ENCUENTRO PATROCINADO 'EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN'

La formación ‘online’ en las clases de la universidad: ¿amenaza u oportunidad?

Los expertos Antonio Sangó, director de la escuela de negocios ESIC en Zaragoza; Berta Sáez, rectora de la
Universidad San Jorge; y Fernando Tricas, vicerrector de Tecnologías de la Información y de la Comunicación de la Universidad de Zaragoza, se reunieron ayer en las instalaciones de HERALDO para debatir sobre el futuro de la educación y los retos que se presentan en uno de los ámbitos más importantes del país.

Los representantes de la escuela de negogocios ESIC en Zaragoza, la Universidad de Zaragoza y la Universidad San Jorge, ayer durante la mesa redonda.
De izda. a dcha., los representantes de la escuela de negocios ESIC en Zaragoza, la Universidad de Zaragoza y la Universidad San Jorge, ayer, durante el debate.
Guillermo Mestre

La crisis del coronavirus ha afectado de forma notable a multitud de ámbitos del país y uno en los que sus efectos se notan más en las últimas semanas es el de la educación universitaria, que desde el mes pasado vive un curso anómalo con grupos reducidos, turnos rotatorios y clases ‘online’. Unos cambios que, según numerosos expertos, no deben dejar de lado la transmisión de valores que constituye la esencia de la educación, uno de los principales motores para el desarrollo del país.

Para debatir sobre las principales claves al respecto del futuro de esta primordial cuestión, Antonio Sangó, director de la escuela de negocios ESIC en Zaragoza; Berta Sáez, rectora de la Universidad San Jorge; y Fernando Tricas, vicerrector de Tecnologías de la Información y de la Comunicación de la Universidad de Zaragoza, se reunieron ayer en las instalaciones de HERALDO, en un encuentro que estuvo moderado por José Javier Rueda, jefe de la sección de Opinión de este periódico.

"El 14 de marzo supuso un antes y un después en el mundo educativo. Pero cualquier problema hay que tratar de verlo también como una oportunidad. En nuestro centro tuvimos que adaptarnos tomando multitud de medidas, y optamos por la elección de un modelo de aula extendida como lo máximo que podemos ofrecer en cuanto a calidad docente en estos momentos. Esto nos permite la interacción de sistemas avanzados de ‘software’ de simulación de inteligencia artificial con sonido envolvente, cámara y micrófonos 360 grados, lo que hace que tanto el alumno que está en el aula como el que está en su casa tenga el mismo contacto con el docente", apuntó la rectora de la Universidad San Jorge.

"Cuando se decretó el estado de alarma, tuvimos que detectar nuestras principales necesidades al respecto y reaccionar rápido, sobre todo nuestro personal, que de golpe tuvo que pasarse a los medios ‘online’ y aprender muchas cosas nuevas. Pero esa transformación ha traído cosas interesantes, como los conocimientos que profesores y alumnos han adquirido sobre esas herramientas o lo que han colaborado entre ellos", sostuvo el vicerrector de Tecnologías de la Información y de la Comunicación de la Universidad de Zaragoza.

"Lo inesperado que fue; lo brusco del cambio, pues pasamos a ser un país casi fantasma; y el contexto fueron los factores que marcaron el gran desafío que ha sido introducir la educación ‘online’ en un país inmerso en un estado de alarma. No nos queda otro remedio que adaptarnos, en un país en el que la presencialidad era ‘palabra de Dios’, y donde mucha gente no sabía lo que era Zoom. Y todo ello en un sector tan importante para el país", subrayó el director de la escuela de negocios ESIC en Zaragoza.

En lo referente a las oportunidades que los efectos derivados de la crisis del coronavirus pueden generar para el ámbito, Sáez advirtió que han de medirse con cautela. "Sin duda, existen herramientas que hacen posible el desarrollo de un nuevo método de educación, pero también hay otras cuestiones que pierden con esta situación, como la formación en valores, algo fundamental en este campo. Por ello, y aunque será difícil, ahora hemos de tratar de combinar ambas cuestiones", afirmó. Tricas, por su parte, destacó que todo lo aprendido sobre plataformas destinadas a las videollamadas o a la comunicación por mensajes de texto como Zoom o Teams ha sido muy útil y se va a seguir usando. 

"Ha sido fabuloso ver cómo las universidades han colaborado entre sí poniéndose elementos a su disposición y también el hecho de que se hayan podido tener reuniones con regularidad con cualquier compañero o la oportunidad de asistir a citas como videoconferencias en otras universidades a las que normalmente no podíamos ir", agregó. "En cualquier caso, yo creo que la presencialidad es insustituible. Por supuesto que se pueden buscar complementos ‘online’, pero un cerebro solo aprende si está emocionado, y eso es algo difícil de hacer por Zoom. Lo más importante de todo esto es que ha quedado demostrado que la tecnología está al servicio de las personas", manifestó al respecto de esta cuestión Sangó.

Aprovechar lo digital

Otro de los elementos clave sobre el que más se ha discutido en las últimas semanas ha sido si la comunidad educativa realmente está aprovechando los beneficios que pueda generar esta coyuntura. "Se habla de que hay que afrontar el futuro de la educación como el futuro de todos. Y es cierto. Hay centros que hemos podido sumarnos a esos cambios por la inexistencia de la brecha digital, pero hay otros que no se han podido acomodar igual a esta situación. Esa adaptación ha de darse en todas las etapas educativas. Si no, no lograremos que las nuevas tecnologías estén alineadas con las exigencias de la enseñanza del siglo XXI", argumentó Sáez.

"Creo que en general sí que se están aprovechando estas nuevas oportunidades para mejorar, pero también es una cosa que va por barrios. Cabe destacar en este sentido que va a haber dificultades y los recursos van a ser escasos, además de que no es sencillo digitalizar de repente algo que no lo estaba antes. La clave más importante a tener en cuenta es conseguir que los alumnos sigan saliendo bien preparados", indicó Tricas. En esta línea, Sangó afirmó: "Es evidente que ya nada volverá a ser como antes". "Hemos conseguido aplicar la digitalización al día a día y salir adelante. A partir de ahora, está claro que la tecnología va a ser la protagonista. Los alumnos del siglo XXI no son como los del XX, de modo que la formación debe corresponderse con ello", añadió.

En relación a este aspecto, los intervinientes también abordaron la cuestión relativa a la posible brecha existente entre los profesores jóvenes con respecto a los más veteranos a la hora de utilizar las herramientas digitales. "Puede que no haya sido la misma la adaptación que han tenido que hacer unos y otros, pero todos ellos se han sumado a esos cambios y a esas nuevas formaciones y no ha habido problemas en el acercamiento al alumno", explicó la rectora de la Universidad San Jorge. 

"La brecha existe, pero a todos los niveles. También entre los alumnos, pues yo me he encontrado casos de algunos que no le sacan todo el partido que podrían a la tecnología y a los que también les han surgido dudas. Y, en cambio, profesores muy aplicados que supieron adaptarse muy fácilmente", recalcó el vicerrector de Tecnologías de la Información y de la Comunicación de la Universidad de Zaragoza. "No creo que haya brechas tecnológicas entre profesores, especialmente por las horas que han invertido en ello. Tenían que aprender nuevas técnicas y han hecho un esfuerzo ímprobo. La brecha sobre todo es cultural, por la diferencia de edad", resaltó el director de la escuela de negocios ESIC en Zaragoza.

Por último, los expertos trataron las tendencias educativas que podrían estar encima de la mesa en un futuro reciente. "Nuestro objetivo tiene que ser seguir formando jóvenes con capacidad crítica. Pero no veo posible una docencia que forme solo así, sin la esencia de la educación, de modo que hay que crear un modelo diferente adaptado a esta situación", resumió Sáez. "Veremos que el profesor deja de lado algunas tareas aburridas y dedica más tiempo al alumno, haciendo que la enseñanza sea más personalizada. Y lo fundamental para este último pasará por apostar por bases muy sólidas de fundamentos que le permitan reaccionar bien ante los cambios que surjan", concluyó Tricas. "Hay que entender que tenemos que vivir con el virus y no para él. Entre el 70 y el 80% de los empleos que se van a crear serán del sector STEM, así que el objetivo será combinarlo con otras habilidades como el espíritu crítico o el trabajo en equipo", remató finalmente Sangó.

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