La energía que consume un edificio antes de estar habitado

La construcción de un edificio y la fabricación de sus materiales consumen un gran volumen de energía
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HERALDO

A menudo, cuando hablamos de ecoeficiencia energética en los edificios pensamos en los consumos en calefacción, aire acondicionado, electricidad, agua… pero no nos detenemos a reflexionar en los recursos que ha costado levantar esa construcción. Sin embargo, "cerca del 50% del impacto energético de un edificio de 50 años de antigüedad corresponde al momento de su construcción", afirma Alfonso Aranda, director de la División de Eficiencia Energética del CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos), que toma este dato de un estudio del centro aragonés sobre un edificio multifamiliar de 6 alturas y 144 viviendas.


Entonces, ¿por qué nos fijamos tanto en su orientación, aislamiento térmico, etc. y apenas prestamos atención a los materiales o la forma en que se ha levantado? Nada de esto suele analizarse y, de hecho, las certificaciones oficiales de eficiencia energética no miran el ciclo de vida completo de un edificio, sino que solo contabilizan los consumos a partir del momento en que comienza su uso. Por ejemplo, se hace mucho hincapié en reducir el gasto en iluminación cuando "apenas supone el 5% del consumo energético de un edificio. Los puntos críticos son otros", revela Aranda.


En otro estudio sobre el ciclo de vida de los edificios realizado con Ignacio Zabalza y Sabina Scarpellini, también investigadores de CIRCE, (sobre una vivienda de 222 m2, con una plaza de aparcamiento cubierta), Aranda encontró que la energía incorporada al inmueble (la necesaria para levantarlo y para la fabricación de los materiales utilizados) suponía el 30% de su consumo energético total. Sobre unos consumos energéticos calculados según los parámetros del clima de Aragón, el resultado era que la calefacción es el apartado de mayor consumo de energía pero, inmediatamente después, va el coste energético de su construcción, cuyos materiales suponen un 34% de la energía incorporada al edificio y son responsables de un 41% de sus emisiones de CO2, en el ejemplo estudiado.


Ese coste energético incorporado era considerablemente menor si no se construía la plaza de garaje. Y es que mucho se debate sobre la movilidad, la desaparición de la ciudad compacta mediterránea frente a la dispersión, y se calculan los litros de gasolina o las emisiones de CO2 que produce un vehículo en sus desplazamientos; pero nadie nos ha hecho reparar en que "el impacto ambiental de la construcción de una plaza de parking es el mismo que el de un coche al recorrer 85.000 kilómetros", señala Alfonso Aranda.


De manera que la racionalidad y la ecoeficiencia no se encuentran sólo en las edificaciones, si no en el urbanismo. España cuenta con un Código Técnico de Edificación, pero no se ha incorporado igual el concepto de eficiencia energética a las leyes urbanísticas o de ordenación del territorio.LA ENERGÍA marca nuestra vida mucho más de lo que creemos. Frecuentemente, pensamos en los consumos de hacer funcionar una máquina, pero, además, todo lo que nos rodea ha necesitado energía para ser creado y transportado. Hemos reflexionado sobre los recursos que consume un edificio en todo su ciclo de vida