Alagón: un delantero frío como el hielo que mira siempre 'pádelante'

Paco Salillas, exfutbolista en equipos como el Real Zaragoza, el Celta o el Levante, regresó a su Alagón natal y puso en marcha dos negocios; la vida le sonríe y él sonríe a la vida aún más.

Paco Salillas, del fútbol al pádel con temple de hielo y, por supuesto, en Alagón.
Paco Salillas, del fútbol al pádel con temple de hielo y, por supuesto, en Alagón.
Laura Uranga

Paco Salillas, delantero rápido y letal para el ánimo de los cancerberos contrarios, se retiró del fútbol profesional hace quince años. Luego mató el gusanillo dos años (ese pobre animal acribillado por la pasión de tantos atletas) en el equipo de su pueblo, además de dos temporadas más en el Figueruelas y otra en el Remolinos, ya superados los cuarenta años de edad. Puso una empresa de cubitos de hielo que sirve a todo Aragón, y abrió una nave con dos pistas de pádel (donde imparte clases) en el centro de su pueblo.

Elocuente y cercano, Paco (51 años de edad) es un hombre feliz. "Cuando se acabó el fútbol profesional encaucé mi vida con humildad; siempre tuve claro que volvería a casa, con mis amigos y mi familia. En Alagón podemos presumir de buena gente. El patrimonio que acumulé en el fútbol -señala- me sirvió para montar dos pequeñas empresas; hago lo que me gusta y me gano bien la vida, gracias a Dios. Lo del hielo viene de la charla con un amigo allá en Valencia, donde acabé mi carrera como futbolista; su empresa de fabricación de cubitos necesitaba distribuidor en Aragón, así que me informé sobre el gremio".

Alagón: un delantero frío como el hielo que mira siempre 'pádelante'

Una somera exploración por diversos pueblos de la Ribera Alta convenció a Paco de que había terreno abonado para el negocio, gélido en cuanto al producto y susceptible de infundir calor a sus cuentas. "La verdad es que el hecho de ser conocido me abrió puertas, y acabé lanzándome. Trabajo con dos autónomos y un fijo en plantilla, y nos movemos por toda la Comunidad, de arriba abajo. En Zaragoza hay buena clientela, pero la empresa tiene el tamaño que yo quiero, ni más ni menos".

Y es que Paco tiene clara la máxima de trabajar para vivir, ideal no reversible para cualquiera que desee llegar a viejo sin demasiados arrepentimientos en cuanto a elecciones vitales. Sigue en plena forma gracias al pádel, sus paseos matutinos y las batidas de caza que disfruta de tanto en tanto. "Lo del pádel es un trabajo... y me encanta, empecé porque nos llamaba la atención a mi mujer y a mí, jugábamos mucho y en el pueblo no había dónde practicarlo. Hablé con el Ayuntamiento y me facilitaron las cosas para poner una nave dedicada a este deporte, con dos pistas".

El negocio cobró forma y sigue en expansión. "Damos un servicio –apunta Paco– a los colegios, a los aficionados del pueblo... está saliendo todo muy bien. Soy profesor titulado hace tres años, y me encanta ver cómo disfruta la gente ya desde la iniciación. Mi amiga Ángela Caro, aragonesa y jugadora del World Padel Tour, ya se ha pasado por aquí y espero poder organizar un clínic con ella cuando tenga un hueco en su agenda".

Una buena carrera futbolística

Después de foguearse en diversos equipos aragoneses y de pasar por el filial del Real Zaragoza, a Paco le llegó la oportunidad con el primer equipo de su tierra en 1988. "Tuve la suerte de coincidir con Radomir Antic, que subió a ocho o diez del filial: estábamos Villarroya, Villanova, Virgilio, Vizcaíno, Moisés, yo mismo… confió en la cantera, cosa que no sucede a menudo, y pude jugar la UEFA un año. Luego estuve en el Celta en Primera; perdimos una final de Copa contra el Zaragoza en el 94. Me fui al Lleida en Segunda y jugamos en la promoción de ascenso. Luego al Villarreal, también en Segunda, y ascendimos a Primera".

Tras un año más en Primera con el cuadro castellonense, Paco hizo un movimiento que muchos no entendieron en absoluto. "Fiché –recuerda Paco– por el Levante, que estaba en Segunda B. La gente me decía que cómo podía bajar dos categorías de golpe, pero era una gran oferta. Por suerte, ascendimos a Segunda ese mismo año, y marqué muchos goles. Yo le daba bien con las dos piernas, pero técnicamente era normalito; mi virtud era el desmarque y el remate, y trabajaba mucho. El Villarreal descendió ese año y nos encontramos en Segunda la temporada siguiente".

Goles y estrellas

El estilete de Alagón siguió marcando goles para el cuadro granota, quizá el equipo donde se ha sentido más valorado. Del fútbol guarda sobre todo las memorias de los diferentes ascensos en los que estuvo involucrado, y un recuerdo muy especial: jugar contra Diego Armando Maradona. "Era increíble. Tengo foto de un Celta-Sevilla, nos marcó un golazo de falta. Cómo la tocaba el tío… qué barbaridad. He jugado con gente muy buena, pero como él... ninguno".

Paco tiene una pequeña finca a las afueras de Alagón con caballos, tentadero, barbacoa y un arsenal de recuerdos, muchos de ellos fotografiados. "Aquí hemos montado unas capeas tremendas, recuerdo sobre todo alguna con el equipazo de hace una década, cuando estaban Savio, Diego Milito, Movilla, Cani, Javi Moreno, Galletti, Generelo... mira éste que sale de espaldas, es Villa; aquí anda Zapater que era un crío… lo pasamos en grande".

Roberto Camardiel, uno de los grandes secundarios de siempre en el cine español

Lo habrán visto mil veces haciendo de malo, de bruto o de forajido, pero el alagonense Roberto Camardiel limitó esos registros a su imagen ante las cámaras; todo aquél que tuvo la suerte de conocerlo en vida y trabajar con él habla a las mil maravillas de su talento y bonhomía. Nació en 1917 y empezó a actuar después de acabar el bachillerato, con las tablas teatrales como destino predilecto; se convirtió en profesional durante los años posteriores al fin de la guerra civil, con una larga estancia en la Compañía de Ismael Merlo. Su debut ante las cámaras llegó en 1952 con ‘Persecución en Madrid’, pero fue el del memorable camionero borracho en ‘El hombre que viajaba despacito’ (1957) el papel que fijó su imagen fílmica de modo indeleble. Participaría en casi 130 películas, con incidencia especial en el ‘spaghetti-western’, que tuvo en el área de Fraga uno de sus escenarios predilectos. Camardiel murió en Zaragoza en 1989 por una enfermedad ósea; un parque del Actur lleva su nombre. En 2014 se inauguró el espacio dedicado a su memoria en el Auditorio Arcón de Alagón.

La Casa de la Cultura alberga un fresco de Goya y el Museo Hispano-Mexicano

La Casa de la Cultura de Alagón es uno de los mayores alicientes para el visitante al municipio. Antiguo colegio de la Compañía de Jesús, es un edificio de grandes proporciones, construido junto a la iglesia de San Antonio en el siglo XVIII. El exterior es de ladrillo aparejado a tizón de tradición mudéjar. Cabe señalar, por lo original, la esquina redonda que da a la plaza de la Alhóndiga. En este edificio se puede admirar el mural atribuido a Francisco de Goya que corona la caja de escaleras. Es una pintura al fresco llamada ‘La Exaltación del nombre de Jesús’, que presenta un tema religioso, destacando, de forma notable, el rompiente de gloria y las figuras de los angelotes pintados. En la planta sótano de la Casa está el Museo de Arte Contemporáneo Hispano-Mexicano, que alberga pintura y escultura. La muestra, de más de cien piezas, está dividida en cuatro apartados: pintores mexicanos, pintores aragoneses, pintores españoles en México y la colección de Marín Bosqued. Entre los talentos aztecas brilla la obra de la acuarelista Alicia Leyva, el realismo de Raúl Anguiano, el muralista José Clemente Orozco, la escultora Tosia Malomut o José Luis Marín de L’Hotellerie, hijo de Marín Bosqued.

LOS IMPRESCINDIBLES

Tomás Seral

Aunque nació en Zaragoza, es hijo del pueblo por vía paterna. Editor, periodista, poeta, librero y, sobre todo, galerista,Seral fue una figura fundamental de la cultura española antes y después de la contienda civil.

Starkytch Pinchadiscos

El tándem formado por Mariano Bazco y Juan Carlos Higueras lleva con orgullo el nombre de Alagón por los escenarios. Hedonistas convencidos, inventores de emociones, su espectáculo es una cura para el espíritu.

Acael y ‘Vida alagonesa’

La Asociación Cultural Alagonesa de Estudios Locales (Acael) lleva apenas seis meses de lucha, en salvaguardia del patrimonio cultural de la Ribera Alta del Ebro. Han recuperado en la red la cabecera ‘Vida Alagonesa’.

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