La ciudad se va

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-El cierzo arrastrará la ciudad Ebro abajo hacia el mar- dijo el poeta callejero en la tele.
Javier subió el volumen para no oír la discusión de sus padres que acabó con un portazo que dio el hombre al salir.
 
-Zaragoza será barrida por fuertes vientos- concluyó la periodista.

-Mami, ¿Papá volverá?

-Si encuentra el camino de vuelta, sí- respondió ella con voz quebrada.
Javier salió a encontrar a su amigo el duende en la plaza frente a su casa. Los chuchos atados al carrito de supermercado, festejaron su llegada y la comida que siempre les traía.
Llorando, le contó todo y explicó su temor. El viento se llevaría calles y casas y su padre no podría volver.
-No temas Javi, mis perros mágicos son tus amigos. Esta noche bajo el puente tirarán con sus cuerdas de los pilares y la ciudad no se moverá- dijo el duende.
Esa noche Javier no se durmió hasta oír las llaves de su padre en la puerta, cuando un murmullo de besos y disculpas acalló al cierzo vencido por la magia.

Raúl Alberto López Rodríguez