Fallece a los 93 años Araceli Herrero, pionera del baloncesto aragonés

La histórica jugadora comenzó a botar el balón en 1939 y se mantuvo en activo doce años vistiendo la camiseta del Textil Aragonesa, la Sección Femenina y el Ágreda Dutour.

Araceli Herrero, en una visita al Mann Filter.
Araceli Herrero, en una visita al Mann Filter.

Jugaba con falda por debajo de la rodilla y blusas de manga corta, en campos de tierra y ceniza, y con grandes balones. La Guerra Civil daba sus últimos coletazos, la vida trataba de volver a la normalidad y con 14 años una joven de Torrero, Araceli Herrero, quedaba enamorada por el deporte y especialmente por aquel que consistía en anotar canastas. Este martes, 10 de octubre, a los 93 años ha fallecido dejando al baloncesto aragonés huérfano de una de sus pioneras.

Jugadora destacada en las canchas zaragozanas durante los años cuarenta, como demuestra el hecho de que llegó a contar con un contrato, ha sido en los últimos tiempos cuando su figura se ha puesto en valor. Después de que su nieto Daniel les contactase, Sergio Ruiz y Jorge Albericio la incluyeron en su 'Muscat Project', estudio que indaga en los primeros botes del baloncesto de la capital aragonesa. Su vida también ha sido contada en el libro 'Historia del Baloncesto en España', la Federación Aragonesa de Baloncesto la distinguió en 2015 y el Mann Filter la homenajeó poco después.

Nació en 1924, hija de un matrimonio procedente de la localidad turolense de Villarluengo. A lo largo de los doce años que se mantuvo en activo militó en tres equipos. El primero fue el de la empresa Textil Aragonesa, en la que había entrado a trabajar y con la que se introdujo en el mundo del baloncesto. Poco a poco sus compañeras lo fueron dejando y ella se quedó sola, aún así seguía bajando a entrenar al CN Helios y acabó entrando en el grupo de la Sección Femenina. Al ser menor de 18 años no pudo realizar un viaje a Palma de Mallorca y la desilusión le hizo volver a defender los colores de su fábrica donde consiguió formar un nuevo conjunto. Después llegó la oferta del Ágreda Dutour, otra textil, cuyo empeño en contratarla fue tal que durante esos años disfrutó de dos salarios.

Los bases, los aleros y los pívots aún no habían llegado. Se hablaba de defensas, extremos y centros, la posición que ella ocupaba. Jugaba en la Liga de Educación y Descanso en campos como los del Cuartel Palafox, la Ciudad Jardín y el Frontón Cinema. Convenció al dueño de la fábrica para que construyese una pista, también para que consiguiese zapatillas y un balón propio, y ella misma se encargaba de la confección de las equipaciones. Tenían una para los partidos y otra para los entrenamientos. No pudo viajar en su momento a Mallorca, pero el deporte sí que le sirvió para visitar Barcelona, Madrid y el norte de España.

Sin embargo eran otros tiempos y su noviazgo, que acabaría en boda, y una pequeña tienda de costura que montó le obligaron a colgar las botas. Después llegarían cinco hijos y una vida no carente de dificultades. Aunque su amor por el baloncesto se mantuvo constante. De hecho, cuentan que seguía disfrutando viendo los partidos por televisión y dando instrucciones a los jugadores. No solo de baloncesto, también de tenis, balonmano y fútbol, entre otros.

Con Ouviña y Esparcia

En un encuentro que protagonizó en febrero junto a Cristina Ouviña, base que esta temporada milita en el Tango Bourges francés, y la también aragonesa y jugadora del Mann Filter Carolina Esparcia les pidió que "sientan el baloncesto dentro" y que no deben "acobardarse si van perdiendo". "Me dais envidia, antes no os podía ver porque pensaba yo no estoy ahí, pero ahora ya sí", les confesó. "Siempre hay que ir adelante, adelante", les recomendó con gran énfasis.

Su funeral está previsto para hoy a partir de las 11.00 en la capilla 1 del complejo funerario de Torrero.