A sus siete años, como a cualquier otro chaval de su edad, al pequeño  Mariano le perdían las chucherías. Y eso fue a buscar el miércoles por la tarde a la tienda de la gasolinera de La Venta, como se conoce al pequeño grupo de casas que se levantaron a mediados de los 60 a escasos dos kilómetros del casco urbano de Biota, en la comarca de las Cinco Villas. Tantas ganas tenía el pequeño de invertir el euro que le habían dado en casa que cruzó por delante de un vehículo sin percatarse de que su joven conductora se disponía a arrancarlo. La fatalidad y el destino quisieron  que el niño acabara en el suelo bajo las ruedas, víctima de un trágico accidente presenciado por su propia abuela.

"Es muy triste, una desgracia... El chaval venía feliz a comprar chucherías", se lamentaba ayer Salvador Casanova tras el mostrador del pequeño súper de la estación de servicio. Porque el pueblo apenas supera el millar de habitantes y desde que cerró la tienda de dulces de la plaza, la  gasolinera es el único lugar donde se despachan gominolas, pipas, patatas fritas...

"Le acompañaba su abuela, pero el chico se adelantó unos metros y fue el primero en entrar a la tienda. Se ve que no le convenció lo que vio y regresó a buscar a la mujer. Fue al volver cuando se produjo el golpe y la caída", puntualizaban casi al alimón Salvador y su hija Maite, con quien regenta el negocio. Porque según ambos, "el coche estaba parado y apenas se movió un metro".

Pero lo cierto es que los neumáticos del Dacia Duster –un todocamino de algo más de 1.300 kilos– pasaron por encima del frágil cuerpo del chaval, provocándole lesiones de tal entidad que apenas sobrevivió una hora.   "El crío hablaba y se quejaba de la tripa. Pero ni siquiera nos atrevimos a moverlo, lo tapamos con una manta y avisamos corriendo al 112", recordaban en la gasolinera. Como le aconsejaron desde la central de emergencias, Salvador colocó al chaval en posición de seguridad –de costado– y esperó junto a él a que llegaran los sanitarios.

Los primeros en presentarse allí fueron los bomberos del parque de la DPZ en Ejea. "Cuando yo le hablé, ya no me respondió. Pero le tomé el pulso y seguía vivo", contaba este jueves uno de los integrantes del operativo. Instantes después llegaron una médico, una ATS de Sádaba y la ambulancia del 061, donde metieron  al menor para intentar estabilizarlo. Las maniobras de reanimación se prolongaron durante casi una hora, porque nadie quería dejarlo marchar... Pero los esfuerzos no obtuvieron recompensa.

La conductora se desmayó

Muy afectada por lo ocurrido, la conductora, de unos 30 años, terminó desmayándose en la gasolinera. De hecho, precisó también de asistencia para superar el difícil trago. Según explicaban algunos vecinos, se da la circunstancia de que la joven es "muy amiga" de la madre del pequeño, que también reside en Biota. El equipo de Atestados de la Guardia Civil de Zaragoza, que se ha hecho cargo de la investigación del accidente, confirmó ayer que la conductora dio negativo en alcohol y drogas.

El alcalde de Biota, Ezequiel Marco, supo de lo ocurrido cuando cerraba la contratación de las orquestas de las fiestas. "Noticias así  te parten el corazón. Todos conocíamos aquí a Marianito... Es una pena", reconocía, recordando que un tractor atropelló también a otro menor hace unos años en La Venta. "Queremos trasladar nuestro pesar a la familia y ofrecernos para todo lo que puedan necesitar", apuntó.  El municipio, que estará de luto hasta mañana, quiso arropar también por la tarde a los padres en el funeral celebrado en la iglesia de San Miguel.