Un mes en alta mar para estudiar los cambios químicos en el océano

Junto a otras 49 personas, estos dos aragoneses han formado parte de un programa que pretende estudiar el impacto que tiene en el océano la absorción de CO2.

La zaragozana Leticia Barbero, responsable de la investigación, y el jacetano Jesús Cano.
La zaragozana Leticia Barbero, responsable de la investigación, y el jacetano Jesús Cano.
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3.00 de la madrugada, la zaragozana Leticia Barbero se levanta para supervisar la investigación, mientras el jacetano Jesús Cano lleva despierto toda la noche recogiendo muestras. Durante algo más de un mes, concretamente desde el 18 de julio y hasta el 21 de agosto, estos dos aragoneses han vivido en alta mar junto a otras 49 personas, de los que 22 eran científicos como ellos. Forman parte de un programa a cargo del Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico (AOML, en inglés), perteneciente a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que pretende medir cómo y cuán rápido están cambiando las condiciones químicas del océano debido a la acidificación oceánica, es decir, cómo la absorción de dióxido de carbono por parte del agua del mar afecta a las condiciones químicas del océano y, a su vez, a los organismos que lo habitan.

Para ello, estos dos científicos aragoneses se embarcaron en una expedición que por primera vez ha incluido aguas de México, Cuba y Estados Unidos. Durante 33 días han vivido en alta mar, rodeados de agua y como apunta Cano: “Muestreando día y noche”, en turnos de 12 horas y sin descanso semanal.

Y no solo han tenido que hacer frente a jornadas agotadoras, sino también ser siempre muy conscientes de que se encontraban en alta mar. De hecho, Barbero, como jefa de la expedición tuvo que solventar diversos cambios en la hoja de ruta, como el paso del huracán Franklin que les obligó a desviarse y cambiar el plan de la campaña.

Pero, la investigación no termina al tocar tierra, ya que como señala Cano aunque “estar en alta mar ha sido en ocasiones duro, lo realmente complejo comienza ahora”. Durante los próximos meses deberán analizar las muestras recogidas, “serán horas, días, semanas y meses mirando a través de una lupa para separar y contar organismos que, en la mayor parte de las ocasiones, son más pequeños que la cabeza de un alfiler”, explica este jacetano que llegó a la expedición gracias a una beca postdoctoral. Trabaja bajo la supervisión de la doctora Sharon Herzka en el departamento de Oceanografía biológica del centro de Investigación científica y de Educación superior de enseñanza en Baja California (México). Su misión es evaluar el nivel de conectividad y dispersio?n de la comunidad ictioplancto?nica entre el borde de la plataforma y la zona de aguas profundas en la región de Perdido del golfo de Me?xico para deducir su vulnerabilidad a derrames de petróleo en la zona.

Barbero, en cambio, es la responsable de la línea de investigación de acidificación oceánica de su grupo de investigación, que está liderado por el doctor Rik Wanninkhof, en el Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico de la NOAA. Tras participar en una campaña anterior como subjefa, en esta ocasión ha sido la responsable de organizar el estudio desde el principio.

Ambos, licenciados en Ciencias del Mar, alegan haber cruzado el charco por falta de oportunidades en España, aunque aseguran que estas experiencias no solo les están enriqueciendo como profesionales, sino también como personas.

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