Tras los pasos de una chimenea

La chimenea gótica de los Ximénez de Aragüés fue durante cuatro siglos una de las piezas artísticas más admiradas de Jaca. Salió de la ciudad a principios del siglo XX y, tras varias vicisitudes, se encuentra hoy en el Palacio de Pedralbes de Barcelona.

Jaca
Nieve en Jaca
Laura Zamborain

Ha llegado a mis manos, por medio de la generosidad de un querido amigo que fue mi profesor, el historiador Javier Lázaro, un amoroso librito de Valentín Mairal López editado por la Asociación Sancho Ramírez, de Jaca. Se titula ‘Cuando se van para no volver’, y la primera de sus dos partes está dedicada a las peripecias sufridas por una pieza hermosísima del patrimonio jaqués que, aunque parezca inverosímil, ha viajado de acá para allá: se trata de la chimenea gótica de los Ximénez de Aragüés, también llamada de los Hago, pues al palacio así llamado perteneció y para él fue hecha a comienzos del siglo XVI.

Con sus más de tres metros y medio de altura por casi tres de anchura, es una pieza gótica impresionante, que admiró a cuantos viajeros se acercaron por Jaca, pues era uno de los atractivos que ofrecía la ciudad y se enseñaba a quien quisiera visitarla. A mediados del siglo XIX ya decía José María Quadrado que «difícilmente habrá sobrevivido en egregios alcázares un tipo más espléndido de accesorio tan interesante», y describía sus doseles calados en piedra, sus pináculos igualmente trabajados con primor, los dos leones rampantes que en el frente sostenían escudos de armas, uno de ellos las de Aragón, y las columnas rematadas en dragones que recibían el peso del conjunto. Parcerisa la reprodujo en un grabado y posteriormente fue fotografiada por excursionistas como Soler Santaló, prendados también de su belleza.

Cuatro siglos permaneció aquella impresionante chimenea en su lugar, y en palabras de Mairal, «siempre tuvo la estima de los jaqueses, sabedores de que se trataba de una pieza importante del legado artístico de la ciudad». A comienzos del XX, la casona que la cobijaba era propiedad de la familia García Aibar, conocidos farmacéuticos de Jaca; y fue en esta época cuando fue desmontada y «cedida», tal como dijo la prensa, a un «gran perito en toda clase de obras arqueológicas, solo por la garantía de que esta no saldrá de España, por ser destinada a figurar dignamente en un suntuoso museo de arte selecto que se está ordenando en una importante y rica población de Barcelona». Era el año 1914. El museo que se estaba construyendo entonces era el de Sitges, por la iniciativa y financiación del millonario americano Charles Deering; y el perito con el que se trató la enajenación de la fantástica chimenea, que muy probablemente sería vendida y no cedida, fue el pintor Miquel Utrillo, colaborador de Deering en la búsqueda de materiales con los que surtir el palacio de Sitges, que llevó y lleva el nombre de Maricel.

Con todos los honores fue instalada la preciosa chimenea en Maricel, en una de sus principales estancias, el llamado Salón de Oro, como puede verse en fotografías antiguas que publica Mairal. Pero no sería esa su definitiva ubicación; allí, en realidad, pasó muy poco tiempo. Solo siete años después, y tras un grave enfrentamiento con Utrillo, Deering regresaba a Estados Unidos y se llevaba buena parte de las colecciones reunidas, aunque forzosamente tuvo que dejar muchas piezas en Sitges. Una de ellas fue la chimenea jaquesa, al parecer adquirida por el Conde de Güell para donarla al nuevo Palacio de Pedralbes, que se había erigido en Barcelona como obsequio al rey de España. En la sala destinada a biblioteca figuraba ya en el momento de su inauguración por Alfonso XIII, en 1924, y allí se encuentra todavía hoy, si bien, como oportunamente denuncia Mairal, no puede visitarse ni siquiera pidiendo permiso especial con fines de estudio.

Por esa sala han desfilado, además de los miembros de la familia real hasta 1931, personajes señalados de nuestra historia reciente, como Azaña, Negrín y Franco, y ha recibido la visita de figuras como Eva Perón o Richard Nixon. El palacio ha sido Museo de Artes Decorativas, Museo de Carruajes, Museo Textil, y en la actualidad está cedido por el Ayuntamiento a la Generalitat de Cataluña. El entorno en que se halla es un elegante y suntuoso pastiche en el que nuestra chimenea ha estado, y estará siempre mientras no regrese, fuera de lugar.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión