Olas cosas cambian o este país avanza hacia una repetición electoral. Si Rajoy no tiene apoyos, si Sánchez solo puede conseguirlos con un frente tan plural en las siglas como singular –casi contra natura– ­en lo programático, es muy probable una nueva cita con las urnas. Lo que, aparte de sumar el despropósito y el derroche de cinco o seis comicios distintos en doce meses, no sería buena noticia: prolongaría el parón administrativo y frenaría la recuperación. ¿Para los partidos? Incertidumbre y riesgo para todos, pero para unos más que otros porque el voto reaccionaría intentando resolver la situación. Si los 3.600.000 votos que ha perdido el PP han ido a parar a C’s, es previsible que Rajoy –¿o un nuevo candidato popular?– mejorase resultados por un efecto repliegue. Más difícil lo tendría Sanchez: tras cosechar el peor resultado socialista en la historia y acosado por la izquierda en varios frentes, pero sobre todo por el de un Podemos decidido al ‘sorpasso’, arriesgaría bastante más. Tiene tres posibilidades, ninguna idónea: permitir un gobierno en minoría del PP, encabezar un gobierno políticamente suicida para el PSOE o forzar otras elecciones de alto riesgo para él y para su partido.