entrevista

"Nos encontramos en el inicio de una nueva era de la Bioinformática"

Alfonso Valencia, uno de los líderes mundiales en Bioinformática, es el actual director del Departamento de Ciencias de la Vida en el Barcelona Supercomputing Center (BSC).

Alfonso Valencia, actual director del Departamento de Ciencias de la Vida en el Barcelona Supercomputing Center (BSC).
Alfonso Valencia, actual director del Departamento de Ciencias de la Vida en el Barcelona Supercomputing Center (BSC).

¿Qué cambios ha visto en esta rama desde sus inicios hasta la actualidad?

Al principio, la cantidad de información que había disponible era escasa, porque había pocos genes secuenciados o estructuras de genes conocidas. A medida que se ha ido complicando, la Bioinformática ha ido creciendo en paralelo. Cuando yo empecé mi tesis, nos sabíamos de memoria qué había en la base de datos, ahora mismo conocer ese dato es completamente inabarcable. Aún así, estamos en la prehistoria de toda la Bioinformática, estamos empezando a entender qué pasa. En unos pocos años veremos esto como el inicio de una era, no como el final.

Fue uno de los primeros en aplicar la informática para resolver problemas biológicos. ¿Cómo decidió centrarse en un campo que entonces era casi una incógnita?

En los años ochenta, cuando yo estaba en segundo de la carrera, se instaló el primer ordenador en Madrid en el Centro Nacional de Investigaciones Agrarias. A su vez, se secuenció el primer organismo completo, un virus. Estos hechos despertaron nuestra curiosidad por cómo se podía integrar el mundo de la computación con el de las secuencias, la evolución y las funciones de las proteínas y llevamos el proyecto a cabo. Ese fue el origen de todo, durante muchos años, cuando la gente me preguntaba a qué me dedicaba no era fácil explicarlo y al final se ha convertido en un término muy usual. Ahora es fundamental, si se desconectan los servicios, las bases de datos y los métodos bioinformáticos todos los edificios de la biología experimental, Biotecnología o Biomedicina colapsarían.

En 2006, publicó un artículo en el que destacaba la ausencia de iniciativas científicas del país. ¿Cuál es la situación actual?

En estos años, se ha llevado a cabo un gran proyecto de genómica dentro del Consorcio Internacional de Genómica del Cáncer, en el que España participó con la secuenciación de casos de leucemia linfocítica crónica. Este permitió la creación del Centro Nacional de Análisis Genómicos y la puesta en funcionamiento de los recursos del BSC, se secuenciaron los genomas, se publicaron estudios importantes y se descubrió buena parte de lo que ahora sabemos del tratamiento de esta leucemia. Esto quedará como un hito en la historia, la parte negativa es que no ha sido seguido por otros proyectos de genómica como ha pasado en el resto de países de Europa. La previsión científica es buena y tenemos la infraestructura, pero no hemos sido capaces de estar a la altura y optar a los fondos europeos.

Uno de los campos de estudio de su rama de investigación, la medicina personalizada, es el tratamiento contra el cáncer. ¿Cómo puede ayudar en esta área?

En los últimos años se ha descubierto que es una suma de enfermedades, no una única y ahora ya no se diferencia esta patología en función de los tejidos afectados, sino por tipo de genes mutados, algo que varía entre personas. A esto se ha unido el desarrollo de una serie de ideas y tecnologías de la inmunología. Tratamientos personalizados que ya se utilizan y cuyo desafío es hacerlos sistemáticos, fáciles de analizar y baratos.

¿Cuáles son los retos del futuro?

Un reto muy importante es la formación. Hay una amplia oferta de trabajo y muchas plazas no llegan a cubrirse por falta de demanda. Además, hay que contribuir a que en el país haya una mayor racionalización, optimización y estandarización del sistema de estructuras científicas.

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