La rotura de una tubería de casi un siglo de antigüedad obliga a cortar tres días la calle de Miguel Servet
El subsuelo de Zaragoza aún encierra 325 kilómetros de materiales obsoletos que entrañan riesgos, el 25% del total.
La última incidencia en el entramado de tuberías de la ciudad ocurrió la madrugada de ayer, a la altura del número 30 de Miguel Servet, poco antes de llegar a Camino de las Torres desde el paseo de la Mina. Fue necesario cortar en un primer momento la circulación en sentido salida de la ciudad entre la plaza de San Miguel y Camino de las Torres, lo que obligó a desviar también cuatro líneas de autobús urbano: la 29, la 38, la 39 y la 40. Estas líneas permanecen desviadas desde la plaza de San Miguel hacia la calle Asalto, Jorge Cocci, Camino de las Torres, Sanz Gadea y Compromiso de Caspe, para desde allí recuperar sus itinerarios. La línea 29, por su parte, desde el Camino de las Torres accede a su terminal una vez cruzado Miguel Servet.
En un primer momento se quedaron sin agua los vecinos de la calle Concepción, así como algunos edificios de Miguel Servet. Ya por la tarde, solo los del número 30 seguían sin suministro, aunque lo pudieron recuperar a lo largo del día. Las brigadas municipales se pusieron ayer manos a la obra, con unos trabajos que se alargarán hasta el viernes y que obligarán a cortar el vial completo.
Además, hay otros 300 kilómetros de fibrocemento, un material tampoco demasiado resistente, y que dejó de colocarse en los años 70. El último barrio en el que se instaló fue el Actur, aunque en buena medida ya se han ido renovando con el paso de los años. Ya en los ochenta se empezó a colocar la fundición dúctil, que se ha demostrado como el material que mejor resultado da, ya que es algo más flexible.
También quedan algunas áreas con tuberías de polietileno, que se suele usar para tramos de pequeño diámetro. Por último, hay tuberías de hormigón, que se suelen encontrar en tramos en los que se necesita un enorme grosor para poder asumir una gran cantidad de agua. En algunos casos también ha dado problemas, como sucedió con la gran tubería de hormigón con camisa de chapa que reventó hace dos veranos en la avenida de Los Pirineos, y que obligó a cortar durante varias horas la entrada desde Huesca. Es un conducto largo y ancho, de un metro de diámetro, que arrojó sobre la calzada miles de litros de agua.
La inversión en sustitución de estas infraestructuras ha sido prácticamente nula en los últimos años. Si entre 2000 y 2010 se cambiaron unos 200 kilómetros de viejas cañerías, desde entonces la cifra de kilómetros por renovar se ha mantenido prácticamente invariable. La honrosa excepción son las obras que comenzarán en agosto en el entorno de la plaza de Europa, que afectarán desde el paseo de María Agustín hasta la avenida de Valle de Broto y costarán unos 3 millones de euros.
En los últimos años tan solo la construcción del tranvía, con la renovación total de servicios que implicó por casi todas los viales por los que pasó incluida la calle Canfranc, permitió cambiar las obsoletas tuberías de un buen número de viales.