Durante el juicio, el conductor del autocar, Miguel Ángel Recio, reconoció los hechos, pidió perdón a las víctimas y se conformó con una condena de dos años de cárcel y tres de retirada de carné de conducir que previamente había acordado su abogada Carmen Cifuentes con la Fiscalía. Así, evitó la pena inicial de tres años a la que se enfrentaba. Por esa razón, la juez Milagro Gil, en su sentencia, recoge íntegramente el relato que hizo el fiscal de lo sucedido aquel día y concluye que el acusado conducía con exceso de velocidad, de manera imprudente y "despreciando las más elementales normas de conducta".

El accidente se produjo sobre las 6.40 cuando Miguel Ángel Recio circulaba por la avenida Ciudad de Soria con el autobús cargado con 37 trabajadores del turno de noche de la General Motors. Iba a una velocidad de entre 79,4 y 91 kilómetros por hora, en un tramo que está limitado a 50. Conducía por el carril de la derecha en el sentido de su marcha, que obliga a girar hacia la avenida de Navarra, pero continuó recto, lo que le hizo colisionar con un turismo que viró correctamente y se lo llevó por delante. Ninguno de sus dos ocupantes resultó lesionado, pero el autocar siguió descontrolado por el golpe y, tras chocar contra dos semáforos, una farola, superar una mediana y romper la valla que delimita la parte superior de la dársena de la estación de autobuses, cayó desde una altura de diez metros a la zona ajardinada. El impacto causó lesiones a la inmensa mayoría de los pasajeros, algunas de mucha gravedad que les han dejado graves secuelas de por vida.

Allianz, la compañía aseguradora, indemnizó a todos ellos en las cantidades que creyó convenientes y, salvo cuatro, aceptaron la compensación económica. Estas personas, defendidas por los abogados Cristina Ruiz-Galbe, Anselmo Loscertales, Rafael López Garbayo y Pedro Domeque, han logrado parte de sus pretensiones pues pedían 723.016 euros más y han recibido, finalmente, 261.909, además de los 453.394 que ya les adelantaron.