Fuentes de Ebro: Carlos Hollers, aguja e hilo musical fuentero

El DJ y productor se ha quedado en su pueblo natal; lleva más de una década con presencia recurrente entre los mejores llenapistas españoles, con la docencia como actividad paralela.

Carlos Hollers, en su estudio casero. Delante, las mezclas en pantalla; detrás, sus vinilos favoritos.
Carlos Hollers, en su estudio casero. Delante, las mezclas en pantalla; detrás, sus vinilos favoritos.
Laura Uranga

Fuentes de Ebro es tierra de jota, de cebollas, de pastillos (repostería local de aúpa), de cine y de trabajo duro. Además de las tradiciones religiosas, se cultivan unas cuantas (nuevas y viejas) de carácter civil: desde comerse una ‘picanha’ en el Asador Lisboa a comprar longaniza en Casabona, echar una caña y un bailable en el Púber… son placeres a los que se consagran los fuenteros. También les gusta contradecir aquello de que nadie es profeta en su tierra, con un ejemplo palmario en forma de músico que no ha necesitado marcharse del pueblo para brillar en el contexto nacional del gremio: el DJ y productor Carlos Hollers.

Antes de pasar a los ‘beats’ y las mezclas, no está de más una mirada retrospectiva a la tradición musical de Fuentes. Empezar por la mentada jota sería lo suyo; hay arraigo profundo de este arte en el pueblo, con Santiago Lapuente (que enseñó a cantar a la famosa actriz María Guerrero) y Asunción Delmás como figuras más representativas; la peculiar Jota Baja de Fuentes fue rescatada por el profesor Jesús Gil, y la actividad de rondallas y escuela sigue muy viva. Se han celebrado encuentros nacionales de folclore en el pueblo y hay escuela de tambores, con Miguel Ángel Pelegrín en el empeño.

Hollers (Carlos Martínez Ramón en el DNI) nació en 1976, y empezó muy pronto a interesarse por el asunto de poner música para hacer gozar al personal. "Era 1993 cuando me dejaron probar por primera vez en la cabina del Púber –recuerda– y es que llevaba desde los doce años alucinado con Kraftwerk, el sonido ‘acid’... siempre estaba pegado a las cabinas cuando me colaba en los bares; con dieciséis, que era entonces la edad legal para estar ahí, el dueño me dejó poner la música un día en el que tenía un compromiso. Supongo que no encontró a nadie más –ríe– pero para mí fue la gloria".

Carlos probó en el atletismo. Ahí su hermano Jorge era la estrella de la familia. "Yo hacía fondo, pero el bueno era él; obstáculos, velocidad… al final se especializó en altura y saltó 2.04 con dieciséis años. Fue al campeonato del mundo escolar en Messina (Italia) y lo ganó. Luego volvió a ganar otro oro mundial escolar en Liverpool y se le hizo un homenaje en Fuentes. Una lesión le privó de la fuerza adecuada en la pierna y ya no pudo progresar más".

Los primeros pinitos

Carlos tenía clara su elección; la música, primero. Otro Carlos, Berdiel –que ya ponía música en la cercana Villafranca de Ebro– le dio al chaval fuentero las primeras pistas del mundillo. "Entré a pinchar una ‘hora light’ en otro bar; el que estaba en cabina por la noche, DJ Óscar, me enseñó los compases y los primeros trucos de mezcla. Ese mismo año pasé a una sala más grande de aquí,

A-zzero; cubría la baja del titular, que se había ido a la mili. Empecé a salir a otros pueblos. Iba en autobús, con los discos en una bolsa de plástico, hasta que surgió la ocasión de trabajar fijo en la sala Obbe, de Épila. De allí salieron bolos en Zaragoza, Tudela, Toledo, Vigo… cuando concluí mi etapa en Obbe, decidí que no iba a coger más residencias; prefería viajar y asentar el proyecto formativo que acabó convirtiéndose en Hollers Academy".

En Fuentes hay quien sigue los pasos de Carlos; Javi PrZ, salido además de la Hollers Academy. "Era un crío cuando le di las primeras nociones, y a los quince ya pinchaba regularmente. Le va el house y algo de techno, pero cuando trabaja en Fuentes se sabe adaptar a lo que demanda el público. El eclecticismo es importante; a mí siempre me han asociado al techno, pero hacia 2002 cambié al microhouse, decisión que me abrió puertas".

Un sacerdote a los platos

La Academia es para Carlos la cristalización de veinte años dando clases. "Los amigos empezaron a pedirme consejos para pinchar; luego me llamaban de La Cartuja, de Zaragoza… entonces me planteé hacer de la docencia una profesión. Alquilé unos locales al cura de Fuentes, el padre José Manuel, ¡y fue uno de los primeros alumnos! Luego di cursos en La Cartuja y Villanueva de Gállego con Sergio Lasuén. Después reactivé una vieja idea, Dance Club Project, y trabajé en Espacio Joven de la DPZ impartiendo talleres con exhibiciones por los pueblos. Finalmente me asenté en Zaragoza en 2010; ahora somos cuatro personas dando clases, aunque también hemos arrancado con formación ‘online’. Preparo la celebración de mi vigesimoquinto aniversario como profesional de esto".

La carrera de Carlos ha tenido destellos de grandeza. Dos presencias en el Sónar barcelonés (2007 y 2011) y un título de mejor DJ nacional en 2006 mejor DJ nacional para la revista ‘Rock de Lux’, con colegas aragoneses como Chelis (múltiple ganador de este premio), Íñigo Oruezábal y R de Rumba en el ‘top ten’. "Ese año fue un punto de inflexión, siempre ha habido aragoneses destacados en esa lista desde entonces; este año hemos vuelto a ser cuatro de Aragón entre los diez primeros con Pendejo arriba del todo, Chelis, Candela VonDisko y yo; Alberto Sweet Drinkz entrará pronto... y hay más".

Soro Gayán, cuatro generaciones de alfareros

Alfonso Soro Gayán es el representante de la cuarta generación de alfareros de su familia; el oficio le viene por la rama materna de sus ancestros. "Nuestro trabajo ha sido siempre hacer botijos y cántaros, pero en los últimos tiempos hemos ampliado a otras prácticas, inventando; ahora estamos con unas tinajas especiales para almacenar vino, y también hemos diseñado y patentado una botella de gres para vino; el esmaltado hace que no pase la luz, y la superficie de contacto del vino con la botella es un cuarenta por ciento menor, con lo que cualquier cambio térmico externo afecta mucho menos al vino. Tampoco necesita corcho, gracias a la membrana cerámica transpirable que lleva".

LOS IMPRESCINDIBLES

Scife, una fiesta del cine

El Festival de Cine de Fuentes de Ebro nació en 1995 y ostenta un sitial privilegiado en el circuito nacional de certámenes fílmicos (corto y documental). ‘Los hombres de verdad no lloran’ –foto–, de Lucas Castán, arrasó en 2017.

La cebolla de Fuentes

Es dulce, y no pica. Son los rasgos distintivos de un magnífico producto, con Denominación de Origen desde 2010, y que engloba a Fuentes de Ebro, Quinto, Osera de Ebro, Mediana de Aragón, Pina de Ebro y Villafranca de Ebro.

El pueblo viejo de Rodén

Hace diez meses, este conjunto histórico incluido en el término municipal de Fuentes de Ebro fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La intención es generar recursos para proteger el área y generar un núcleo turístico regulado.

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