Un segundo hogar para las familias de trasplantados

La Asociación de Trasplantados Hepáticos de Aragón dispone de dos pisos en Zaragoza en los que viven durante meses familiares de enfermos hospitalizados.

Segundos hogares para las familias de trasplantados
Segundos hogares para las familias de trasplantados

Fernando García y María del Carmen Ripoll tienen 62 y 61 años respectivamente y residen en Teruel. Lamentablemente, Fernando, que ha sido trasplantado de hígado tres veces en los últimos tres años, lleva tres semanas ingresado en el Hospital Miguel Servet por una infección que está afectando a ese órgano. Casi un mes en los que su mujer no se ha separado de él y permanece también en Zaragoza, pero no se aloja en un hostal ni en un hotel, sino en un piso que la Asociación de Enfermos Trasplantados Hepáticos de Aragón (AETHA) tiene para estos casos y que cede a las familias de manera gratuita.

“Estos pisos son para las personas que vienen de fuera de Zaragoza, puesto que es aquí donde se realizan todos los trasplantes hepáticos de la comunidad”, dice Javier Arredondo, presidente de AETHA.

AETHA dispone de dos pisos de estas características en la capital aragonesa. El primero de ellos en la plaza del Carmen y el segundo en la plaza de Eduardo Ibarra, entre los dos tienen cabida seis familias. Ambos están financiados por Gobierno de Aragón y el año pasado contabilizaron 1.200 pernoctaciones. 

“Si no existiesen estos pisos tendríamos que ir a un hotel”

“Cada vez que venimos a una operación o a un trasplante nos quedamos semanas en Zaragoza. Hemos estado periodos de hasta cinco meses. Entre todos los ingresos que ha tenido mi marido, yo me habré pegado viviendo en este piso más de un año”, relata María del Carmen Ripoll.

“Si no existiesen estos pisos tendríamos que ir a un hotel o a una pensión y las estancias en el hospital son demasiado largas para eso”, se lamenta la usuaria.

“Después de dar de comer a mi marido en el hospital, vengo aquí, me hago la comida y descanso un poco antes de volver, donde me quedo hasta que vuelvo al piso para dormir. Es como si estuviera en mi casa”, confiesa, agradecida, Ripoll.

Estos días Sonia García, la hija menor de Fernando y María del Carmen, de 28 años, acompaña a su madre en el piso. Sonia vive y trabaja en Teruel y solo pude acudir a Zaragoza los fines de semana.

“Durante el primer trasplante de mi padre viví en el piso con mi madre durante un mes. Estar en el hospital se hace muy pesado y nos pegamos muchas horas y muchos días metidas allí. Tener la posibilidad de alojarnos en este piso te da mucho apoyo, porque estar tantas semanas en un hostal o un hotel, económicamente, es inviable” explica Sonia.

“Aquí tienen la calidad de vida que les puede dar un segundo hogar en la capital aragonesa”, puntualiza Javier Arredondo.

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