EL LEGADO DE LOS SIGLOS

El palacio barroco más ruinoso

Chapiteles vidriados. De los elementos más característicos del palacio de los marqueses de la Cañada o casa de la Marquesa ya no queda nada. Los dos torreones de tres alturas que destacaban en el volumen del edificio estaban rematados con chapiteles de azulejos vidriados de colores, actualmente desaparecidos, que le conferían una gracia singular a la casa. Edificio barroco -del siglo XVIII- no se ajusta a la tipología de casas palacio de esa época en Aragón. Es de planta rectangular, exento en tres de sus lados, con una portada adintelada y escudo sobre ella. Está rematada por una gran cornisa, con algunos arquillos en forma de luneto para ventilación.

Al palacio de los marqueses de la Cañana de Teruel -popularmente conocida como Casa de la Marquesa- le crecen los enanos. Cuando todo parecía resuelto para su reconstrucción y acondicionamiento como hotel de máxima categoría, el proyecto se ha paralizado como consecuencia de la crisis económica que se cierne sobre el país y que golpea con especial crudeza al sector de la construcción, al que pertenecen sus actuales propietarios.

 

El estado de decadencia en que se encuentra, con solo la fachada principal y uno de sus muros laterales en pie, no tiene fin. Desde la parte trasera del inmueble es posibe contemplar algunos de los detalles de las numerosas transformaciones interiores que sufrió este palacete, característico de los últimos años del Barroco. Y en el centro se abre un solar vacío, cubierto de cascotes, que sume en la desolación a todo aquel que se acerca. Es, sin duda, el edificio más ruinoso del Casco Histórico de la capital turolense, con el agravante de que se encuentra en una plaza emblemática -la plaza de la Marquesa- con el Museo Provincial, en un extremo; y la catedral, en el otro.

 

La historia de la casa de la Marquesa está salpicada de numerosas peripecias que han obstaculizado una y mil veces su restauración, hasta llegar al estado de ruina total en que se encuentra en estos momentos.

Numerosas negociaciones

En los últimos doce años, tanto el Ayuntamiento como la Diputación Provincial hicieron gestiones con objeto de adquirir el edificio y acondicionarlo como sede de diferentes instituciones. No obstante, los trámites siempre fracasaron por una disputa sobre la propiedad del palacio que no terminaba de disiparse.

 

El proyecto para su transformación en hotel, que promueven desde hace cinco años sus actuales propietarios -una empresa constructora de Teruel-, volvió a tropezar con un nuevo obstáculo: la necesidad de introducir una modificación en el Plan General de Ordenación Urbana para cambiar los usos del solar, que de equipamiento general debía pasar a hostelería y diversos. Fue una tramitación que llevó su tiempo.

 

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Teruel, Luis Muñoz, recuerda que ya no existe ningún inconveniente para que el proyecto que persigue convertir en hotel este histórico edificio no se ejecute, salvo el económico, que es el que, en definitiva, lo ha vuelto a bloquear. No obstante, Muñoz sostiene que, por las intenciones que han mostrado los empresarios, "el proyecto parece que no tiene vuelta atrás y que se hará en el momento más adecuado".

 

Considera que se trata de un proyecto complicado, "porque se obliga a conservar la fachada principal y los volúmenes del edificio", circunstancias que condicionan en gran manera a la iniciativa privada. Mientras tanto, el declive de la Casa de la Marquesa se acelera. Luis Muñoz dice que la frágil estructura ya no entraña peligro para los viandantes. "Los propietarios -explica- han tomado las medidas para evitar riesgos". Durante mucho tiempo, sin embargo, permaneció apuntalada la fachada posterior, después de que en en 1997 se registrasen problemas de desprendimientos.

Dos años después, el Ayuntamiento se vio obligado a exigir una nueva intervención ante un informe de los servicios de arquitectura que alertaban del grave riesgo que presentaba para la seguridad de los peatones.

Tipología singular

La ruina ha enmascarado el encanto característico de la casa de los marqueses de la Cañada, construida en el siglo XVIII, y los elementos arquitectónicos que le conferían su singularidad, muy alejados de la tipología de los palacios aragoneses de la época, han desaparecido.

Únicamente se conserva parcialmente uno de los dos torreones que flanquean la fachada principal, aunque sin la característica cubierta de tejas vidriadas de colores que configuraban un conjunto arquitectónico de gran singularidad. La otra torre cayó desplomada hace unos años sobre la calzada. Apenas quedan restos de los aleros de media caña en yeso, perforados por algunos vanos.

 

La Casa de la Marquesa es uno de los vestigios de la arquitectura de la época de los Austrias que se conserva en la capital aunque, a este paso, y si nada lo impide, es probable que no sobreviva mucho más tiempo.

Presenta formas muy austeras, muy dañadas en la actualidad, pero aún así todavía es posible observar el gran escudo nobiliario, esculpido sobre la puerta adintelada.