Naturaleza cercana

En primavera el recorrido por los alrededores de Zaragoza es una delicia. En bicicleta por las Planas, hacia Cadrete, al ruido de los pedales se levantan en las lindes de los campos y al borde del camino numerosos bandos de fringílidos: jilgueros, verderones y pardillos forman durante el invierno nutridos bandos que pronto se dispersarán abandonando el secano para buscar en sotos, huertos y jardines escenario para sus amores y emplazamiento para sus nidos.

Por las Almunias, una amplia vega cubierta de pinar mediterráneo con espeso sotobosque de lentiscos y coscojas, llega desde la fronda el canto melodioso del mirlo y el zureo de las torcaces. Siguiendo la ruta, se alcanza un insólito paraje: el que forma la confluencia del llamado ‘Barranco de los Fantasmas’ con el cauce principal de Las Almunias. Se trata de un espectacular puente natural se levanta sobre la torturada orografía de los paredones terrosos como un arco de triunfo que da acceso a una pequeña val tapizada de hierba.

Poco más abajo los pinos han desaparecido por completo. Apenas algunas matas de ontinas y romero motean las laderas cada vez más abruptas. El cauce se va encajonando y los estratos de yeso cortados por el barranco muestran pliegues caprichosos en imponentes farallones y escarpes.