De las plazas del l5-M al sillón de las Cortes

Ocupa desde ayer un puesto que suele poner un broche de oro a una carrera política, pero la trayectoria de la nueva presidenta de las Cortes, Violeta Barba, es lo más parecido a un símbolo del ‘sí se puede’, eslogan que ella, como miles de personas, gritó en las plazas del 15-M. Entonces lo hizo desde el anonimato, del que salió ese mismo año, 2011, para afiliarse a IU y convertirse en su coordinadora autonómica de Juventud. Tres años después, pasó a Podemos y no tuvo reparos en disputarle la secretaría regional a Echenique con apoyo del aparato. No ganó, pero se integró y salió elegida diputada y, por un pacto, vicepresidenta de las Cortes. Ahora, con 28 años y fruto de la renuncia del socialista Antonio Cosculluela, se convierte en la primera mujer y en la persona más joven que asume la presidencia.

Esta abogada laboralista accede al cargo con una sensación de "vértigo" que le sirve de "alerta", algo que no les ajeno a esta amante del submarinismo y la montaña. Empeñada en darle una vuelta a la Cámara, comienza su mandato con una clara voluntad de gestos: estrena hoy su agenda oficial con una reunión con las limpiadoras de las Cortes y hará lo propio con todos los departamentos de la institución. Desde que es miembro de la Mesa no se ha subido al coche oficial. Tampoco lo hará el lunes cuando acuda a su primer acto institucional, la apertura del año académico. Ella se mueve en bici.