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La agricultura, un ámbito fundamental para cumplir con la agenda 2030 en la Comunidad

El Ejecutivo autonómico pretende impulsar de manera decidida el desarrollo de la industria agroalimentaria en el territorio para la Agenda 2030, garantizando la sostenibilidad ambiental, económica y social y en línea con el Pacto Verde Europeo.

En la pandemia ha quedado evidenciada la robustez y resiliencia del sector agroalimentario.
En la pandemia ha quedado evidenciada la robustez y resiliencia del sector agroalimentario.
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El sector agroalimentario es estratégico para Aragón y para conseguir los ODS, tanto por su transversalidad –pues afecta a varios de estos objetivos–, como por su peso en la realidad del territorio. El ecosistema agroalimentario en la Comunidad supone el 10% del PIB y un 12% del empleo. Pero su potencial no se queda en las cifras, pues tiene un valor incalculable como vertebrador del territorio y contribuye enormemente a fijar población. Asimismo, ayuda a combatir el hambre y la pobreza, al ser un ámbito fundamental para alimentar a la población y, mediante una producción agrícola sostenible y de calidad, es también motor de innovación. Y sostiene la biodiversidad y los recursos naturales y sus servicios, siendo clave también frente a las crecientes presiones del cambio climático.

Consciente de su importancia, el Ejecutivo autonómico quiere impulsar el desarrollo de la industria agroalimentaria de Aragón para la Agenda 2030, garantizando la sostenibilidad ambiental, económica y social y poniendo el foco en la transformación digital, la innovación y el crecimiento empresarial. Una visión alineada con el Pacto Verde Europeo, la principal estrategia de crecimiento impulsada desde la Comisión Europea.

Robustez y resiliencia

Cabe subrayar a este respecto que durante la pandemia ha quedado evidenciada la robustez y resiliencia del sistema agroalimentario, que ha soportado tensiones en materia de producción y de distribución, como las alteraciones de los suministros mundiales, siendo aun así capaz de mantener la cadena alimentaria sin fisuras. Esta crisis ha hecho patente que es posible un cambio y que es necesario acelerar algunas transformaciones para hacer frente a otros riesgos. También una mayor formación, mejores medios, tanto tecnológicos como nuevas herramientas para calcular y reducir la huella ambiental. Es preciso igualmente asegurar una gestión sostenible del agua y sostener la contaminación difusa, aumentar la eficiencia energética y hacer el transporte más sostenible. Y, sobre todo, es imprescindible una mayor igualdad a todos los niveles, destacando la importancia de las mujeres agricultoras, ganaderas o ingenieras. 

Una serie de necesidades que están recogidas y planificadas en las inversiones que el Gobierno de Aragón hará con los Fondos europeos de recuperación y resiliencia. A este respecto, conviene recordar que los distintos planes de recuperación, tanto a nivel comunitario, como nacional y regional, pasan por la agricultura. Ejemplo de ello es el citado Pacto Verde Europeo, que cuenta con el pilar ‘Estrategia del campo a la mesa’, la cual apunta a transformar toda la cadena de producción y consumo de forma sostenible, con un menor coste energético y climático y reduciendo los recursos. Del mismo modo, en la Estrategia Aragonesa para la Recuperación Social y Económica se plasma el compromiso con la agricultura y su componente empresarial apostando por la diversificación, especialmente en actividades con alto nivel tecnológico: fomento de la economía del conocimiento, I+D+i, economía verde, turismo sostenible y economía circular.

La transformación hacia un sector agroalimentario sostenible en España es tanto una tendencia inevitable como una oportunidad enorme para Aragón. Un proceso en el que los agricultores y los ganaderos son los principales actores para el cambio. En este sentido, el Gobierno de Aragón ha invertido desde 2016 un total de 100 millones de euros que han permitido la incorporación de 1.500 jóvenes agricultores formados en prácticas responsables, circulares y sostenibles y que apuestan por las últimas innovaciones y la tecnología sostenible. 

La consecución de los ODS requiere de la ciencia y la innovación, por eso el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) desarrolla proyectos científicos, de asesoramiento técnico y de divulgación para facilitar la transición del sector agroalimentario y forestal aragonés hacia modelos innovadores y resilientes.

El diálogo social también se plasma en la cooperación del resto de agentes, como las asociaciones empresariales y clústeres, cooperativas, industrias tecnológicas y canales de distribución y comerciales. Así, la facturación de la agroindustria fue en 2019 de aproximadamente 5.250 millones de euros, con un 30% de exportación. Unas cifras que demuestran que Aragón atesora una calidad muy valorada en todo el mundo. 

En suma, es importante llegar al consumidor y que este tenga muy en cuenta la Agenda 2030 en sus hábitos de compra y alimentarios. Factores como los sellos de calidad, los productos de proximidad o evitar los desperdicios contribuyen al ecosistema y a la economía regional en el camino a la competitividad sostenible.