VALDEJALÓN

Ricla y La Almunia toman medidas para no perder vecinos extranjeros de la UE

La localidad riclana cuenta con una persona que visita en sus domicilios a los inmigrantes

El Ayuntamiento de Calatayud no es el único que no quiere perder vecinos en su padrón, y con ello ingresos económicos y servicios, si los ciudadanos extranjeros comunitarios que llevan más de dos años empadronados no renuevan su inscripción. Ricla y La Almunia de Doña Godina también se han puesto manos a la obra. La razón es el procedimiento abierto por el Instituto Nacional de Estadística, según un acuerdo de junio del año pasado, para revisar la situación de la residencia de estas personas.

 

En el municipio riclano casi la mitad de la población es extranjera y puede que su número de habitantes descienda más del 10%. Ronda los 3.700 vecinos, el doble que hace tan solo diez años. De estos, unos 2.000 son autóctonos, según cifras del Ayuntamiento, y casi 1.700 son inmigrantes. El colectivo rumano es el mayoritario con 1.377 personas. Muy lejos se sitúan los siguientes comunitarios en importancia, los portugueses (48).

 

Una persona contratada a través de un convenio con el Instituto Aragonés de Empleo lleva tres meses recorriendo calle por calle y casa por casa las viviendas donde hay extranjeros que tendrían que confirmar que continúan residiendo en la localidad. "Al ser una localidad relativamente pequeña y asumible hemos pensado que resulta más efectiva la visita por los domicilios que distribuir folletos", explica el alcalde, Francisco Romeo.

 

"Además, hemos emitido un bando, enviado cartas y colocado pegatinas en lugares estratégicos a los que sabemos acuden inmigrantes", especifica entre otras medidas. Aunque todavía carece de cifras exactas, calcula que Ricla podría llegar a ver reducido su vecindario "sin exagerar" más de un 10%.

 

Un problema con el que se están encontrando es que hay familias de rumanos que estos meses han vuelto a su país, bien por vacaciones o porque, al quedarse sin empleo aquí, están intentando encontrar un trabajo allá mientras cobran el paro por un tiempo. "Se está notando la crisis, porque hay extranjeros que se han marchado este verano y no sabemos si van a volver o no", reflexiona en voz alta.

 

Las causas no hay que buscarlas muy lejos. "Hay dos empresas que se nutrían de mano inmigrante y que atraviesan un mal momento, una de construcción ha tenido que cerrar y otra de cocinas está bajo mínimos", pone como ejemplo el alcalde riclano. También se ha resentido la demanda en la guardería. "El año pasado las 55 plazas estaban completas y este año todavía quedan libres, lo que quiere decir que hay padres que se han ido o que no pueden permitirse costear este servicio", dice Francisco Romeo.

Cartas personalizadas

En La Almunia de Doña Godina se ha optado por enviar cartas personalizadas a aquellas personas que deberían actualizar sus datos en el padrón. De sus 7.633 vecinos, 2.022 son extranjeros y de ellos 987 rumanos.

 

No obstante, el alcalde, Pascual Garcés, estima que solo van a producirse "pequeños ajustes" en el número de empadronados. "Tenemos un padrón bastante actualizado, con el programa informático continuamente estamos cruzando datos y haciendo modificaciones", recalca. Aún así, están vigilantes y van a remitir misivas "con unas explicaciones sencillas en las que quede muy claro lo que tienen que hacer para renovar su empadronamiento".

 

Por su parte, en Calatayud empezará hoy a distribuir los folletos informativos editados. Se llevarán a los bares a los que suelen ir estos vecinos, se repartirán entre las dos asociaciones de ciudadanos rumanos que hay en la ciudad y se colocarán en espacios públicos como las oficinas municipales, el centro de servicios sociales, o el centro de salud de Calatayud. Son 6.000 los folletos editados en cuatro idiomas: español, rumano, francés e ingles. En la localidad bilbilitana también son mayoritariamente de procedencia rumana y el Ayuntamiento calcula que podría verse afectadas 1.400 personas.