La solución a la N-II permanece atascada 22 años después de los primeros planes de Fomento

El único tramo sin desdoblar de la vieja nacional está cada vez más
lejos de convertirse en autovía. El consejero Soro, por ello, apuesta por el rescate de la AP-2.

El tráfico pesado, característico de la N-II.
El tráfico pesado, característico de la N-II.
josé miguel marco

Muchos años y muchos accidentes después de diagnosticar el problema, a comienzos de los noventa, Aragón sigue sin solucionar uno de sus mayores quebraderos de cabeza en materia de infraestructuras: la modernización de sus comunicaciones por carretera con Cataluña, a través de la vetusta N-II. Esta sigue siendo una asignatura pendiente 22 años después de que su desdoblamiento fuera incluido en los planes del Ministerio de Fomento.


Se trata del único tramo que todavía tiene un carril por sentido de la carretera nacional que une Madrid con Barcelona y la alternativa, la AP-2, de peaje, solo ofrece una liberalización para vehículos que regresen en el día (entre Alfajarín y Fraga) y parcial para camiones (desde Alfajarín hasta Pina de Ebro).


Esta medida, implantada gracias a la colaboración entre las Administraciones autonómica y central, ha contribuido a reducir la mortalidad de una vía, la N-II, que se llegó a cobrar 116 vidas en una década (entre 1994 y 2004); sin embargo, dista de ser una solución, tal y como demandan los municipios afectados y los políticos aragoneses.

Fin de la concesión en 2021

El horizonte del desdoblamiento parece cada vez más olvidado en Aragón a tenor del último movimiento del consejero de Vertebración del Territorio y Movilidad, José Luis Soro, partidario ahora de presionar a Madrid para obtener la liberalización de la AP-2, transformarla en una autovía con nuevos enlaces y desestimar una duplicación de carriles de la N-II cuyas obras, afirmó el pasado 28 de julio, "no se harán jamás". José Luis Soro, para convencer a los alcaldes afectados, les recordó que la concesión de la AP-2 expira en 2021 y que podría estudiarse su rescate anticipado. Se trata, según afirman en su departamento, de la solución más rentable.


Pero, ¿cuáles eran esas obras jamás iniciadas? En estos momentos, de hecho, no existe un proyecto en firme para desdoblar la N-II. De la idea original de 102 kilómetros de autovía valorados en 420 millones, que llegó a estar en la agenda de Víctor Morlán, secretario de Estado de Infraestructuras del gobierno de Rodríguez Zapatero, se pasó en 2009 a desestimar el tramo entre Alfajarín y Pina –con notable controversia al quedar afectadas zonas de huerta–, y a dar luz verde en 2014 al estudio informativo de 65 kilómetros, entre Pina y Fraga, que en su mayoría eran de estricto desdoblamiento de la carretera actual, además de incluir las variantes en Bujaraloz y Peñalba.


Este anteproyecto constituye casi la única muestra de la intención de acometer la obra. La otra son las exiguas partidas que se incluyen en los últimos Presupuestos Generales del Estado aprobados, de 2015, y en el proyecto de 2016, que aún no ha pasado por el Congreso. En ambos casos, se recogen entre 100.000 y 500.000 euros para cuatro tramos entre Pina y Fraga; sin embargo, solo en uno de ellos, de Pina a Bujaraloz, existe una previsión de llevar el desembolso hasta 2018 (con 200.000 euros) y, eso sí, parece evidente que, sin proyecto, ninguna de estas cantidades conllevará obra alguna.

Pequeños avances y la crisis

Desde 1993 hasta las recientes declaraciones de Soro, en las que por primera vez un consejero aragonés opta abiertamente por renunciar al desdoblamiento, han pasado 22 años de un continuo goteo de pequeños avances y de varios desencuentros y considerables parones.


Tras la aparición inicial en el Plan Director de Infraestructuras de Fomento, el desdoblamiento no cobró fuerza hasta comienzos de este siglo, en concreto, cuando el PSOE de Zapatero lo llevó en su programa electoral de 2004. En diciembre de 2005 se dio lo que parecía un paso firme en aras del desdoblamiento: en plena efervescencia de obras previas a la Expo, se aprobó encargar el primer estudio informativo de los 102 kilómetros, que no estuvo listo hasta 2008; ese mismo año, sin embargo, se produjo el primer gran retraso del proyecto, al registrarse numerosas quejas y alegaciones de propietarios de huertas en Nuez, Villafranca o Alfajarín al trazado propuesto. Esto propició que se desestimara el tramo más problemático, de Alfajarín a Pina.


Sin embargo, entre 2010 y 2013 el conjunto del proyecto sufrió un parón sin precedentes debido a la crisis y a las restricciones presupuestarias en Fomento: solo en 2014 se incluyó una partida de 700.000 euros (que no se ejecutó) al tiempo que se aprobó, finalmente, la declaración de impacto ambiental del mencionado tramo a desdoblar, entre Pina y Fraga.


Hoy, como ayer, la vieja nacional II sigue presumiendo de tener su parte más esteparia y peligrosamente ‘vintage’ en las provincias de Zaragoza y Huesca.

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