COMUNIDAD DE CALATAYUD

La tradicional máscara abre las fiestas de Ateca perseguida por decenas de niños

La localidad atecana vive el día grande de los festejos de San Blas, declarados de Interés Turístico en 1995 por la presencia en las calles de este peculiar y colorido personaje.

César Duce Lozano, ayer en plena actividad con jóvenes y mayores de Ateca
La tradicional máscara abre las fiestas de Ateca perseguida por decenas de niños
JESÚS MACIPE

Con su pantalón, camisa y gorro de rayas verticales amarillas y rojas, unos minutos antes de las 12.00 hizo ayer su primera salida la popular máscara de Ateca. Se trata de un personaje de origen desconocido que protagoniza los festejos por San Blas y por el que estas celebraciones consiguieron la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional. La localidad vive hoy su día grande.


El reconocimiento a esta peculiar festividad llegó en septiembre de 1995 por estas razones: "Por formar parte de la herencia cultural de Ateca, por su antigüedad y continuidad a través del tiempo, por la originalidad y la diversidad de sus actos, por haber sobrepasado la consideración sociológica y religiosa, para constituirse en un fenómeno turístico con gran atracción de visitantes".


De nuevo este año, César Duce Lozano ha dado vida a la máscara. En su primera aparición, con las carreras para tratar de impedir que lo alcanzaran los chavales, fue haciendo sonar los cascabeles que colgaban de su vestimenta. Fue tras el estallido del chupinazo cuando la máscara salió del ayuntamiento. Antes, en las horas previas en las que se estuvo preparando, este atecano pidió a San Blas que no llegara a caer la lluvia con la que amenazaban deslucir la fiesta los nubarrones.


Durante aproximadamente dos horas, la máscara animó y dio color a las calles del centro del pueblo. En torno a ella, los chiquillos montaron algarabía y los mayores revivieron una tradición que en los tres últimos años consecutivos ha encarnado César Duce. "Es el personaje más típico de Ateca, es verdaderamente nuestro. Están los chicos esperándome y se supone que, a través de la máscara, San Blas bendice a la gente y le cura la garganta", explicaba este vecino minutos antes de salir.


Quien da vida a este personaje debe tener, además de humor para saber aguantar las mofas de los chavales, algo de resistencia física, puesto que durante dos días debe correr tras la chiquillería y en la mañana de hoy tiene que alcanzar la cumbre de un cerro a la vez que esquiva los manzanazos que le llegan desde arriba. "Yo siempre lo había tenido como una burla, pero en realidad ser la máscara es un orgullo por el arraigo que este personaje tiene entre los atecanos -confiesa César-, lo que intentamos es darle la popularidad que ha tenido toda la vida", dijo.


La máscara se protege

Con su espada y un escudo o corbetera, la máscara intentó durante dos horas defenderse y evitar que le arrancaran los cascabeles. Por la noche, este personaje continuó implicado en la fiesta, en la que, como es habitual en las celebraciones de invierno, no falta el fuego de una hoguera. Así, a partir de las 21.00 volvió a salir la máscara, y en la plaza de España compartió con los vecinos el placer de degustar patatas asadas y longaniza entre el pan, viandas que desde el año pasado completan la tradición de repartir alrededor de las llamas pastas con moscatel. Después, y como explicaba el alcalde de Ateca, Javier Sada, la máscara agrupó a toda la gente por la plaza. "Los reúne en un corro impresionante que tiene varias vueltas y con la música de San Blas todo el mundo canta una canción popular", señaló el edil.


Hoy, los atecanos viven el día grande. Se celebra la misa y la procesión en la que también va la máscara. Una vez haya llegado a la ermita del santo pedirá la bendición, mientras en lo alto del cerro que hay en la parte de atrás le esperan los chavales armados con manzanas para evitar que, este año, la máscara corone la cima.