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15 motivos y un misterio por los que merece la pena realizar la Ruta del Serrablo

Ubicadas en pequeños pueblos pirenaicos del entorno del río Gállego, estas construcciones son una magnífica muestra del románico lombardo.

La de Larrede es una de las 15 iglesias que forman parte de la Ruta del Serrablo
La de Larrede es una de las 15 iglesias que forman parte de la Ruta del Serrablo.
Turismo de Aragón

Si uno planea una escapada por el Pirineo aragonés son muchas las opciones para descubrir un territorio en el que naturaleza y patrimonio crean una unión perfecta para disfrutar de unos días de nuevas experiencias. En la comarca del Alto Gállego, entre Sabiñánigo y Biescas, hay una excelente opción para los amantes de la arquitectura, pues se encuentran las iglesias del Serrablo, 15 construcciones con un estilo arquitectónico peculiar -denominado románico lombardo- cuyo origen todavía no ha sido aclarado por los expertos, que se caracterizan por tener una sola nave con ábside, la sencillez decorativa del exterior y las esbeltas torres-campanario. 

Estas pequeñas construcciones de más de mil años de antigüedad no solo destacan por su arquitectura, sino por el paraje en el que se encuentran, junto a grandes prados, caminos rurales y arbolados y las cumbres pirenaicas como fondo. San Martín de Arto, San Juan de Busa, San Bartolomé de Gavín, Santa María de Isún de Basa, Iglesia de Javierrelatre, San Pedro de Lárrede, San Pedro de Lasieso, San Miguel de Latre, San Martín de Oliván, San Martín de Ordovés, San Miguel de Orna, Santa Eulalia de Orós Bajo, San Juan de Orús, San Andrés de Satué y Santa Eulalia de Susín son las iglesias más representativas de esta corriente artística, si bien existen otras construcciones por la zona de un estilo similar.

Aunque a simple vista todas comparten rasgos, cada una tiene sus propias peculiaridades que merece la pena descubrir: el campanario de San Bartolomé de Gavín es quizá el más hermoso del grupo serrablés; mientras que el ábside de San Andrés de Satué es uno de los más perfectos de estas iglesias; la de San Juan de Busa es la única que presenta decoración esculpida; y la de San Miguel de Latre cuenta en su interior un Museo de Arte Sacro que recoge lo que fue el máximo esplendor de la iglesia en el S. XVIII, donde sorprende la riqueza y belleza del arte litúrgico de la época en contraste con la sobriedad actual.

No es necesario hacer una jornada maratoniana y descubrir estas 15 construcciones en un solo día, pero sí coger el coche, dejarse llevar y visitar con tranquilidad algunas de ellas para deleitarse con su cuidada construcción y conservación y con el paraje natural en el que se enmarcan. Otra opción es apuntarse a las visitas guiadas organizadas por la comarca, que se realizan todos los sábados por la tarde de julio, agosto y de la primera de septiembre, de 18.00 a 20.00, y permiten descubrir al detalle las iglesias de San Pedro de Lárrede, San Juan de Busa y San Martín de Oliván. 

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