La sala Devizio y otros templos de la música en Zaragoza

Desde mediados de los 80, locales como la M-TRO y la En Bruto acogieron algunos de los mejores conciertos de la ciudad


Una época sonada

Un restaurante, una ortopedia o hasta un gimnasio 24 horas de “próxima apertura” ocupan hoy los locales que durante años albergaron algunas de los mejores salas de conciertos de la capital aragonesa durante las décadas de los 80 y 90.

Una de las más añoradas es la sala Devizio de Zaragoza, en la zona del Rollo (Doctor Lozano), recién convertida en iglesia evangélica, sede de la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. Ahora lo que allí se cantan son misas. En el recuerdo quedan las estrofas de Kase O y los ecos de las canciones de Mano Negra.

Unos años antes, a mediados de los 80, surgieron en Zaragoza dos salas de conciertos de vital importancia para la escena musical de la ciudad. Las dos abrieron en 1986: la M-TRO, el 16 de mayo, en la calle de Casa Jiménez, 8 -en la actualidad es un restaurante italiano-; y la En Bruto, el 4 de septiembre, en Comandante Santa Pau (actual calle de Héroes del Silencio, 1), todavía en activo con el nombre de Snatch Club.

La M-TRO nació como una cooperativa con aspiraciones más allá de ser un mero espacio para conciertos. Tenía dos pisos: en la planta calle disponía de tiendas, entre ellas una peluquería; y en la inferior, la sala de conciertos, con una capacidad para 300 personas.

M-TRO, una sala muy movida

“El grupo que tuvo el honor de inaugurarla aquel día fue Pécora Jarris -interludio de Distrito 14– con Mariano Chueca a la cabeza. Ese día, la sala estaba de bote en bote, hasta tal punto que hubo que esperar en la puerta parcialmente a que fuese saliendo personal para poder entrar”, recuerda Ignacio Cristóbal ‘Coco’, uno de los grandes animadores de la Zaragoza musical de los 80, en el libro ‘Perdidos en los 80’, editado junto Ramón Rojas y Justo Peña.

Por su escenario pasaron, entre muchos otros grupos: Héroes del Silencio, Mestizos, Más Birras, IV Reich, Furtivos, La Frontera, Los Nikis, The Meteors, Tijuana in Blue, Desperados, Dogo y los Mercenarios, Coyotes, Ana Curra, Potato, Tahures Zurdos, Los Negativos, Freddy Fingers Lee, Wilko Johnson «o los franceses Hot Pants, el grupo de un entonces jovenzano Manu Chao«, recuerda el programador musical Chema Fernández.

La M-TRO también albergó exposiciones, proyecciones y representaciones teatrales, pero por desgracia su historia se truncó en junio de 1989 cuando comenzaron los problemas con los permisos para organizar conciertos en directo en el local. Ya en los 90, solo quedó la planta de arriba, que durante un tiempo funcionó como cafetería hasta que finalmente cerró sus puertas.

En Bruto, un escenario bestial

La En Bruto, propiedad de Nacho Royo, continuó como referente tras el cierre de la M-TRO. Se había inaugurado con un concierto de Los Desechables y desde entonces, y hasta 1997, por su escenario pasaron numerosos grupos de la escena nacional e internacional: Sonic Youth, Johnny Thunders, Héroes del Silencio, Más Birras, Pedro Botero, Ferrobós, Los Enemigos, Gatos Locos, The Godfathers, EMF, Flesh for Lulu, New Model Army, Radio Futura, Niños del Brasil, The Fuzztones, The Sinners, The Fleshtones, BB sin Sed, La Granja, Mestizos, Proscritos, Lágrimas de Mermelada, John Landis Fans, La Dama se esconde o Días de vino y rosas, entre tantos otros.

En ambas salas se celebraron seis ediciones del concurso Medio Kilo de Rock (1988-1993) -que originalmente premiaba con 500.000 pesetas a los ganadores-. Por el escenario de la M-TRO, en 1988 y 1989, pasaron algunos de los mejores grupos del panorama musical aragonés del momento y, a partir de 1990, siguió celebrándose en la En Bruto. La séptima y última edición de este concurso tocó a su fin en el Centro Cívico Delicias, entre 1994 y 1995.

En este certamen fueron premiados bandas como Los Especialistas, Reo, Los del Trasmuro, Tako, Luxury Beat, Los Malvados, La Residencia, Pasajeros del Viento, Club Eléctrico, Visitantes, El Regalo de Silvia, Duques, INK, United Colors of Funk, The Canfraners, Iguana, La Ley, Flores Venenosas, Facsímil y S. C. R.

Green Day, en el Rollo

Muy cerca del Devizio, en el bar Piramys (Perpetuo Socorro, 11), actuaba el 1 de mayo de 1993 una banda californiana que por aquel entonces acababa de firmar con Geffen Records y de cuyos componentes se decía que eran “Los Beatles del punk”: Green Day. Tocaron en Zaragoza, con los teloneros locales Trip Inside; y otras dos veces, en la En Bruto y en la discoteca Heaven, dentro de los conciertos de su gira española gracias a Producciones Zambombo, antes de convertirse en un grupo de masas.

Hubo otras salas en los 80 que fueron antecesoras de la gran eclosión en la década siguiente: BV-80, El Plató (acabó siendo la discoteca KWM y, en la actualidad, una ortopedia) y bares míticos como el Caligrama, El Escaparate, Paradys, Interferencias, Sacher, Cairo… Algunos continuaron con distintos nombres, otros desaparecieron, aunque perduran en el recuerdo de muchos parroquianos que pasaron allí buena parte de sus años de juventud.

En los 90, salas y locales como la Morrisseyen cuyo local se anuncia la próxima apertura de un gimnasio 24 horas-, King Kong, Piramys, La Casa del Loco, La Piedra de Blarney, Arrebato, Utopía, La Casa de la Paz, El Refugio del Crápula, La Campana de los Perdidos, Café del Prior, Oasis, Punto y Aparte o La Lata de Bombillas, peinando el fin de la década, marcaron el ritmo. Aunque desafortunadamente, muchos de ellos desaparecieron.

Vida para el recuerdo

Donde antes estuvo el letrero del Café del Prior -abierto hace 25 años-, se colocó después el de The Cavern Club. Pero desde hace tres años luce otro más expresivo: Vivalavida, nombre del proyecto con el que Óscar Vicente, más conocido como Antílope, ha logrado resucitar este espacio.

El local ha albergado diversas actividades culturales durante un cuarto de siglo: presentaciones literarias, actuaciones y conciertos de música. Por ese motivo, Vivalavida acaba de lanzar un llamamiento a través de las redes sociales en el que solicitan fotos, vídeos, recortes, entradas, historias y anécdotas relacionadas con esta establecimiento a lo largo de todos estos años con el fin de recopilarlos y editarlos en un libro. Además, anuncian la preparación de un ciclo de conciertos, un concurso musical y una fiesta para celebrar este aniversario.

Texto: Pedro Zapater

Fotografías: Archivo Heraldo, Yo tuve la suerte de vivir en Zaragoza en los 80 y onlytickets

Documentación: Elena de la Riva

Diseño y programación: R. Torres