Aquí no hay quien conviva

Ruidos, suciedad, aires acondicionados o morosidad son algunos de los problemas más habituales en las comunidades de vecinos de Aragón.

Micki López, presidente de una comunidad de vecinos en Zaragoza
Aquí no hay quien conviva
C. I.

Molestias a altas horas, suciedad o propaganda son algunos de los problemas más habituales en la comunidad de vecinos del edificio Santa Gema 45 del zaragozano barrio de San José. Miguel Ángel es presidente del bloque en el que reside y vicepresidente general de dicho edificio. “Ambos puestos son voluntarios”, destaca el joven.

En su caso, en cuanto hay algún problema de convivencia tratan de solucionarlo entre ellos: “Normalmente hablando con los vecinos se suelen arreglar las cosas, eso sí, siempre en un tono conciliador, que la gente por levantar la voz no tiene más razón”, reivindica el zaragozano.

En cuanto a su día a día, Miguel Ángel asegura que existen “algunos casos divertidos y otros que no lo son tanto”. “Hace poco se reventó una tubería de agua de un vecino mientras estábamos cenando en casa de unos amigos. Tuvimos que salir corriendo y al llegar nos encontramos con el agua bajando en cascada por la escalera”, recuerda.

En este caso la solución fue localizar al propietario de la vivienda y cortar el agua con ayuda de un fontanero. “Mientras esperábamos estuvimos sacando agua entre cuatro vecinos y, al menos, conseguimos que no hubiera desperfectos. Días después el dueño nos obsequió con un regalo por las molestias ocasionadas”, destaca.

¿Cuáles son los problemas más comunes en los patios de vecinos de Aragón? Desde el Colegio Territorial de Administradores de Fincas de la Comunidad Autónoma aseguran que los ruidos, las basuras o los aires acondicionados son algunos de los mayores quebraderos de cabeza entre propietarios en inquilinos. Sin embargo, no son los únicos.

“En primer lugar se situarían las molestias ocasionadas por ruidos de música, pisadas, gritos… o también debidas a la presencia de mascotas; seguidos de conflictos derivados del mantenimiento o los daños estéticos como la recogida de basuras o la colocación de aires acondicionados”, explica Ángel Calavia, secretario del Colegio Territorial y administrador de fincas con 30 años de experiencia.

“Además, en los últimos años hemos notado un aumento de las quejas por morosidades y sobre todo de la ocupación de viviendas”, añade Calavia. Sin embargo, en muchos de estos casos es importante tener en cuenta que se trata de una serie de elementos subjetivos. “¿Cómo se evalúa hasta qué punto un ruido o un olor son ciertamente molestos? Ese es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos diariamente”, añade.

“En los últimos años se han intensificado no solo el número de conflictos sino también su tipología”, asevera Calavia, quien los divide en conflictos de relación, -entre los que destacan los protagonizados por los patios de luces, las piscinas o los ascensores-, los informativos, los de valores o culturales, los de intereses –en los que entrarían los daños estéticos como la colocación de aires acondicionados-, y los estructurales.

“Básicamente, un conflicto es una discrepancia entre personas que provoca un momento de tensión que puede perpetuarse. En estos casos cada persona tiene una percepción diferente del problema”; añade el secretario. Por eso, en los últimos años y para evitar la vía judicial ha aparecido una alternativa: la mediación.

“Se trata de una herramienta ágil y flexible, más económica y cómoda que llegar al juzgado; aunque todavía es algo desconocida”, admite Calavia. ¿Sus características? Se trata de un procedimiento voluntario y flexible, confidencial y basado en la buena fe, en el que a través de un tercero -“siempre neutral”, indica el secretario-, en el que se intenta que sean los propios interesados quienes alcancen la solución a su conflicto. Además, como explica Calavia, “un acuerdo de este tipo tiene la misma validez que una sentencia”.

Más de 450 en Aragón

Por otro lado, desde el Colegio Territorial destacan la importancia de la existencia de un administrador colegiado. “Nuestra labor no es tan solo la de resolver y mediar en cualquier tipo de conflicto vecinal, sino que también ofrecemos información relevante sobre la vivienda, gestionamos los seguros… yo incluso entrego una documentación de bienvenida a los nuevos inquilinos”, explica Calavia.

Por eso, destacan que un administrador de fincas ha de ser “siempre una persona con formación específica y capaz de dar respuesta a los problemas derivados de la convivencia de la comunidad de vecinos a pesar que muchas carezcan de esta figura a día de hoy”, lamenta.

Actualmente en Aragón hay más de 450 Administradores de Fincas colegiados, de los cuales unos 350 se encuentran en activo en estos momentos. El gran grueso se sitúa en la capital aragonesa (286), frente a los 56 de la provincia oscense y los 11 de Teruel. “Desde el Colegio tratamos de velar por el buen fin y la buena praxis de la profesión, luchar contra el intrusismo y ofrecer asesoría, formaciones y todo tipo de garantías al sector”, concluye Calavia.

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