El sueño roto de un área industrial

El polígono de ?Orihuela del Tremedal está sin estrenar 15 años después de su construcción.

El polígono industrial de Orihuela del Tremedal –en la foto aparecen en él el alcalde, Juan Vicente Aparicio, y el concejal de Agricultura, Pedro Montón– permanece sin estrenar desde que fue construido hace 15 años
El sueño roto de un área industrial
Antonio García/bykofoto

No es el frío lo que mantiene congelada la población de Orihuela del Tremedal en poco mas de 500 habitantes desde hace al menos diez años. Los vecinos están acostumbrados a los 10 grados bajo cero con que amanece muchos días de invierno este municipio turolense de los Montes Universales. "Antes sí que nevaba de verdad, con temporales muy duros que dejaban medio metro, un metro, pero ahora cae muy poco", asegura el concejal de Agricultura, Pedro Montón.


Más paralizan a los orihuelanos los 38 kilómetros de carretera de montaña que les separan de la autovía Mudéjar, el eje que comunica Valencia con el norte del país por Aragón. Este aislamiento –comenta el alcalde, Juan Vicente Aparicio– ha hecho que se esfume el sueño de que nuevas empresas aterricen en el municipio creando puestos de trabajo y aumentando, así, el número de habitantes.


De hecho, el polígono industrial de Orihuela del Tremedal, construido hace 15 años con gran esfuerzo por parte del Ayuntamiento –costó 1,8 millones de euros–, es hoy un gran descampado de ocho hectáreas de superficie poblado de farolas y aceras. Ni una sola empresa se ha instalado allí. "En esta legislatura hubo gente que se interesó por venir, pero no se llegó a un acuerdo", matiza Aparicio. Las pequeñas industrias implantadas en la localidad desde siempre, sin ayudas oficiales para un traslado, optaron por quedarse donde estaban. "Se hizo sin demanda exterior, sin saber quién iba a venir, y no ha funcionado", añade el alcalde.


La situación no es mejor a su alrededor. Pozondón, Monterde, Noguera, Griegos, Guadalaviar, Terriente o Checa –esta última en la vecina provincia de Guadalajara– tienen una actividad económica todavía más escasa. Bronchales, a 9 kilómetros de Orihuela del Tremedal, tuvo más suerte y logró hace 10 años que se instalase en su polígono industrial una embotelladora de agua que da trabajo a 34 personas.


Así las cosas, la densidad de población de la comarca natural Montes Universales es de 1,6 habitantes. "Menos que en Laponia", se lamenta el alcalde de Orihuela del Tremedal, quien, no obstante, destaca que, al menos en su municipio todavía hay 34 niños en la escuela.


La crisis económica que apareció en 2009 fue la puntilla al declive de un territorio en el que nunca, ningún gobierno, hizo grandes inversiones. "Aquí antes se vivía muy bien; había trabajo para todos, incluso faltaba gente, pero con la recesión se estropeó todo", declara el concejal de Agricultura. "Eran otros tiempos –recuerda– pues el metro cúbico de madera de pino se pagaba a 100 euros, ahora va a 35".


Para Jesús Alba, el alcalde de Checa –en la comarca del Señorío de Molina– y por curioso que parezca, también ha frenado el desarrollo económico de los pueblos de los Montes Universales "la cultura de la subvención". "Se sembraba girasol por las ayudas que se concedían y luego no crecía", recuerda. "Se han hecho cosas sin pensar en el futuro de la gente", agrega.


Pero, lejos de rendirse, estos municipios siguen luchando por salir adelante. El proyecto Serranía Celtibérica les ha inyectado una nueva dosis de optimismo reafirmándoles en la idea de que tienen su sitio en el mundo. Para el alcalde de Orihuela, la solución a este territorio no está "en proyectos faraónicos", sino en iniciativas específicas para cada pueblo que permitan aprovechar los recursos propios, como son la madera y el paisaje. No hace muchos años, la gran riqueza forestal –se cortaban anualmente 3.000 metros cúbicos de madera– permitía a los orihuelanos consumir agua corriente gratis.


La conservación de la naturaleza, una buena gestión de los montes y el aprovechamiento del turismo con infraestructuras hoteleras y parques multiaventura, se perfilan como proyectos razonables que darían nueva vida a los Montes Universales.