EN COLABORACIÓN CON EL GOBIERNO DE ARAGÓN

Población y territorio, gran debate de ahora y siempre en Aragón

La despoblación es una cuestión transversal y compleja, que tiene importantes consecuencias económicas, sociales y ambientales.

Localidad oscense de Artieda, donde se llevó a cabo hace cinco años un proyecto para luchar contra la despoblación.
Localidad oscense de Artieda, donde se llevó a cabo hace cinco años un proyecto para luchar contra la despoblación.
Laura Uranga

Dispersa, envejecida y de crecimiento lento, así es la población de Aragón. Su concentración en las ciudades y en las respectivas áreas metropolitanas, así como el descenso del índice de natalidad y un menor movimiento migratorio consolidan una tendencia demográfica diferente a la de hace cuarenta años, cuando el Estatuto de Autonomía de Aragón se convertía en realidad.

Baste ofrecer algunos datos: en 1982 se registraron 13.376 nacimientos en la Comunidad, frente a los 9.644 de 2021 y, además, había por entonces 151.105 personas mayores de 65 años, lo que contrasta con las 256.767 que hay en la actualidad. En cuanto a la población extranjera, hace cuatro décadas se contaban 2.364 personas y el año pasado el censo autonómico alcanzaba las 162.349.

Por otra parte, ya en los años sesenta del siglo pasado, la agricultura se hace menos importante como sector de empleo y se produce progresivamente el éxodo rural hacia las ciudades. En 1982, el sector primario ocupaba casi una cuarta parte de la población activa en Aragón, mientras que actualmente representa en torno al 5%. A su vez, la revolución industrial convirtió las urbes en polos de atracción empresarial y, por tanto, de mano de obra.

Estos procesos de desequilibrio territorial permanecen en la actualidad. Así, mientras en España la población inscrita en municipios de menos de 1.000 habitantes es del 3,1%, en la Comunidad es del 11,1%, según datos de CEOE Aragón recogidos en su informe sobre despoblación. Otro dato importante es que en las tres capitales de provincia se concentra el 60% de la población aragonesa, el 50% solo en Zaragoza.

Aragón tiene una densidad de 27,4 habitantes por kilómetro cuadrado. Concretamente, la provincia de Zaragoza registra 55,3 hab/km2, Huesca 14 y Teruel 9,1, el territorio más desfavorecido en cuestión demográfica de la Comunidad, también a la cabeza a nivel nacional. El riesgo de despoblación fijado por la Unión Europea está en los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, límite en el que ya deben saltar las alarmas y exigirse una inmediata reacción.

Hoy por hoy la despoblación se considera uno de los principales frenos para el desarrollo económico y la calidad de vida de la ciudadanía, consecuencias que se reflejan en el día a día de la provincia turolense. La coordinadora ‘Teruel Existe’, fundada en 1999, advirtió que la ausencia de infraestructuras y servicios esenciales que sufría la región desde hace años, así como la escasa rentabilidad social que frenaba las inversiones de las administraciones tenían como telón de fondo el problema del decrecimiento demográfico y la dispersión territorial. A todo esto hay que sumar el coste ambiental que supone abandonar el campo y sus municipios, con la consecuente desertización, pérdida de biodiversidad y aumento de la contaminación, entre otros factores.

En la unión está la fuerza

Han sido muchos los esfuerzos del Gobierno de Aragón en estas últimas cuatro décadas por paliar el problema de la despoblación y no pocos los logros conseguidos en la materia. Entre ellos, cabe destacar que el número de habitantes de la Comunidad se ha incrementado en 16.779 durante los últimos seis años, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística referidas a la población a 1 de enero de 2022. Lo curioso es que desde el Gobierno de Aragón se destaca que la pérdida de población se produce sobre todo en Zaragoza capital, pero también en las ciudades de Huesca y Teruel, y que es precisamente el medio rural el que está compensando dicho descenso demográfico.

Hay que destacar la apuesta del Ejecutivo autonómico por sectores estratégicos como la agroalimentación, la logística, las energías renovables o el turismo rural para vertebrar el territorio.

Finalmente, hay dos hitos legislativos de importancia capital para abordar el tema de la despoblación: la Ley de Comarcalización del año 2000 para descentralizar competencias y hacer llegar los servicios básicos a los municipios, y la actual Ley de Dinamización del Medio Rural, que está a punto de pasar a debate en las Cortes de Aragón.

ENTREVISTA A JAVIER ALLUÉ, COMISIONADO DEL GOBIERNO DE ARAGÓN PARA LA LUCHA CONTRA LA DESPOBLACIÓN

"Debe ser compatible la legítima reivindicación con el mensaje en positivo sobre nuestro medio rural"
Javier Allué, momentos antes de la entrevista.
Javier Allué, momentos antes de la entrevista.

Mucho se habla de la despoblación en Aragón, ¿es tan grave la situación?Utilizamos la despoblación de manera confusa, a veces, para conseguir reivindicaciones eternas, con las que estoy de acuerdo, pero que son compatibles con un discurso en positivo. Con una visión victimista, hacemos flaco favor al medio rural, que lo que necesita son buenos comerciales.

Entonces, ¿es posible ser optimistas ante esta situación?Hoy nuestros pueblos están mucho mejor que hace 10, 20 ó 30 años. Precisamente ahora que celebramos el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía, vemos lo bien que le ha sentado a Aragón el autogobierno. Otra cosa es que se hayan producido flujos migratorios, que tienen su explicación sociológica, como la desagrarización y la industrialización.

¿Es el éxodo rural el principal problema de la despoblación?No es solo la falta de inversiones, de infraestructuras o de servicios públicos lo que provoca que la gente pueda abandonar su municipio, sino las oportunidades que se ofrecen en Aragón, España e, incluso, en el mundo. Hoy, una joven, procedente de un pueblo pequeño, puede estar trabajando de neurocirujana en Cincinnati. Hay que generar oportunidades en el medio rural para que haya más posibilidades de decisión.

¿Cómo valoraría la situación demográfica en la Comunidad?Ni Aragón ni Teruel son el paradigma de la despoblación en la actualidad en España. Lo serán Castilla y León, Asturias o Galicia, que llevan décadas consecutivas perdiendo población, mientras que en Aragón, de 2016 a 2022, ha aumentado en torno a las 17.000 personas. Hay que tener en cuenta que nuestro territorio tiene 730 municipios y 1.553 asentamientos.

Fue el coordinador de la ponencia que redactó la última reforma del Estatuto de Autonomía de Aragón que entró en vigor el 23 de abril de 2007, ¿cómo se abordó la despoblación?
Ha sido el trabajo de mayor calado político que he realizado. Ahí ya incorporamos lo que debería tener un modelo de financiación autonómica que seguimos reivindicando, con nuestras propias variables territoriales, demográficas y orográficas. Estamos en esa eterna pelea, también para que los desequilibrios territoriales de las zonas despobladas se tengan en cuenta en los impuestos que pagamos al Estado. 

¿Toda solución pasa por la inyección de fondos entonces?
No, al final también por las ideas. La imaginación es importante, sobre todo para fomentar la vida en 1.553 lugares y para que la gente con ganas de vivir en los pueblos pueda emprender iniciativas de todo tipo. Cuando viajas, te preguntas: «¿Será posible que haya gente que sea capaz de hacer esta actividad en este lugar?». Debe ser compatible la legítima reivindicación con el mensaje en positivo de que aquí sí que podemos hacer cosas y, de hecho, se hacen.

¿Hace cuarenta años ya se hablaba de despoblación?El primer plan de Política demográfica y Contra la Despoblación es del año 2000, aunque las primeras directrices de mediación del territorio son anteriores. Aquí hace muchos años que venimos detectando este problema y poniendo la lupa en él. Nuestra Estrategia de Ordenación Territorial es de 2014 y otras directrices de política demográfica de 2017. Aragón necesita una ley específica como la de Dinamización del Medio Rural, que ya está en el Parlamento y que espero entre en vigor antes de que acabe el año.

¿Qué aporta este nuevo marco legislativo?Es la primera vez que Aragón regula por ley un paquete de medidas sectoriales para el medio rural. Incorpora el mecanismo de garantía, que permite que cuando se legisle se haga un análisis del impacto en el medio rural. Se regula también la estructura de los asentamientos, estableciendo una fiscalidad diferenciada para reconocer a quienes viven en lugares donde no viviría nadie. Se busca fijar población.

¿Qué papel tienen los flujos migratorios en la lucha contra la despoblación?Las políticas de migración son absolutamente cruciales a nivel global. En Europa se tienen 1,1 hijos por mujer y en África 7, lo que quiere decir que va a seguir habiendo inmigración. Aragón, además, es la primera Comunidad de España en saldo migratorio autonómico interior.

¿También las provincias de Huesca y Teruel?Sí. Huesca lleva tres años consecutivos de crecimiento poblacional, con 1.500 habitantes más según datos de 2021. Teruel registró un aumento de 300 habitantes, tras una década perdiendo población con cifras de cuatro dígitos. A este crecimiento se incorporan en torno al 70% de los municipios oscenses, el 57% en el caso de Teruel y el 68% en Zaragoza, que no está mal.

¿Cómo ha afectado el proceso de comarcalización en el que participó activamente?Creo que es el proceso de descentralización política más importante de España y, probablemente, de Europa. Todavía quedan dos bloques más de competencias pendientes. Soy de los que piensan que el problema de la despoblación, de la liberalización del medio rural, será una cuestión comarcal, que pasa por generar servicios en las respectivas cabeceras, que harán de efecto tractor del resto de los municipios.

REALIZADO POR BLUEMEDIA STUDIO
Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.