en colaboración con el gobierno de aragón

La gestión del estiércol, pieza clave para completar la economía circular

El decreto de purines, los centros gestores y la Ley de protección de la agricultura familiar son herramientas fundamentales para garantizar el crecimiento sostenible de la ganadería intensiva en la Comunidad.

La aplicación de estiércol supone una oportunidad para sustituir la fertilización mineral por la orgánica, más barata y menos contaminante
La aplicación de estiércol supone una oportunidad para sustituir la fertilización mineral por la orgánica, más barata y menos contaminante

Aragón cuenta con la normativa más exigente de toda España en materia de instalación de explotaciones ganaderas, así como en materia de gestión de estiércoles y de purines, que es el principal reto a resolver en materia de sostenibilidad ambiental, dados sus efectos en términos de contaminación difusa, tanto de las aguas como de la atmósfera. Durante los últimos años, en relación con este reto, se han producido importante esfuerzos y avances mediante una estrecha y eficaz colaboración del sector con el Gobierno de Aragón. Así, se han declarado 11 ‘zonas saturadas’ donde ya no es posible instalar nuevas granjas, ni ampliar las existentes. Asimismo, se han prohibido las instalaciones intensivas en los Espacios Naturales Protegidos y sus áreas de influencia. El Decreto 53/2019 de purines y la normativa posterior que lo desarrolla y perfecciona, unido a las disposiciones que contempla la Ley de protección de la agricultura familiar garantizan que la carga ganadera no exceda de la capacidad de acogida del territorio. Con todo ello, la normativa desarrollada en Aragón avala el crecimiento sostenible de la ganadería intensiva, así como su vinculación al modelo familiar. En cualquier caso, la sostenibilidad ambiental de la ganadería intensiva se deriva de los procesos de autorización o declaración ambiental, que solo se conceden cuando los impactos resultan admisibles.

La regulación de los purines y estiércoles procedentes de la ganadería, tanto intensiva como extensiva, se ha desarrollado en Aragón atendiendo al paradigma de la economía circular, la agricultura del carbono y la lucha contra el cambio climático, teniendo en cuenta las oportunidades que ofrece todo ello, tanto para la sostenibilidad ambiental como para el desarrollo económico, social y territorial. En particular, se atiende a la oportunidad para sustituir la fertilización mineral, que lleva asociada una importante huella de carbono ligada a una síntesis industrial del amoniaco que requiere un elevado consumo de energía, por la fertilización orgánica. Aquí juegan un papel determinante los centros gestores que trabajan de la mano del Gobierno de Aragón. El director general de Calidad y Seguridad Alimentaria del Gobierno de Aragón, Enrique Novales, considera que "el decreto ha permitido desarrollar un programa de control en el que las explotaciones de ganadería intensiva declaran cómo y dónde gestionan los estiércoles". Con esto, se evita que en las zonas con gran densidad ganadera y poca superficie se concentre el nitrógeno. "Este control es fundamental si queremos garantizar el crecimiento sostenible del sector", concluye Novales, quien explica que a ese objetivo contribuyen los centros gestores de purín y estiércol repartidos por toda la Comunidad.

La gestión sostenible de los purines y estiércoles, regulada en Aragón, ofrece oportunidades significativas para el desarrollo de la economía circular, de la agricultura del carbono y la reducción de las emisiones difusas.

El nuevo bioplaguicida de Fertinagro se podrá comercializar un año después del fin del proyecto.

Proyectos ejemplares para tomar nota

Convertir los purines en fertilizantes es el objetivo de uno de los proyectos más destacados del sector primario aragonés impulsado por el grupo Térvalis. Tras más de 10 años de investigación y desarrollo, su empresa Fertinagro Biotech ha puesto en marcha un nuevo proceso de tratamiento de los desechos orgánicos animales para fabricar un fertilizante más respetuoso con el medioambiente y más rentable que los conocidos hasta el momento. Esta patente ha derivado en la instalación de la planta industrial de fabricación de biofertilizantes más grande de Europa, inaugurada el pasado año en la población turolense de Utrillas.
A una escala menor, existen otras iniciativas de gestión de los estiércoles que resultan ejemplarizantes. Es el caso del centro gestor de las cooperativas de Almudévar, Ontinar, Zuera, Perdiguera y San Mateo de Gallego, que regula desde hace poco más de dos años su reparto por el territorio: "Tenemos ganaderos adheridos al centro gestor para la evacuación de sus purines y agricultores que quieren que les echemos el purín a sus tierras", explica Juan Francisco Naval, gerente de la Cooperativa Virgen de la Corona de Almudévar, quien añade que es el centro el que certifica que ciertos metros cúbicos o toneladas de purín de una granja se han depositado de forma adecuada en una determinada parcela. Además, analizan el desecho y resuelven los trámites administrativos.

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Caso práctico: ¿cómo abonar un cultivo de cebada para un rendimiento de 3tm/ha?

En una hectárea de cultivo de trigo o cebada las necesidades nutricionales de la tierra son de 90 unidades de nitrógeno, 50 unidades de fósforo y 70 unidades de potasa. ¿Cuál sería el coste por hectárea en fertilizantes?
- Fertilizantes minerales: 150 euros/ha.
Con 175 kg de urea/ha solamente se aportaría la parte de nitrógeno (aprox. 900 euros/Tm de urea).
- Fertilización orgánica (purín): 45 euros/ha (coste calculado para parcelas a menos de 5 km de la granja). Aporta también las necesidades de óxido de fósforo y potasa.

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