Turquía, una mezcla de culturas a través de la historia

Turquía es un país de contrastes; un lugar lleno de parajes naturales, yacimientos arquitectónicos y diversas culturas que se mezclan para crear un destino único.

Estambul, conocida como la ciudad de las mil y una noches, es el centro cultural del país. Fundada en el año 667 a.C bajo el nombre de Bizancio, este territorio fue capital de los imperios romano, bizantino, latino y otomano. La mezcla de culturas e historia de las que ha sido protagonista se palpa en sus calles. Entre sus imprescindibles se encuentra el templo de Santa Sofía, que gozó de ser la edificación religiosa más grande del mundo durante mil años; la mezquita Azul, cuyo nombre proviene de los más de 20.000 azulejos que adornan su cúpula, o el Palacio de Topkapi, símbolo del esplendor que alcanzó Constantinopla. El antiguo hipódromo romano, la Cisterna Basílica, la mezquita de Solimán, el barrio de Balat o la cafetería de Pierre de Lotti con sus increíbles vistas del cuerno del Oro son otros de los rincones que no conviene perderse.

Si se quiere ver la ciudad de una manera diferente, un paseo en barco por el Bósforo puede ser la manera ideal. A lo largo de las aguas de este estrecho, que separa la parte europea de la asiática, se pueden observar palacios, mezquitas, mansiones, puentes y otras curiosas edificaciones.

Aquellos a los que les guste caminar por los callejones y charlar con los lugareños, no pueden perderse el Gran Bazar, un lugar emblemático lleno de pequeñas tiendas donde comprar farolillos, joyas, juegos de té y otros ‘souvenirs’. También es muy conocido el Bazar de la Especias, un reducto lleno de colores, olores y sabores.

Y, por supuesto, ningún viajero podría irse de Turquía sin visitar la Capadocia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sus formaciones rocosas de tonos blanquecinos, sus peñascos y sus ciudades subterráneas ofrecen un mágico paisaje que transportará a sus visitantes a la Luna. A pie o en globo, esta región conformará un recuerdo imborrable en el corazón de todo aquel que lo experimente.

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