Nibali y Quintana animan el Tour a las puertas de Alpe D'Huez
?El ganador de la ronda gala en 2014 y el líder del Movistar protagonizaron una etapa sin tregua en la que Froome sufrió para salir más líder a dos días de París.
Nibali, de 30 años y uno de los 6 ciclistas que han ganado en toda la historia las tres grandes, entró en meta con 44 segundos de adelanto sobre Nairo Quintana y 1:44 sobre Froome. A 2:26 llegaron Alejandro Valverde y Alberto Contador, los grandes perjudicados de la jornada. La maniobra del ciclista siciliano, que empezó la decimonovena etapa en Saint Jean de Maurienne a 8 minutos del podio, le puso en La Toussuire a solo 1:19 del tercer escalón de Valverde, y sobrepasó en la general a Alberto Contador, que pasó otro día de supervivencia y calambres.
A falta de la jornada del Alpe DHuez, no solo Nibali aportó una pizca de necesario condimento a este Tour decantado para Froome. El colombiano Nairo Quintana apareció en escena, por fin, con un ataque al líder a 65 kilómetros de la cima. Tal vez tarde, el jefe del Movistar logró soltar al británico, por primera vez en apuros. En meta le robó 32 segundos. Froome no se cebó cuando le dejó Quintana. Aguantó a distancia, siguió su ritmo e impidió un herida más profunda. Su renta con el colombiano bajó a 2:38, muy significativa aún por mucho que la próxima cita sea la del Alpe DHuez. Al menos, en tan mítico ascenso el Tour espera que el colombiano queme las naves y que Nibali y Valverde se peleen por la tercera plaza.
Astana salió con aires de combate. Marcó el ritmo en la subida, donde atacó tímidamente Alberto Contador, reducido de inmediato por Alejandro Valverde. Más tarde en la Croix de Fer los hombres de Nibali dejaron clara la estrategia, que es la habitual en su jefe de filas, atacar cerca de la cima y lanzarse en la bajada. Un ritmo que tuvo rédito, pues Froome se quedó sin su ayudante de lujo, Geraint Thomas. En esas estaba Nibali cuando al líder se le salió la cadena. El británico se bajó para arreglar el desperfecto y cuando levantó la cabeza el siciliano ya se había esfumado. Nibali coronó con 1:30 minutos de adelanto y alcanzó al francés Rolland en la bajada de la Croix de Fer. Todo un curso de talento en cada curva, un espectáculo que solo él puede ofrecer. Ganó un tiempo jugándose el pellejo que más tarde lo supo rentabilizar en el ascenso al Col de Mollard.
No llegaban los ataques en el grupo principal. El líder seguía su placentero camino. Si fuera poco el trabajo de los hombres de Quintana y Valverde, pasaron al relevo el Tinkoff con Majka, con intenciones borrosas dado el estado de Contador, y el Lotto Jumbo, tal vez para guardar la sexta plaza de Gesink.
Objetivos menores y maniobras estupendas para el Sky, precisamente el día que Froome se quedó sin escolta. Por primera vez vio de lejos la matrícula de su único rival. Un mordisco más simbólico que efectivo, pero que ilusiona ante el desenlace final del Tour. Hoy, último cartucho para definir el podio en la vigésima etapa entre Modane y Alpe DHuez, de 110 kilómetros.