardín de la parte trasera de la casa.

El asunto de la pez tiene dos reflejos visuales dentro del pueblo: una replica de los antiguos hornos, situada junto a los depósitos del agua, y el propio Centro de Interpretación de la Pez. En la veleta situada en la torre de la iglesia y en un flanco del museo se puede leer "Iesero", antigua denominación del pueblo.

Sara, que pertenece a la Asociación Cultural y Gastronómica Valle del Sía, abunda más en el asunto de explicar por qué Yésero es una gran opción para la visita. "Por otro lado, estamos a la misma distancia de Formigal que de Ordesa si se busca el esquí, y la ubicación es perfecta para conocer los dos valles. Mi rincón favorito por la zona es sin duda Bujaruelo, me encanta. Y la idea de la Brioleta está muy bien, la impulsa María Jesús Acín, la antigua alcaldesa; también tiene que ver con la creatividad femenina en el entorno rural, literatura y mujer; se hacen talleres, muestras, se leen relatos, hay algún concierto y visitas culturales… también pusieron un tótem literario hace dos años. Es una buena idea". En este entorno didáctico e inquieto se recuerda la muestra que hace cuatro años llevaron al pueblo la artista plástica Irene Val y la micropoetisa Estela Puyuelo, ‘Minimal Natura’.

Yésero, en definitiva, es una oda al descubrimiento, la observación de la naturaleza y los limites de la belleza natural, que se antojan complicados de alcanzar en un entorno tan privilegiado.

Once años de buen hacer literario con Brioleta

María Jesús Acín fue alcaldesa de Yésero entre 2007 y 2016, año en que dejó el cargo para dedicarse a su trabajo y su familia. Sin embargo, mantiene la ilusión en Brioleta, encuentro anual de escritoras aragonesas que hace tres semanas celebró su undécima edición, con invitadas como Trinidad Ruiz Marcellán, Marta Fuembuena, María Coduras o María Pilar Benítez. Hubo ponencias, mesas redondas, venta de libros y actuaciones musicales a cargo de Los Pies de Gato y Jean Luc Mongaugé. Los primeros son un dúo formado por Alicia Canguero y Jota Escudero, que bajo el epígrafe ‘Música para el alma’ bordan el jazz, la bossanova, el bolero y el tango. El músico de Laruns Jean Luc Mongaugé es cantante, acordeonista, percusionista y compositor del grupo Esta.

San Saturnino y Nuestra Señora de las Nieves

La iglesia parroquial de San Saturnino apenas conserva restos de su origen medieval, más allá de dos ventanas adinteladas propias del románico serrablés. El aspecto actual del templo deriva de la profunda reforma y reestructuración a la que se sometió en el siglo XVII. La capilla de mayor tamaño alberga la pila bautismal, en la base de la torre. Destaca el retablo mayor, dedicado a San Pedro. En cuanto a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, también del XVII, está en la confluencia de los barrancos de Sía y el Infierno, y se acude a ella en romería el domingo más cercano al 5 de agosto: este año la costumbre será en el día exacto. Dice la tradición que en 1885 la Virgen de las Nieves intercedió por los vecinos de Yésero para librarles de la epidemia de cólera que asolaba Gavín y Biescas.

LOS IMPRESCINDIBLES

Ruta de Os Andarines

A mediados de pasado mes de mayo, este colectivo senderista zaragozano acometió una marcha por el GR 15 desde Yésero a Broto, pasando por Otal. El próximo reto del grupo será el 22 de septiembre entre Gabardito y Lizara.

Alberto Lanuza

Nacido en Yésero en 1914, murió en noviembre 1941 en el campo nazi de exterminio de Gusen después de haber sido apresado un año antes en Dunquerque. Antes de ser enviado a Gusen, también pasó cinco meses en Mauthausen.

Los festejos

La fiesta menor está dedicada a San Sebastián, el 20 de enero, con hoguera en la plaza del Fenero. A finales de verano, en el fin de semana más próximo al 8 de septiembre, son las patronales por la Natividad de la Virgen.

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