Tomás Rubio: "Los hombres se han retirado y las máquinas se han quedado"

Tomás recuerda con nostalgia la época en la que Torrelapaja ofrecía oportunidades laborales a sus vecinos.

Tomás Rubio Oliveros, vecino de Torrelapaja, Zaragoza
Tomás Rubio Oliveros, vecino de Torrelapaja, Zaragoza

Tomás Rubio (Torrelapaja, 1939), lleva toda la vida dedicado a sus vecinos de Torrelapaja. El municipio zaragozano, que alberga 35 habitantes cuyo miembro más joven supera los 70, ha elegido a Tomás como alcalde en tres ocasiones. "Llevo 20 años dedicado al pueblo, ahora hace ocho que estoy en el cargo y anteriormente estuve doce más pero me retiré porque estaba cansado y no podía desempeñar bien mis funciones", afirma.


Sin embargo, Tomás recuerda que cuando tenía diez años, había casi 400 vecinos. Para él, el éxodo rural constituye uno de los problemas más graves de los pueblos aragoneses. "Antes había trabajo, aquí, por ejemplo, teníamos la carretera nacional, y una hermosa estación de tren", recuerda. Pero eso no era todo. Torrelapaja también contaba con una cantera en la que trabajaban unas 15 personas y una fábrica de harina que empleaba a decenas de jornaleros.


"Ahora ya no hay nada y la gente se ha tenido que ir a buscar trabajo. Unos a Bilbao, otros a Barcelona, a Madrid o a Zaragoza...", explica. Para el alcalde, la evolución tecnológica también ha repercutido en este abandono progresivo de los núcleos rurales: "Hemos avanzado tanto que los hombres se han retirado y las máquinas se han quedado". Él sin embargo, afirma que ha tenido "numerosas oportunidades de salir del pueblo", pero nunca quiso.


En 1965 se casó con Rosario Caballero, con quien tuvo dos hijas, Charo y Ana que actualmente viven en Zaragoza. "Yo siempre me he dedicado a la agricultura. Nací en ella y con ella he sacado adelante a mi familia", asegura. En cuanto a sus labores de alcalde, que afirma que le encantan, Tomás procura "ser justo con todos los vecinos y aportar todo el bien que está en mi mano".