Ana Mayayo y Salvo fue una de las maestras zaragozanas más reconocidas de los primeros cincuenta años del siglo XX. Todos la llamaban doña Anita. Aunque nació en Buenos Aires, el 10 de marzo de 1880, era hija de padres aragoneses, procedentes de Layana. Estudió en la Escuela Normal de Maestras de Zaragoza. Inició su ejercicio profesional en 1902. Se tituló en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, un centro en el que se formaban los futuros profesores de Escuelas Normales y los inspectores, aunque doña Anita prefirió ser la directora del Grupo Escolar Graneros, una escuela instalada en el antiguo silo de la ciudad, donde actualmente se encuentra el Centro de Educación de Personas Adultas Concepción Arenal. En 1923 obtuvo la dirección de la Escuela Aneja a la Normal de Maestras y allí trabajó hasta su jubilación en 1950. Los estudiantes de magisterio hacían sus prácticas escolares en las escuelas Anejas.

Durante más de veinticinco años todos los maestros que estudiaron en Zaragoza hicieron sus prácticas bajo la supervisión de Ana Mayayo, que compartía con ellos su manera de entender la escuela y les recomendaba manuales escolares, material didáctico y libros de lectura. No es extraño que cuando se jubiló hubiera conquistado el reconocimiento de la ciudad, de sus compañeros de profesión y de los miles de estudiantes que hicieron sus prácticas en la Escuela Aneja.

La proyección en la sociedad

En un tiempo en el que era infrecuente que las maestras participaban en asuntos públicos, Ana Mayayo tuvo una considerable proyección en la sociedad. Formó parte de la Junta Municipal de Primera Enseñanza, impulsando instituciones como el ropero escolar, la cantina o las colonias escolares. También fue presidenta de la Asociación de Huérfanos del Magisterio, consiguiendo en los primeros años cuarenta la construcción del Colegio de Huérfanos de Nuestra Señora del Pilar, edificio en el que hoy está ubicado el Instituto de Educación Secundaria Miguel Catalán.

Doña Anita falleció el 11 de septiembre de 1968. El maestro Pedro Orós, en la necrológica que firmó en las páginas de HERALDO DE ARAGÓN, solicitaba que el nombre de Ana Mayayo "fuera esculpido" en la primera escuela que se construyera en Zaragoza. Y esto ocurrió muy pronto. En 1969 abrió sus puertas el colegio del Parque Palomar y desde entonces esta escuela lleva el nombre de la maestra Ana Mayayo.