Entre los que ayer regresaron, destacó la presencia de Lolo, limpio de dolores costales después del golpetazo que encajó en Miranda de Ebro. Y sobre todo de Mario, al futbolista que con más deseo espera Popovic desde que llegó al Zaragoza. El canario, abrigado hasta las cejas, completó el entrenamiento de forma impecable. Su lesión está olvidada y es la principal baza con la que el entrenador del Real Zaragoza comenzó a preparar el envite contra el Valladolid del próximo domingo. También está con el físico rehecho el joven Vallejo, que estrenó ayer contrato. Del mismo modo que ya ha completado su recuperación Rubén González, ausente ayer en las primeras carreras postnavideñas del Zaragoza, aunque su caso estaba previsto. El gallego representó al Zaragoza en el Vicente Calderón en un partido benéfico. Existía la duda de Lolo, de cómo había evolucionado esta semana pasada de la contusión sufrida en Miranda, pero demostró que no hay secuelas del golpe. De este modo, con él, Rubén, Vallejo y Mario, el Zaragoza, por primera vez en la temporada, tiene la enfermería despejada. En el entrenamiento de ayer, Mario estuvo secundado por 15 futbolistas de la primera plantilla (Alcolea, Bono, Diogo, Cabrera, Fernández, Basha, Galarreta, Lolo, Dorca, Eldin, Tato, Jaime, Pedro, Álamo y Borja Bastón), los cuatro con ficha del filial (Whalley, Tierno, Rico y Vallejo) y Jorge Ortí, no inscrito.

El ausente inesperado fue Willian José. Unos problemas burocráticos lo retuvieron en Madrid después de aterrizar desde Brasil. El futbolista llamó al club y comunicó que no podría viajar a Zaragoza hasta que no resolviera el papeleo necesario. Sus abogados trabajaban anoche para solucionarlo y que el jugador pueda estar en el entrenamiento de hoy por la mañana o en el de por la tarde. Por su parte, Bono sufrió problemas de enlaces que provocaron que llegara tarde al entrenamiento. Su vuelo desde Marruecos se retrasó y eso le impidió coger en hora el AVE hacia Zaragoza.