La operación se hará firme la próxima semana, lo que permitirá a las arcas públicas reducir el esfuerzo económico de los últimos años, en los que hay destinado 38 millones de euros mediante préstamos participativos para evitar su quiebra. De hecho, este año tendrá igualmente que inyectar dinero, aunque la cifra prevista inicialmente se reducirá de 25,5 a 17,5 millones de euros.

El consejero de Obras Públicas y presidente de Plaza, Rafael Fernández de Alarcón, explicó ayer los términos de la operación, con la que dejará la sociedad pública con la mitad de la deuda que se encontró en 2011: entonces ascendía a 112 millones, ahora es de 102 y, según sus previsiones, se habrá reducido a 63 para el mes de julio.

Este balón de oxígeno es clave para una sociedad pública que el próximo lunes tiene previsto reducir su capital para reequilibrar su patrimonio negativo, que superaba los 50 millones al cierre del pasado ejercicio. Esto supondrá que el capital social pase de los actuales 47 millones a poco más de 200.000 euros.

Fernández de Alarcón destacó que, además, Ibercaja abrirá una línea específica de financiación en condiciones preferentes para los compradores que adquieran suelo y naves. Para potenciar las ventas, bloqueadas desde hace cinco años, se ha alcanzado también un acuerdo de comercialización conjunta entre la entidad financiera y la sociedad pública.

El consejero de Obras Públicas recordó que la DGA se ha encontrado "casi sola" en los últimos años para mantener Plaza, ya que el resto de socios (Ibercaja y el Ayuntamiento de Zaragoza) se negaron a acudir a las ampliaciones de capital.

Alarcón señaló que también hay cuatro operaciones en negociación, cuyos detalles no concretó al estar en curso, pero aclaró que ninguna afecta a Inditex.