Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

AVIFAUNA

La función de equilibrio ecológico del cormorán

Esta pareja adulta de cormoranes vuela al atardecer, de vuelta a su dormidero, en una chopera cercana a un pantano, en la Hoya de Huesca. Son aves propias de costa, donde nidifican en los acantilados, pero en invierno se dirigen al interior. Llegan también desde Europa al calor de las temperaturas de la península, donde no se hielan los lagos y estanques y puede seguir comiendo pescado, su única dieta. La fotografía está realizada desde un 'hide' con una cámara Nikon D300, 300 mm +1,4TC.

Pareja de cormoranes adultos (Phalacrocorax carbo)
Pareja de cormoranes adultos (Phalacrocorax carbo)
JORGE RUIZ

La silueta del cormorán es una figura habitual de este mes de noviembre en los ríos y embalses aragoneses. Ave de costa, donde tiene sus colonias de reproducción, el cormorán grande (Phalacrocorax carbo) comienza a llegar en los meses de septiembre y octubre hacia las zonas del interior, para realizar la invernada, bien remontando el río Ebro desde el Mediterráneo, o bien descolgándose desde la costa cantábrica.


Este ave ha encontrado su hábitat ideal en los embalses, masas amplias de agua que le ofrecen seguridad. Por otra parte, son un auténtico ‘self service’ donde puede comer hasta hartarse, con las especies introducidas por la pesca deportiva que sobrepueblan todas las masas de agua en Aragón, y buen parte de sus ríos.


Impulsado por estas facilidades, la población de cormoranes está experimentando una expansión demográfica que en SEO/Birdlife no consideran una plaga. “Los cormoranes se alimentan de carpas, truchas arcoris, black bass… especies invasoras que han sido introducidas artificialmente en nuestros ríos, y están acabando con los peces autóctonos”, explica Luis Tirado, delegado de SEO en Aragón. “Soltar esas especies en nuestras aguas es como liberar tigres y leones en Los Monegros; los cormoranes ayudan a controlarlos, por lo que nos parece que hacen una buena labor de reequilibrio ecológico”. “Otra cosa son los daños en piscifactorías -explica el represenante de la organización conservacionista-. Pero existen métodos sencillos, como colocar unas mallas sobre los estanques, para evitar que los cormoranes puedan alimentarse allí”.


Además, alrededor de estos embalses, en vez de los bosques de ribera, formados por diversidad de especies arbóreas y tupidos como una jungla, se encuentran choperas de producción; árboles alineados y de la misma edad que constituyen un dormidero inmejorable para los cormoranes, aves muy gregarias.


De estos dormideros los podremos ver salir temprano, volando, hacia los lugares donde pescará, aprovechando sus grandes dotes para el buceo. A su estampa un poco tosca contribuye el pico ganchudo que posee, que, sin embargo, por su forma le facilita conseguir sus presas. Tras pescar, como no dispone de plumas impermeabilizadas, permanecerá con las alas extendidas, secándose al sol.



Jorge Ruiz es socio de Asafona, Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza


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