En colaboración con el ayuntamiento de alcañiz

Una oportunidad para conocer Alcañiz de la forma más natural

La ciudad y su entorno cuentan con un gran número de atractivos turísticos para los visitantes.

La Estanca, una de las opciones turísticas que ofrece Alcañiz.
La Estanca, una de las opciones turísticas que ofrece Alcañiz.
Ayuntamiento de Alcañiz.

Naturaleza y un rico patrimonio artístico y cultural es lo que Alcañiz ofrece a sus visitantes, que este verano tienen una buena oportunidad para conocer la ciudad y sus alrededores de la forma más natural. La ciudad y su entorno regalan al visitante paisajes ricos y variados que alternan los cultivos de secano típicos del Bajo Aragón –con el olivo, el almendro y el cereal como protagonistas– y espacios naturales como los de La Estanca y Las Saladas.

La Estanca es una laguna natural que mediante un canal recibe agua del río Guadalope. Este espacio constituye una importante área de recreo donde se pueden practicar deportes acuáticos como la pesca, la vela o el piragüismo, y otros como el senderismo, la equitación o la BTT. Cerca de La Estanca están Las Saladas, un conjunto de más de 30 cubetas de origen endorreico declaradas de interés comunitario por su alto valor medioambiental.

Para los amantes del deporte, hay señalizadas varias rutas turístico-deportivas en toda la comarca del Bajo Aragón. Además, para los practicantes del boulder se han habilitado varios rocódromos naturales en las inmediaciones de Alcañiz, con los que espera convertirse en un punto de referencia de esta práctica. Los que prefieran disfrutar de la bicicleta o del senderismo podrán hacerlo recorriendo la vía verde Val de Zafán, antiguo trayecto del ferrocarril que hoy en día se ha convertido en un atractivo de la localidad, cada vez más demandado por cicloturistas de distintas partes del país.

Dentro de la ciudad, destaca como zona verde y de paseo la ribera del río Guadalope y las diversas obras hidráulicas que se conservan: el molino mayor, que alberga el Centro de los Iberos del Bajo Aragón, el canal del río Alto, la fuente de Santa Lucía –de 72 caños– y los restos del antiguo lavadero de Santa María.

La ciudad de Alcañiz también esconde una gran cantidad de misterios con los que sorprender a los viajeros. Su rico patrimonio medieval hace de la localidad una visita perfecta para los amantes de la historia.

Alcañiz medieval, un misterio por descubrir

En la Edad Media, tras la carta de población concedida a Alcañiz por Ramón Berenguer IV (1157), Alfonso II dona en 1179 un extenso territorio del Bajo Aragón a la Orden de Calatrava como contraprestación a sus servicios en la Reconquista. Los siglos XIV y XV se caracterizaron por la pugna entre la Orden y el concejo de Alcañiz; una disputa en la que vencería, poco a poco, la ciudad. Los principales testimonios del Alcañiz medieval son:

El parador de Alcañiz se sitúa en el antiguo castillo de los Calatravos.

El castillo Calatravo

Sede de la Encomienda Mayor que la Orden de Calatrava tuvo en Aragón, el castillo Calatravo, con su magnífico conjunto de pintura mural gótica, es uno de los más monumentales por sus grandes dimensiones, sus formas de convento-palacio y la mezcla de estilos arquitectónicos. Situado en lo alto del cerro de Pui-Pinos, un inmejorable mirador a la ciudad y a la ribera del río Guadalope, ha sido declarado Bien de Interés Cultural. El castillo se divide en dos zonas bien diferenciadas. La primera es la medieval, en la que se encuentra la torre del homenaje, el claustro, la capilla dedicada a Santa María Magdalena y la portada románica. La segunda es el palacio de los Comendadores, cuya fachada principal continúa la tradición del palacio aragonés del tardo-renacimiento y está flanqueado por dos torres del siglo XVIII.

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El Ayuntamiento y la Lonja de Alcañiz, tras su restauración.

La lonja gótica

Situada junto a la Casa Consistorial y formando escuadra con ella, la lonja gótica es una obra de cantería de estilo gótico datada del siglo XV. Sobresalen tres impresionantes arcos ojivales, dos de ellos decorados con arquillos en el intradós, y su gran alero con lunetos del siglo XVIII. En uno de ellos destaca uno de los más antiguos escudos de la población, en el que un ángel sostiene la caña que da nombre a la ciudad. También cabe señalar un reloj de sol de 1884. La lonja fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931.

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Pinturas castillo Alcañiz.

El conjunto de tablas góticas y renacentistas de los siglos XV y XVI

Las pinturas góticas conservadas en la iglesia parroquial de Alcañiz han sido atribuidas al taller de Domingo Ram, conocido como uno de los pintores de retablos más importantes de Aragón. Este conjunto, cuyo valor es extraordinario, está distribuido en la tabla central de un retablo con María Magdalena y en un banco con cinco cajas con San Jerónimo, San Miguel, la misa de San Gregorio, San Pablo y la Virgen del Rosario. El otro gran conjunto está compuesto por las obras atribuidas tradicionalmente al 'Maestro de Alcañiz', datadas en las primeras décadas del siglo XVI. Las seis tablas son San Blas, Epifanía, San Jerónimo, San Pedro, San Cosme y San Damián y finalmente Santa Catalina de Siena y Santa Apolonia.

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Torre gótica Alcañiz.

La torre gótica de la iglesia de Santa María la Mayor

Iniciada en el siglo XIV, las obras de la torre gótica fueron interrumpidas por la peste negra y no pudo ser concluida hasta bien entrado el siglo XV. Se trata de un monumento cargado de historia, ya que allí se celebraron varias veces Cortes de Aragón y también las más de cien sesiones que dieron lugar al documento definitivo de la Concordia de Alcañiz. Su estructura pétrea actual de 42 metros estuvo coronada en su día por otro cuerpo con chapitel, que le daba una altura total de más de 60 metros y la hacía rivalizar simbólicamente con la torre del castillo Calatravo. Sus campanas, aún en funcionamiento, siguen marcando el ritmo de vida de los alcañizanos. Fue objeto de una profunda restauración entre 2018 y 2020.

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Subterráneos medievales de Alcañiz.

Los subterráneos medievales (bodega, nevera y pasadizos)

Bajo la oficina de turismo y accediendo por una escalera excavada en la roca, existe un espacio subterráneo con un gran valor desde el punto de vista del patrimonio histórico, formado por la bodega, la nevera y los pasadizos. En la bodega se exponen algunas piezas escultóricas y diferentes tinajas y cántaros. Desde la bodega se accede a la nevera situada bajo la plaza de España, cuya planta es rectangular y su principal función fue almacenar hielo. Este hielo se utilizaba para conservar los alimentos y para fines medicinales y terapéuticos. Desde la oficina de turismo también se accede a una red de galerías y pasadizos que surcan el subsuelo de Alcañiz. Muchas de ellas comunican los principales edificios de la ciudad: el castillo Calatravo, la excolegiata y el palacio Ardid, entre otros.

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Iglesia Santa María de Alcañiz.

La iglesia de Santa María la Mayor

La iglesia de Santa María la Mayor fue demolida a principios del siglo XVIII, posiblemente debido a su mal estado, sobreviviendo a ella la torre-campanario, que tras su restauración vuelve a ser visitable. La iglesia fue reformada en 1736 y en la actualidad es un templo barroco que sigue el patrón de la basílica del Pilar de Zaragoza, con la que comparte autor, Domingo de Yarza. La iglesia está formada por una planta rectangular de tres naves de igual altura, crucero alineado, capillas laterales y cuatro torres en sus ángulos.

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Torreones de Alcañiz.

Torreones

Torreones pertenecientes al tercer y último recinto amurallado de Alcañiz, construido a finales del siglo XIV principios del XV.

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