La reforma energética y la falta de madera frenan el desarrollo de la biomasa en Aragón

El sector asegura que Aragón se está quedando atrás en el desarrollo de este tipo de energía.

La comunidad genera unas 600.000 toneladas de biomasa forestal cada año.
La reforma energética y la falta de madera frenan el desarrollo de la biomasa en Aragón
Antonio García

El campo de la biomasa, tan en boga en los últimos tiempos, está atravesando su primer bache importante apenas tres años después de que comenzara su desarrollo más intenso en Aragón. Así lo afirman al menos los representantes del sector y algunas de las empresas instaladas en la Comunidad, que creen que pese al potencial del territorio para ser un punto de referencia en la explotación de este tipo de energía, tanto el actual marco legislativo como el escaso aprovechamiento de los bosques aragoneses, “no ponen las cosas fáciles”.


Desde el 2013 han proliferado las plantas y empresas dedicadas a gestionar o producir combustible mediante biomasa -aprovechamientos de madera y residuos forestales y agrícolas- que de un tiempo a esta parte han abierto la puerta a varias iniciativas, todas ellas ubicadas en zonas rurales, bajo el reclamo de ser una energía eficiente, barata y que respeta el medio ambiente.


En la actualidad en Aragón ya hay cerca de una decena de plantas dedicadas a al tratamiento de madera para la producción pellets o astillas, combustible último de las calderas que aprovechan esta energía para producir calor. Su desarrollo, no obstante, no ha sido sencillo. Una de las primeras plantas de Aragón, en Ansó, vio la luz felizmente en 2013 después de casi ocho años de gestiones por parte de los municipios e inversores implicados. La del Pirineo, que nació dando trabajo a unas 20 personas, se puso en marcha poco después que otra planta de cogeneración situada en Ejea. Más tarde llegarían otras nuevas, de menor tamaño, en Mosqueruela, Bea o Campo; y, de forma más reciente, otra importante planta en Erla instalada durante el pasado verano.


Sin embargo, tras este rápido 'boom', el sector de la biomasa en Aragón teme ahora morir de éxito. “Hemos pasado de no tener un sitio donde descargar madera hace tres años porque nadie la quería, a ahora tener un déficit importante”, explica Joaquín Fortuño, empresario forestal y socio de Biomasa del Aneto, una pequeña planta ubicada Campo que desde 2013 está distribuyendo a nivel local tanto pellets y astillas como estufas de biomasa.


Tanto es así, que aunque el Gobierno de Aragón ha multiplicado por cinco en los últimos cuatro años la cantidad de madera disponible de los bosques aragoneses, el joven sector de la biomasa ve insuficiente todavía las toneladas de madera habilitadas por la DGA, quien marca la cantidad aprovechable de los montes públicos (casi el 70% del total), cada año. “Se está revelando como una cantidad claramente insuficiente, lo que está provocando un alza de precios continuada”, explica Luis Solsona, presidente de la Asociación Observatorio de la Biomasa de Aragón, quien señala que ya ha habido algunos proyectos para iniciar nuevas plantas durante el año pasado que se quedaron parados debido a la dificultad para encontrar proveedores de madera.


Desde la DGA se afirma que cada año se va habilitando más cantidad de madera y de bosques aprovechables, pero siempre manteniendo el baremo de la sostenibilidad. De hecho, de cara al presente año la Dirección General de Gestión Forestal volvió a ampliar el número de lotes de madera que saldrán a subasta hasta alcanzar un total de 93. “Somos muy conscientes de la potencialidad que tiene Aragón en este campo por su masa arbórea, y por eso se está ampliado cada año la cantidad de madera y aprovechamientos disponibles”, señalan desde el Departamento de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno aragonés.La reforma energética, un mal punto de partida


La otra vertiente por la que emanan las dudas del sector es la “tardía” entrada de Aragón en el mercado de la biomasa. La mayoría de las plantas se proyectaron antes de que se pusiera en marcha la reforma energética que suprimió buena parte de las primas que venían recibiendo las renovables, lo que ha lastrado los planes de negocio de los empresarios y, según señalan, acentuado el desajuste entre Aragón y otras comunidades donde el desarrollo de la biomasa forestal, aunque también incipiente, ya se estaba dando.


“Tenemos un problema y es que en Aragón hemos perdido totalmente las industrias forestales de las que disponíamos. Venimos de más de una década en la que hemos dejado de mirar al bosque y ahora apenas hay aserraderos y empresas fuertes en la Comunidad que puedan incluso competir por las licitaciones de montes que sacan nuestros propios ayuntamientos”, señala Fortuño. Sin ir más lejos, empresas de Navarra o de Cataluña han conseguido llevarse ya varias licitaciones de pequeños ayuntamientos aragoneses en los que, al estar más desarrolladas, podían presentar una oferta mejor.


Pese a todo, y en lo que sí que coinciden tanto entes públicos como privados pese a su aparente falta de sintonía, es en el potencial que tiene Aragón para apostar en un futuro a medio plazo por esta energía. No en vano, el monte arbolado supone el 33% de la superficie de de la Comunidad Autónoma (1,5 millones de hectáreas), y aunque el porcentaje de uso de la biomasa sigue siendo aún mínimo en relación a otras renovables, su primigenia aparición ya ha conseguido que tanto propietarios privados como ayuntamientos hayan pasado de emplear dinero en limpiar sus bosques a empezar a embolsar importantes cantidades de dinero por aprovechar los restos de podas, ramas y de madera en sí que años atrás podrían ser causantes de incendios.