Castiliscar: bailar la piedra mirando al horizonte

Castiliscar quiere exponer en casa alguna de las piezas dejadas en depósito hace casi noventa años en el castillo de Javier, y que actualmente están en el Museo de Navarra.

Un mozo de Castiliscar, sobre la Peña la Bailadera.
Un mozo de Castiliscar, sobre la Peña la Bailadera.
Laura Uranga

No son dos ni tres (ni mil) los parajes aragoneses que plantean retos de complicada resolución a los indecisos. Uno de esos benditos problemas para el paseante está en Castiliscar. La vista desde el monte contiguo, coronado por la peña la Bailadera, alcanza hasta Ujué y más allá, que diría Buzz Lightyear, con la Estanca a un lado y el dibujo de la cercana Sos al otro. Para llegar hasta esa tremenda piedra móvil, situada en el tope de lo que parece un dolmen, hay que mirar también al suelo: pista no apta para utilitarios, solo paseantes (hora y media desde el pueblo), BTT (hacen falta pulmones, piernas y paciencia) o vehículos con tracción a las cuatro ruedas.

Para bailar la piedra hay que separar las piernas y alternar el peso rítmicamente; así, lo que no podría menearse jamás por fuerza bruta se agita cadenciosamente al ritmo que marcan sus jinetes ocasionales. ¿Será la parada estelar en un futuro recorrido que combine aire puro y ‘mindfulness’? En el pueblo, la gente combina el paseo hasta allá y el consiguiente bailoteo con un buen almuerzo.

Castiliscar: Bailar la piedra mirando al horizonte

Peña bailonga aparte, Castiliscar está orgullosa de su patrimonio histórico y cultural, que el año pasado recibió un notable impulso con la apertura del Museo dedicado a la Orden de San Juan: la propia rehabilitación del edificio que lo alberga ya fue una gran noticia. El sarcófago paleocristiano del siglo IV que sirve de altar en la iglesia de San Juan Bautista es una referencia estelar del museo; fue hallado a mitad del silo XIX en el entorno de la ermita de San Román, al pie de la calzada que unía Cesaraugusta y Pompaelo, donde los chavales más curiosos de la localidad han seguido encontrando pequeños tesoros hasta nuestros días.

José Juan Arceiz fue uno de esos chavales que creció oyendo historias sobre los antiguos pobladores de Castiliscar. Hoy ejerce como concejal de Urbanismo y Cultura del municipio. "Por Castiliscar pasaba la vía romana, con dos enclaves fundamentales: la ermita de San Román, con sus mosaicos, y Solanilla, menos conocido. Los romanos marcaban sus vías con miliares, cilindros de piedra tallados de modo más simple o complicado según el punto marcado, siendo más significativos los números redondos".

El hallazgo y el depósito

Los romanos ponían un miliario cada mil pasos. Para los buscadores de vestigios, hallar uno era y es algo formidable. En los años veinte del siglo pasado, un jesuita de Javier, el padre Escalada, recorría las Cinco Villas en este afán, con singular éxito. El sacerdote encontró en las inmediaciones de Castiliscar dos miliarios, uno de ellos en un estado asombrosamente bueno y otro partido en dos; avisó a la autoridad local y pidió permiso para llevárselos a Javier. "El Ayuntamiento de Castiliscar –puntualiza Arceiz– decidió dejarlos allí en depósito, como consta en el acta municipal del 27 de abril de 1929. Acudieron dos personas del pueblo con una galera y dos mulas, y cargaron los miliarios hasta Javier. El asunto se olvidó; hubo obras en el castillo de Javier y los miliarios fueron trasladados al Museo de Navarra, sin que nadie dijera nada a Castiliscar. Ahí siguen: uno, el de Caracalla, mide dos metros y medio de alto, data del año 216 y está expuesto. Los otros dos fragmentos corresponden a Augusto y siguen almacenados".

El empeño de Arceiz y su alcalde, José Daniel Machín, es conseguir que alguno de los miliarios almacenados en Navarra vuelvan a Castiliscar. "Antes no teníamos dónde exhibirlos, pero ahora sí –remata Arceiz– y es hora de dar pasos productivos al respecto. Ya informamos al Museo de Zaragoza y al director general de Cultura de la DGA, Ignacio Escuin, además de escribir al Museo de Navarra sobre el particular. Desde Pamplona han respondido con un informe: además del miliario de Caracalla, resulta que hay otras cuatro piezas en sus almacenes. Vamos a solicitar formalmente ayuda del Gobierno de Aragón para recuperar dos de ellas".

Nada que ver con lo de Sijena

La decisión en las palabras de Arceiz no emparenta este caso con los famosos bienes de la franja. "La decisión del traslado de las piezas corresponde a Patrimonio Nacional, pero hasta ahora las dos partes hemos mostrado buena voluntad, estamos hablando y considerando un acuerdo. Está claro que nunca se habló de cesión cuando las piezas llegaron a Javier, sino de depósito: ahí no existen dudas. En la inauguración del museo, el año pasado, el propio Javier Lambán hizo una mención al asunto. Sinceramente, no creo que sea necesario litigar, pero si se llegase hasta tal punto, sé que contaríamos con el apoyo del Gobierno de Aragón".

Un museo con la prestigiosa Orden de Caballeros de San Juan como referencia clave

Desde julio del año pasado, Castiliscar cuenta con un museo consagrado a la Orden de San Juan de Jerusalén. La exposición se ubica en la casa-palacio de la Encomienda de San Juan, y está dividida en cuatro segmentos conceptuales. El primero es la singularidad de Castiliscar como villa fronteriza y prepirenaica; por otro lado, se abunda en la relación del municipio con los orígenes del cristianismo, para lo cual se cuenta con el sarcófago paleocristiano del siglo IV como enganche argumental; en tercer lugar, el origen de Castiliscar como castillo de frontera y, por último, su relación con la Orden de San Juan de Jerusalén. En el zaguán se propone un resumen de las características que dan personalidad al pueblo; además, se ha reservado un espacio para muestras coyunturales. Este verano, hasta el pasado 20 de agosto, se pudo disfrutar de la exhibición ‘El padre Luis: de Castiliscar al Che Guevara’, con las vivencias e instantáneas registradas por el sacerdote Luis Cuartero en Bolivia entre 1959 y 1970, rescatadas por su sobrino Imanol Arteaga, que incluían algunas de la muerte del Che.

La vida nómada y aventurera de un hombre de letras hecho a sí mismo: José Manuel Mójica

El escritor, chef y aventurero José Manuel Mójica es cincovillés, de la añada del 55. De origen humilde y etnia romaní, su bisabuelo francés se estableció en Uncastillo y la familia acabó radicada en Castiliscar, donde nació José Manuel. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Zaragoza y, además de formarse como paracaidista, estuvo enrolado en la Legión. Se formó en la cocina por la tierra de sus ancestros y asimiló con rapidez los secretos de la ‘nouvelle cuisine’, que aplicó en toda España, Colombia, Brasil y otros países. Fogones aparte, siempre estuvo interesado por la investigación etnológica, hasta el punto de liderar un proyecto sobre leyes de los pueblos romanís. En 2011, la poderosa editorial Barnes & Noble editó el volumen ‘Romani People’, con personajes influyentes de esta etnia diseminados por todo el mundo, y Mójica fue uno de los citados, junto al músico mexicano Alfonso Mejía Arias o el poeta británico David Morley. Mójica también ha trabajado como dibujante, locutor y guía turístico. Algunas de sus obras más relevantes son ‘Radiografía de un delirio’, ‘Con la mirada de un dios cobarde’ o, en el terreno culinario, ‘Cocina medieval y renacentista’.

LOS IMPRESCINDIBLES

Valores y fútbol base

El próximo fin de semana se celebra en el pueblo el ‘I Congreso Comarca de las Cinco Villas’ sobre valores en fútbol base, organizado por Jaserbiu. También habrá un torneo cadete con equipos aragoneses, navarros, vascos y riojanos.

El Cristo del Castillo

El día 8 de mayo de cada año se celebra la fiesta del Cristo del Castillo, que recuerda la lluvia salvadora de 1921 tras una súplica de todo el pueblo. Siempre han acudido fieles de pueblos cercanos, incluyendo navarros como Carcastillo.

Refrán y fiesta

"Si la Candelera plora, el invierno está fora, y si no plora, ni dentro ni fora". La Candelera o ‘Fiesta de las luces’ es una celebración religiosa del pueblo que llega cada 2 de febrero. Se encienden velas para espantar las tormentas.

- Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.

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