El grupo PSA y General Motors desvelarán en París el alcance del futuro de Opel

Aprobada ya la operación de compra de Opel por parte del Consejo de Administración de PSA Peugeot Citroën el viernes, el propio grupo francés y General Motors convocaron este sábado una conferencia de prensa para el lunes a las 9.15 en París para hablar de las consecuencias de las negociaciones que reconocieron estar teniendo el pasado 14 de febrero. Directivos de ambas compañías darán cuenta en la sede central de PSA en la avenida de la Grand Armée del alcance del futuro de Opel, que diversas fuentes dan por hecho que formará parte del conglomerado francés.

Tanto desde PSA España como desde General Motors España se limitaron a señalar que se remiten a lo que se diga en la rueda de prensa, sin confirmar ni desmentir que la adquisición de Opel por PSA esté cerrada. Fuentes sindicales de la planta de GM en Zaragoza se manifestaron en la misma línea, la que han mantenido a lo largo de este proceso de negociación, marcada por la prudencia y por la espera de acontecimientos antes de realizar cualquier valoración.

El Gobierno de España, que tardó semanas en darse por aludido, parece ahora sí seguir con atención el desenlace de la operación que negocian PSA y GM. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, aseguró que el Ejecutivo central va a estar "permanentemente pendiente" de las negociaciones, cuyos efectos pueden notarse en las dos fábricas españolas de PSA (la de Vigo y la de Villaverde, Madrid) y la de GM en Figueruelas. A preguntas de la prensa en Santander, De la Serna recordó que la adquisición no ha sido anunciada "oficialmente" y que, en cualquier caso, los mensajes lanzados por la dirección de PSA "son tranquilizadores en relación a la fábrica de Zaragoza porque ha dicho que los trabajadores pueden estar tranquilos". El ministro reafirmó asimismo el mensaje también "tranquilizador" del titular de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, señalando la "importancia" de PSA y Opel en nuestro país "con tres fábricas que están demostrando una alta competitividad". Y añadió: "Es necesario ese mensaje de tranquilidad para los empleados por el buen funcionamiento de las factorías españolas y el auge del sector automovilístico en nuestro país".

La propia dirección de PSA, con su presidente Carlos Tavares al frente, ha sido muy conciliadora al hablar del futuro que esperaría a Opel y a sus trabajadores en el grupo francés. La marca y la dirección de la hasta ahora filial de GM se mantendría, remarcando su identidad alemana, no en vano el propio Tavares reconoció en una ocasión que los coches de PSA y Opel son complementarios y que "hay clientes que no quieren comprar un coche francés, pero sí uno alemán". Eso sí, el ejecutivo portugués ha defendido el valor de una fusión que crearía "un campéon europeo del automóvil", que se convertiría en el segundo fabricante de vehículos en el Viejo Continente después de la firma alemana Volkswagen. "Queremos ayudar a Opel", ha dicho también, y para ello recuerda cómo ha conseguido que el grupo PSA deje de perder dinero (en 2016 obtuvo un beneficio neto de 2.150 millones de euros) después de que hace tres años tuviese que ser rescatado parcialmente por el Gobierno francés, que entró en el accionariado con un 14%, el mismo porcentaje que el conglomerado chino Dongfeng, el otro nuevo socio desde entonces.

La filial europea de GM, en cambio, lleva 16 años en números rojos, uno de los detonantes para que la multinacional automovilística de Detroit, que ya estuvo a punto de vender Opel en 2009 a un consorcio que encabezaba la auxiliar del automóvil austriaco-canadiense Magna, decidiera que ahora era el momento para desprenderse de la compañía alemana. Cederla a PSA, un grupo con el que mantiene una alianza desde 2012, se ha planteado como la opción más adecuada.