Más movilidad sostenible e inteligente, renaturalización y economía circular y energía y eficiencia. Esos son los tres pilares sobre los que el Zaragoza ha diseñado su hoja de ruta para ser más limpia y sostenible en el año 2030. Desde que fue nombrada una de las ‘100 ciudades climáticamente neutras’ por la Comisión Europea, la ciudad cuenta con financiación prioritaria para desarrollar proyectos que contribuyan a lograr este propósito.

Lograr la neutralidad es un reto ambicioso y requiere de una importante transformación durante los próximos ocho años, cuestión en la que el Ayuntamiento de Zaragoza está completamente involucrado, pues ser libre de emisiones es beneficioso para la salud de la ciudad y de todos sus habitantes. El Bosque de los Zaragozanos, la electrificación de los autobuses urbanos, el plan de rehabilitación de viviendas, la mejora en la gestión de residuos o el impulso de comunidades energéticas renovables son algunas de las cuestiones en las que el consistorio ya está trabajando.

Cambio climático

Recientemente, el Ayuntamiento también ha puesto en marcha un Plan de Adaptación al Cambio Climático, un documento estratégico que permitirá a la ciudad estar más preparada para hacer frente a las consecuencias de este fenómeno y que se articula en torno a dos líneas de trabajo: por un lado, frenar las causas del cambio climático reduciendo las emisiones; y por otro, anticiparse a sus consecuencias para reducir su impacto en la salud, la economía y el medio ambiente.

"Estamos a la vanguardia en mitigación, como lo demuestra que hayamos sido seleccionados para la misión europea de las 100 ciudades climáticamente neutras. Ahora queremos ser también un referente en adaptación. Queremos que la ciudad esté mejor preparada para soportar los fenómenos meteorológicos extremos. Una ciudad que en 2030 tenga una planificación urbana más sostenible, con soluciones basadas en la naturaleza, que proteja mejor nuestra actividad económica y, especialmente, la salud y el bienestar de la población", destacó la consejera de Infraestructuras y Medio Ambiente, Patricia Cavero, durante la presentación de dicho plan.

Para desarrollarlo se ha prestado especial atención a las temperaturas extremas, pues las olas de calor son cada vez más prolongadas y su impacto afecta directamente a la salud y actividad económica; y a las inundaciones, ya que se prevé que aumenten y estas provocan problemas en determinadas zona de la ciudad, como cortes de tráfico y del suministro eléctrico, caída de árboles o desprendimiento de tierras.

La primera fase para la creación de este documento comenzó hace unos días, con las aportaciones de diferentes áreas y servicios municipales y de instituciones clave en materia de cambio climático como son la Agencia Española de Meteorología (Aemet), la Confederación Hidrográfica del Ebro, el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza. En septiembre, a través de la plataforma municipal IdeaZaragoza, se recogerán las aportaciones de todas las entidades y organizaciones sociales y económicas, instituciones y ciudadanía en general.