Vaginismo: ¿por qué me duele?

Este reflejo involuntario de la vagina puede aparecer ante cualquier intento de penetración.

¿Por qué me duele?
¿Por qué me duele?
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Inseguridad, baja autoestima, frustración, imposibilidad o dificultad para mantener relaciones sexuales son solo algunas de las consecuencias en las que puede derivar el vaginismo. Una contracción involuntaria de la musculatura que rodea el tercio externo de la vagina, imposibilitando o convirtiendo en muy dolorosa la penetración.

"Este reflejo involuntario de la vagina puede aparecer ante cualquier intento de penetración como puede ser un tampón, un dedo o el espéculo que se usa en una exploración ginecológica. O producirse solamente al intentar la penetración durante el coito, por lo tanto existen varios grados posibles de vaginismo", explica la sexóloga Eva M.ª González, de Psicólogos Sexólogos Zaragoza.

Pero, ¿por qué ocurre este fenómeno? Entre las causas orgánicas, la especialista destaca la endometriosis, la presencia de un himen rígido, inflamaciones de la pelvis, tumores pélvicos… "Las causas más frecuentes son las de tipo psicológico: una educación sexual inadecuada, actitudes erotofóbicas por una educación puritana estricta, miedo excesivo al embarazo, miedo al dolor...", apunta González, que puntualiza: "Tanto si el vaginismo es primario (el problema ha existido siempre) o es secundario (ha aparecido más tarde) la solución conveniente es realizar una terapia sexual donde se valoren los factores de cada caso para realizar un abordaje terapéutico que permita reducir el miedo y la ansiedad ante el dolor".

¿A qué edad puede darse?

No existe una edad concreta en la que se es más propenso a sufrir esta contracción involuntaria, aunque el vaginismo primario suele darse entre los 15 y 25 años. Si nos referimos al secundario, la edad de aparición es mucho más cambiante, puesto que puede darse tras el nacimiento de un hijo, durante la menopausia, tras un traumatismo…

Y, ¿qué papel desempeña nuestra pareja en todo este proceso? "Es fundamental que el otro miembro de la pareja se muestre comprensivo y dispuesto a cooperar de cara a superar el vaginismo ya que las dificultades pueden causar una tensión continua y generar variedad de emociones como culpabilidad, rechazo o distanciamiento", concluye la sexóloga.

Las actitudes de presión o exigencia hacia la pareja desembocarán en que se agrave el problema. Un contratiempo ante el que Eva M.ª González recomienda buscar ayuda profesional y no dejar pasar los años "esperando que se resuelva por sí solo".

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