Valle de Hecho: la selva más hermosa entre las montañas

El campin Selva de Oza ha reabierto sus instalaciones este verano, tras veintiún años cerrado. Bruno López, de Hecho, e Ignacio Tabuenca, de Zaragoza, son los timoneles de la nueva aventura.

Ignacio Tabuenca (en la imagen) y Bruno López son los dos socios en esta nueva etapa del campin Selva de Oza.
Ignacio Tabuenca (en la imagen) y Bruno López son los dos socios en esta nueva etapa del campin Selva de Oza.
Laura Uranga

La Selva de Oza es un lugar único. Lo de mágico se queda corto, amén de algo manido. El acceso por carretera desde la localidad de Hecho tiene ya algo especial: la carretera se topa con la vista de San Pedro de Siresa y sigue hacia arriba, pegada a la pared, con las aguas del Aragón Subordán tras el pretil de piedra; un entorno en el que el hombre parece mandar poco. El rebaño de vacas que observa a los visitantes en la entrada del campin Selva de Oza completa el bodegón de un espacio añorado en el valle, y reabierto este verano tras veintiún años de barbecho forzoso.

En el edificio principal, Ignacio Tabuenca y Bruno López Miguel se multiplican para atender a un grupo de parroquianos que incluye turistas extranjeros, militares en tránsito y compueblanos deseosos de recuperar sensaciones. Nacho (de Zaragoza) y Bruno (de Hecho) son los perseverantes en un proyecto que, en un principio, tenía más remeros: han quedado ellos, y a las lógicas ganas del emprendedor bisoño suman una expresión de felicidad que llama la atención y, para qué engañarnos, da algo de envidia. Los primeros pasos han sido esperanzadores y el futuro, desde luego, pinta bien.

Valle de Hecho: La selva más hermosa entre las montañas

"El campin Selva de Oza cerró en 1996 porque se terminaba la concesión administrativa de treinta años ?recuerda Nacho? en un momento complicado, porque coincidió con la catástrofe de Biescas. El municipio se planteó recuperar esta iniciativa hace tiempo, y sacaron concursos que quedaron desiertos; no gustaron las ideas. Entramos nosotros a concurso y nuestro proyecto sí salió adelante. Desde entonces, la vorágine: un año largo de papeleo con diferentes departamentos, búsqueda de financiación para una ejecución cara... pasamos dos años y tres meses en obras y, finalmente, llegó el día en que soltamos la brocha y abrimos la puerta: fue el pasado 7 de julio".

La capacidad actual del espacio es de 250 campistas. No está parcelado, y cada uno elige la zona que les gusta dentro de un área reglada, ya sea en una de las dos praderas hábiles o bajo grandes abetos y hayas, gigantes mudos que se multiplican en las tareas de vigilia y cobijo. También hay un hotel con siete habitaciones, para aquellos que quieren disfrutar del entorno con las comodidades de un alojamiento al uso. "El hotel, pensado específicamente para temperaturas extremas con suelo radiante y tejado reforzado, abre muchas posibilidades para el turismo familiar ?comenta Nacho? y también se convierte en una herramienta para alargar la temporada".

Idílico sí, pero...

El negocio fuerte del campin Selva de Oza se centra, lógicamente, en verano, y específicamente en julio y agosto. El resto del año, fines de semana aparte, la cosa bajará y sus responsables no se engañan al respecto. Sin embargo, en este impulso inicial se cuenta con otro factor importante: la nostalgia de los pobladores del valle de Hecho. "Estamos en un sitio muy importante para ellos, y también para otros valles cercanos: muchísima gente de la zona ha venido este verano a echar un vistazo y reencontrarse con recuerdos. Yo, que no soy de aquí, llevo viniendo toda mi vida, y cada vez que pasaba por este edificio me decía lo mismo: tengo que reabrir esto algún día. La Selva de Oza es ocio y trabajo, montaña, aventura... en julio venían cuadrillas que habían estado aquí hace medio siglo, y se emocionaban contando sus vivencias".

Diversificar... con gente de casa

Este verano, Bruno y Nacho han tenido catorce personas contratadas. Ahora, con el declive de la temporada alta, siguen seis trabajadores de Hecho y Siresa. "La idea es mantenernos abiertos todo el año, aunque eso vendrá un poco determinado por la carretera; la nieve no es problema, es fácil limpiarla, pero el hielo requiere de mantenimiento diario; las autoridades nos han dicho que valoran nuestra iniciativa y que estarán al tanto de esas tareas en invierno. Estamos en el espacio nórdico de Oza Gabardito, hay esquí de fondo, el bosque ofrece excursiones fantásticas, hay trineos... el turismo de nieve va más allá de las estaciones de esquí alpino, también hay sitio para otras opciones menos masificadas y, quizá, más disfrutables. Cuestión de gustos y prioridades, claro".

El caso concreto de Nacho aporta un tinte visceral a la aventura; se trata de alguien que rompe con la rutina diaria en la ciudad para perseguir un sueño, y que encuentra además apoyo en su pareja, con dos niños pequeños en el seno del equipo familiar. "Yo tenía una empresa informática en Zaragoza, especializada en redes y hardware, y he pasado de estar pendiente del parquímetro en la plaza de los Sitios a tener la Selva de Oza como oficina. En verano, el trabajo es agotador, pero compensa... y hay muchos momentos para disfrutar de todas estas maravillas el resto del año".

Domingo Miral, impulsor de los cursos de verano de la Universidad de Zaragoza en Jaca

Nacido en Hecho en 1872, el reputado filólogo y pedagogo Domingo Miral fue el principal impulsor de los Cursos de Verano de la Universidad de Zaragoza en Jaca, iniciativa que ha cumplido noventa años en este 2017. Miral ostentó una cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, y posteriormente pasó a ser catedrático de Teoría de Literatura y Bellas Artes y Griego en la Universidad de Zaragoza. Fue también decano de la Facultad de Filosofía y Letras entre 1923 y 1929. Después fue vicerrector del 6 de octubre de 1929 al 10 de marzo de 1931, y rector del 11 de marzo de 1931 al 18 de abril de 1931, año en que fue destituido del cargo tras proclamarse la Segunda República Española. Fue el fundador de la revista Universidad, y un gran estudioso y traductor de alemán. También hizo dos estudios sobre la conjugación del cheso: tenía un proyecto para escribir una gramática chesa que no llegó a hacerse realidad. Su producción literaria en aragonés incluye dos obras de teatro: ‘Qui bien fa nunca lo pierde’ y ‘Tomando la fresca en la Cruz de Cristiano, o a casarse tocan'.

El monasterio de San Pedro de Siresa, donde se bautizó y educó Alfonso I El Batallador

San Pedro de Siresa es posiblemente, uno de los primeros monasterios de Aragón; está fechado en el año 833. La actual iglesia es el único edificio conservado del monasterio original.

El monasterio se levantó a la entrada del bosque, a los pies de la calzada romana que seria después el primer tramo del primitivo Camino de Santiago, amén de ancestral paso de mercaderes y contrabandistas en el corazón de la cordillera pirenaica. El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1931.

Aragón, en sus orígenes, fue condado dependiente del imperio carolingio y uno de los tres principales núcleos anti-musulmanes de los Pirineos, junto a Cerretania y Ribagorza. Siresa jugo un papel fundamental en esa lucha. La condesa Doña Sancha, hermana del rey Sancho Ramírez, tuteló entre sus muros la infancia de su sobrino Alfonso, que sería con el tiempo Alfonso I el Batallador. Alfonso fue bautizado y educado en él, y contaba con una biblioteca de más de un millar de libros, cantidad asombrosa para la época. También dicen que resguardó al Santo Grial: cuentan que allí estuvo el cáliz durante cien años, guardado en un hueco abierto en la piedra junto al altar, que aún es apreciable.

LOS IMPRESCINDIBLES

Museo de Lo Palotiau

Lo Palotiau es un dance local que se ha sabido recuperar con éxito. El Museo de Lo Palotiau de Embún (dentro del municipio Valle de Hecho) se encuentra en las dependencias de lo que antaño fue el antiguo horno vecinal.

Historia pétrea

El Centro de Interpretación del Megalitismo Pirenaico y de la Val d’Echo analiza los dólmenes y cromlech de la zona al yacimiento de la Corona de los Muertos, amén de a la Calzada Romana Caesaraugusta–Beneharnum.

El hablar cheso

Se trata de una de las variedades dialectales del aragonés más arraigadas en el Pirineo oscense, de uso habitual entre los habitantes de Hecho y Siresa y que se han conservado viva gracias a la persistencia de sus vecinos.

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