FLORA

Año Internacional de los Bosques y patrimonio forestal aragonés

Naciones Unidas ha declarado el 2011 como Año Internacional de los Bosques. Hace aproximadamente un año, la editorial Prames y el Departamento de Medio Ambiente, daban a la luz pública una obra hasta entonces inexistente: un libro sobre el patrimonio forestal aragonés. Recordamos ese momento y la riqueza de los bosques de la Comunidad

Selva de Oza en otoño
Selva de Oza en otoño
HERALDO

El Hayedo de la selva de Oza, el abedular de los escobizares del Moncayo, el alcornocal de Sestrica, el sabinar de Monegrillo… No son sólo nombres que parecen evocar historias de leyenda, sino enclaves forestales que aparecen en el libro 'Los bosques de Aragón '. El volumen, editado a finales de 2009 por Prames y el Departamento de Medio Ambiente, da a conocer 160 lugares para "emboscarse", como lo definió Alfredo Boné, consejero de Medio Ambiente, en la presentación de la obra. La publicación realiza una clasificación de 27 tipos de formaciones boscosa propias de Aragón , entre las que se ha escogido los ejemplos más destacados.


A través de unas explicaciones claras y didácticas, y mediante indicaciones precisas para poder realizar personalmente un paseo por ellos, se pretende acercar este patrimonio natural aragonés a todos los lectores. Publicado por la editorial Prames, con el apoyo del Gobierno de Aragón , el libro cuenta con las aportaciones de más de 50 expertos, que han sido coordinados por Eduardo Viñuales, colaborador habitual de HERALDO. Cada uno ha explicado uno de estos parajes singulares, con detalle.


Las 160 masas boscosas que se propone conocer al lector han sido elegidas por ser más representativas y las que se encuentran en mejor estado de conservación. Hay por supuesto mucho más, porque casi el 30% del territorio aragonés puede considerarse terreno forestal. Una presencia que se ha visto incrementada en los últimos tiempos. Las reforestaciones y, sobre todo, el abandono de mucho de los usos tradicionales por la despoblación, han hecho que la superficie arbolada haya crecido en los 20 últimos años casi un 25%.


Sobre árboles y plantas, las tierras aragonesas tienen otra riqueza y es que abarcan un arco muy amplio en cuanto a altitudes: de los 75 metros sobre el nivel del mar por donde fluyen las olas del Ebro justo antes de dejar la provincia de Zaragoza hasta los 3.404 que alcanza la cumbre del Aneto. Esta heterogeneidad da lugar a una gran diversidad de suelos y climas, que, a su vez, generan un fecundo repertorio de hábitats vegetales y boscosos.


CONÍFERAS Y FRONDOSAS

En lo alto de esa pirámide vegetal presente en Aragón se encontraría los pinares de pino negro, que tienen en la provincia de Huesca (junto con Lérida) su mayor representación en España. El Pinus unciata es un buen representante de las coníferas, la variedad que protagoniza de manera preponderante el patrimonio forestal aragonés. En concreto, los bosques de coníferas suponen el 60% de las masas forestales aragonesas. Detrás de ellas, con menos de la mitad de su presencia, las frondosas (sobre todo encinas y quejigares) suponen casi un 26%. De manera que, entre ambas, coníferas y frondosas, suponen más del 80% de los bosques de Aragón . Del resto, un poco más del 10% pertenecen a bosques mixtos y a formaciones singulares, quedando tan solo un 2,6% para los sotos, esas estrechas formaciones de bosques que orlan las riberas de los ríos.


Como se ha dicho, también climáticamente encontramos en la comunidad una gran variedad: desde las condiciones más áridas a los parajes de clima eurosiberiano. Como corolario a esta profusión de características diversas, la singular orografía del territorio aragonés da lugar también a microclimas y hábitats especiales en los que surgen masas boscosas muy peculiares y difíciles de imaginar. Así, podemos descubrir un inesperado bosque de almeces en los focinos de Fuendetodos, madroños en Santa Eulalia de Gállego o en la sierra de Rufas, un castañar en Luesma, el pinsapar de Orcajo o la tilera del barranco de Gisbert, en Mosqueruela. Sin hablar de formaciones menos exóticas para nuestras latitudes pero igualmente valiosas como los alcornocales, las bojedas, acebedas, avellanares, formaciones de tejo... Lo anuncia ya en el capítulo introductorio Ignacio Pérez-Soba, "la flora aragonesa cuenta con presencia de casi todas las formaciones vegetales presentes en Europa occidental y no pocas del norte de África".


Sin embargo, toda esa riqueza no había sido aún reunida en un libro. Esta es la primera vez en la historia natural en que se recogen en una obra las masas forestales del territorio aragonés. Para su coordinador, Eduardo Viñuales, "el objetivo del libro ha sido acercar al ciudadano la gran diversidad forestal que posee el territorio aragonés e invitarlo a acercarse, con respeto, a estos parajes excepcionales".


Para ello, cada uno de los espacios está descrito con una visión práctica de cómo llegar y por qué caminos o sendas puede uno adentrarse y pasear. La obra repasa los 27 tipos boscosos principales de Aragón , describiendo la especie dominante, la fauna asociada, los usos medicinales o sociales de los árboles, su distribución y ecología. A este propósito contribuyen las imágenes de los 33 fotógrafos de naturaleza que han aportado sus instantáneas de paisaje forestal, no solo de las grandes masas boscosas, sino igualmente de los detalles del interior del bosque.


MÁS QUE SOMBRA

Los bosques no son solo un deleite para el paseante, también son espacios vivos que cumplen funciones ecológicas fundamentales, y ofrecen valores sociales y económicos, por sí mismos y por la biodiversidad que albergan. Los árboles no solo nos dan frutos, o sombra en el verano, también retienen la humedad o asientan el suelo para evitar erosiones.


"El bosque crea y protege el suelo mejor que otras formaciones de vegetación y juega un papel muy relevante en los ciclos del agua y la atmósfera", afirma Daniel Gómez, autor del epílogo del libro. Y es que, ahora más que nunca, necesitamos los pulmones verdes que son nuestros bosques . Su función como captadores de CO2 será crucial para la lucha contra el cambio climático. En Aragón , 500 millones de árboles nos ayudarán a ello.


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