Los días previos a la boda los nervios pueden jugarnos una mala pasada y convertirse en unos incómodos invitados. La preocupación porque todo salga bien, que no falle nada, es habitual entre los futuros esposos, pero hay que enfrentarse a ese nudo en el estómago de la manera más eficaz posible. Solo de esta manera conseguirán llegar al día del enlace relajados, felices y con la tranquilidad de saber que todo va a salir sobre ruedas. 

En estas jornadas, anticipo del gran día, es muy importante que la novia siga a rajatabla una serie de consejos. El primero de ellos es que hay que descansar entre 8 y 10 horas. El sueño reparador hace que la piel descanse y cuerpo y mente se relajen. Con esta combinación, seguro que lucirá un aspecto impecable.

Estos temidos nervios son los que hacen que también sienta la necesidad de comer las 24 horas del día. El hambre es otro invitado indeseable al que hay que hacer frente con las mejores armas. La fruta, las verduras, las hortalizas y los zumos se convertirán en los grandes aliados para conseguir llegar al enlace, en el peso justo, ni más ni menos. Y un consejo que no hay que olvidar: antes de la boda no hay que tomar dulces porque pueden producir molestias estomacales.

Además de cumplir con el objetivo de alimentarse sano, hay que intentar hacer un poco de ejercicio, porque siempre es muy bueno, sobre todo en estos días de preparativos ya que sirve para liberar tensiones y permite desconectar durante un tiempo.

Por último, pero no por ello menos importante, hay que aprender a relajarse de verdad. Y si los últimos detalles no acaban de cuadrar, en lugar de preocuparse y ponerse nerviosos, hay que recurrir a las personas que nos pueden ayudar: familiares, amigos o profesionales especializados. 

Con estos consejos seguro que los nervios desaparecen y la boda es todo un éxito.